
Neill Blomkamp introduce por tercera vez al espectador en un futuro distópico, repitiéndose un poco en el universo que crea en pantalla, inclusive con una puesta en escena del mismo tipo y de igual atmósfera que en District 9 y Elysium, sus obras precedentes. De todos modos, el sudafricano nos cuenta una historia en la que el entretenimiento se pronuncia siempre como factor distintivo, casi sin intermitencias.El director se vale de la presencia de su actor fetiche, Sharlto Copley, a quien esta vez le toca ponerse en la piel de Chappie, un robot diferente por su cualidad de aprender y de sentir. Un caso excepcional que acaba siendo apropiado por un grupo de criminales durante su creación. El “niño” de titanio se nutre de lo que van enseñando, adoptando y reiterando conductas y frases que le vayan inculcando en ese proceso de aprendizaje acelerado. Lo interesante del relato radica en lo que puede llegar a acontecer si un androide que debería utilizarse para cumplir tareas policiales (como el resto de los robots que se observan en el film) cae en manos de un conjunto de sujetos con fines totalmente contrarios. Las cosas adquieren un nivel de complicación mayor si le sumamos el aspecto que implica el empleo de la inteligencia artificial propia de Chappie y las situaciones opuestas que va sorteando en el camino.


LO MEJOR:el entretenimiento que ofrece, casi sin irregularidades. La historia, entusiasma y conmueve.LO PEOR:queda la sensación de que Blomkampse repite un poco.
PUNTAJE:7,5