Minuto 91. Brandao le gana la posición a Lúcio y remata antes de que llegue el cierre de Samuel para vencer a Júlio César. Gol del Marsella. 1-1 y el Inter eliminado de la Champions League. De nada sirvió el grito de Pazzini para decorar la historia. Era el fin del Nerazurro en la competición y era el comienzo del fin de una era del equipo de Zanetti y compañía. Porque a 17 puntos de la cima del Calcio, que le corresponde a su eterno rival Milan, y con varios jugadores muy por debajo de su nivel se viene una ‘nueva revolución’ en el club de Mássimo Moratti.
Antes que empezar a desmenuzar el presente negro del Inter queda claro una cosa: cada fracaso del equipo italiano no hace más que engrandecer la figura de José Mourinho. ¿Por qué? Porque con pocos cambios de nombres en el plantel, el campeón de Europa de 2010 pasó de eliminar al Barcelona a volver a ser ese equipo sin rumbo y que sumaba más frustaciones que alegría. Además, el portugués logró sacar lo mejor de jugadores como Julio César (que hoy es una sombre del imbatible arquero campeón), Maicon, Lúcio, Motta, Stankovic, entre los que más bajos están de nivel. Lo mismo que vivió el Chelsea tras la salida de ‘Mou’.
Lo de la caída libre no es ninguna novedad ya que dentro del propio plantel jugadores de la talla de Diego Milito (el ejemplo más claro de lo que afectó la salida de Mou) hablan de adaptación y nueva era. Lo dicen desde adentro y se lo ve desde afuera tras alcanzar la cima en 2010 con aquel doblete del ex Racing ante Bayern Munich en el Bernabeu.
Esta tarde ante el Olympique Marsella fue un equipo sin ideas que dependió de lo que podía hacer Sneijder y un par de escaladas por derecha del interminable Zanetti -quien también está por debajo de su nivel-. Poco para un equipo que debía dar vuelta el 0-1 cosechado en Francia. Sin embargo, a pesar de las limitaciones llegó el gol de Milito y todo hacía indicar que el alargue era cosa juzgada. Pero Brandao no tenía las mismas intenciones y a los 91 sepultó el futuro del Inter y el de Claudio Ranieri en su cargo. El penal transformado en gol de Pazzini fue solo para decorar una realidad negra para un equipo que este martes 13 firmó el acta de defunción de una era.