Chairlift tuvieron un gran éxito hace tres años con Bruises, el tema que sirvió de banda sonora para la campaña del iPod Nano. La verdad es que no sé si tuvieron muchos más hits o si su primer trabajo fue bien recibido, ya que yo pase bastante de ellos, y tan solo escuché ese single.
Tres años después vuelven con un segundo trabajo que está recibiendo bastantes mejores criticas que su debut, y que al parecer los separa bastante del “One Hit Wonder”. Sinceramente, no suenan mal, y su pop deudor del synth-pop de los ochenta está muy bien facturado. El problema que les veo, es la falta de estribillos redondos en algunas canciones, y que son excesivamente serios. Vamos, que podrían ser unos Beach House pasados por la batidora de Depeche Mode.
Lo de Depeche Mode no es nada descabellado, ya que el disco está producido – eso sí, a medias con Dan Carey – por Alan Moulder, que casi ha sido un quinto miembro de la banda de Basildon durante muchos años. Los de Brooklyn juegan a dos bandas; por un lado se dejan llevar por ritmos más bailables y sintéticos, y por el otro se van al pop más elegante y ochentero. En los dos lados tenemos donde rascar, pero también hay que decir el disco sube enteros cuando se van hacia la pista de baile. Eso sí, Take It Out On Me – esta canción me recuerda bastante a una, pero no sé cual – es de lo mejor del álbum, y forma parte de su rollo más calmado.
Wrong Opinion – ese ruido metalizado no puede sonar más al Everything Counts – , Sidewalk Safari, Meet Before, I Belong In Your Arms y el single Amanaemonesia, son las grandes ganadoras de este Something, junto con esa Take It Out On Me que mencionaba antes, y quizás son las únicas que podemos destacar. El intento de acercarse al pop menos sintetizado de Frigid Spring y Ghost Tonight no funciona, y no cuela. Por no hablar de canciones como Cool As A Fire, que me recuerdan a cosas tan horrorosas como Enya.
No es un mal disco, y si se dejan su parte más tranquila y ambiental a un lado, son bastante interesantes. Notable.
7