Se había ido de la gélida Moscú con un sabor agridulce producido por el empate en el último minuto de un rival que no había hecho nada para merecer un punto. Pero poco le importó al Real Madrid a la hora de cerrar la serie de octavos de final de la Champions League frente al CSKA. Fue 4 a 1 en un Santiago Bernabéu que vio como, otra vez, Gonzalo Higuaín abría el camino hacia la victoria para el equipo de José Mourinho. Un equipo al que le está saliendo todo bien.
No le dio opción el líder de la Liga española al conjunto ruso. Sin desplegar un fútbol brillante el Madrid fue mucho más que un rival que, a pesar de crearle algunas ocasiones de gol, pareció entrar derrotado al Santiago Bernabeu. Todo estaba parejo hasta que Ozil frotó la lámpara para habilitar a Kaká, quien tras romper el achique ruso habilitó al Pipita Higuaín para que éste abra el marcador. Hasta ahí duró la resistencia moscovita.
Musa tuvo el empate pero Casillas resolvió de manera brillante y después el arquero visitante, Chepchugov, terminó de sentenciar la historia. ¿Cómo? Respondiendo de manera deficiente a un disparo de Cristiano Ronaldo. Una contundencia típica de un equipo que no brilla en el toque del balón pero si a la hora de trasladar su dominio en el marcador.
Tanta diferencia de plantel había que Benzema entró por Higuaín y en la primera que tocó la mandó a guardar: 3-0 en un partido que no mostraba tamaña superioridad del Madrid. Porque a pesar de ser inferior, el CSKA mostró algunas cosas interesantes. Por eso no sorprendió que llegara el descuento con un golazo del serbio Tosic.
El tanto animó al cuadro ruso, que en el tramo final rondó el área de Iker pero terminó sufriendo, nuevamente la pegada de Cristiano Ronaldo (tras un gran pase de Benzema) para poner al Real Madrid en cuartos. Un Real Madrid que este año parece estar mejor que nunca para volver a ser el Rey de Europa.