Al principio evitaban los charcos, como si no fueran camino transitable. Aun sabiendo que para los peques no hay camino que valga, hacen camino al correr. Pero al darse cuenta de que podían pisarlos sin problema, se han desatado. La pequeña Leia, como siempre, más comedida. Pero Luke no ha parado de saltar y reír como loco. Creo incluso que es la primera vez que salta a conciencia con los dos pies. No hace falta que os diga que han acabado perdidos. Pantalones, jerseys, chaquetones... Pero, ¿qué más da? Lo han pasado genial. Lo hemos pasado genial.
El nuevo compañero del cole, el pequeño Nuco, también andaba por allí brincando con los pequeños y correteando entre las piernas. Es un cachorro y no para de jugar, como un niño más. No he podido evitar pensar en este genial
¡A ver quién nos dice que no pisemos los charcos!