Hoy hablamos con Jordi Llavoré, escritor de terror principalmente y miembro de ESMATER. También es conocido por su primer libro de microrelatos de terror titulado 99.z y publicado por Ediciones Babylon. Con él hablamos sobre el género del terror y sus diferentes vertientes literarias.
P. Buenos días, Jordi. Gracias por concedernos esta entrevista. La primera pregunta es obligada para que nuestros lectores te conozcan un poco. ¿Quién es Jordi Llavoré además de todo lo mencionado en la introducción?
R. Buenos días, Marc y lectores del blog. Podríamos decir que es un devorador de libros y cine de terror que tiene la suerte de estar realizando una tesis sobre la figura del vampiro. También podríamos decir que es un apasionado de la literatura pulp de terror (de la Weird Fiction hasta los bolsilibros de Selección Terror) y del cine de serie B.
P. Preséntanos para todo el público 99.z. ¿Qué pueden encontrar los lectores en tu historia?
R. 99.z es la recopilación de 99 microrrelatos de temática zombi recogidos por Daniel, un joven superviviente de la epidemia Z que arrasó España. Dentro de la antología el lector podrá encontrar relatos pulp, gores, filosóficos, humorísticos..., pero con el elemento zombi común a todos ellos.
P. Tu libro 99.z es un conjunto de microrelatos. ¿Crees que existe un amplio mercado para esta forma de literatura? ¿Es el terror un género que se adecua a este estilo?
R. Personalmente, creo que todavía existen algunos prejuicios con los relatos breves o microrrelatos (hecho que me deja anonadado después de Monterroso, pero parece ser que todavía es así). No obstante, el lector de género puede encontrar en los microrrelatos verdaderos hachazos de terror que le hagan temblar con solo unas pocas líneas.
Por otra parte, algunos de los mejores libros de terror en español de los últimos años son precisamente antologías de microrrelatos como Venidos del miedo de Julián Sánchez Caramazana o Gas Mask de Santiago Eximeno, por ejemplo.
P. Mezclas el humor con el terror de forma excelente. ¿Acaso no resulta una mezcla que puede enturbiar el miedo que se quiere transmitir? ¿O por el contrario lo intensifica?
R. En primer lugar, muchas gracias por el piropo. Por mi parte, creo que el humor es una pieza que funciona muy bien con el terror si se sabe modular. Porque… ¿a quién no le ha dado la risa nerviosa al cruzar un cementerio de noche? El humor puede ser una especie de tabla de salvación cuando el horror nos atenaza con sus zarpas. Y, por otra parte, existe una nómina ingente de autores góticos que han usado el humor en sus composiciones (pienso en Walpole, Swift, Bierce, De Quincey, Poe, el dibujante Edward Gorey y un largo etcétera). Creo que el humor negro es una herramienta que nos permite sobrellevar las miserias de la vida con una mezcla de sarcasmo y cinismo.
P. ¿Nos obsequias con un microrrelato de muestra?
Ya que la editorial Babylon os regala muchos de los microrrelatos de 99.z en el siguiente enlace: http://tienda.edicionesbabylon.es/es/libros/2473-99z-electronico.html, he pensado que lo mejor sería realizar un micro para la ocasión. Lleva por título:
OXIURO
Juan Carlos no quiso sincerarse con el médico. ¿Cómo contarle que se conocía todos los prostíbulos de la Autopista del Mediterráneo? ¿O que los proxenetas le reservaban siempre a las recién llegadas para que les diera el visto bueno? No, él solo quería deshacerse de esa insidiosa comezón que tenía en los testículos. Librarse, por fin, de aquello que le había pegado alguna prostituta y que tantas molestias le provocaba. Sí que le habló, no obstante, de los picores, de los extraños bultos y de las secreciones. Al fin y al cabo, quería curarse y olvidarse para siempre de aquel incidente.
Un escalofrío le recorrió le recorrió la espalda al oír el chasquido del látex contra la mano del urólogo y sintió cómo se le erizaba el vello de la nuca al sentir cómo se acercaba el médico hasta la camilla en la que estaba sentado con los pantalones y los calzoncillos por los tobillos. Un amargo estupor le perló la frente cuando vio la mano enguantada acercar una hoja de morera a su meato, pero no supo reaccionar a tiempo. Poco después, sintió un chasquido en su interior y notó un doloroso reptar a lo largo del tronco de su pene. Se le descompuso el cuerpo al observar cómo se abría paso a través de su orificio un atávico ser en busca de alimento.
Juan Carlos todavía tuvo tiempo de ver cómo la mano del médico se iba alejando de él, con la hoja en la mano, para obligar al infernal gusano a ir abandonando, centímetro a centímetro, su cálida guarida, antes de caer desmayado sobre su propio vómito. El hambriento monstruo no tuvo ningún reparo en arrastrar tras de sí el inerte cuerpo de Juan Carlos por el suelo de la consulta hasta obtener su recompensa de la mano del sabio doctor.
P. El género Z sigue en boga. Aparecen más y más títulos que se venden bien. ¿Crees que esta moda del muerto viviente está tocando techo?
R. Se ha hablado y discutido mucho sobre la situación actual del fenómeno Z en España. Sí que es verdad que se han editado decenas de libros y antologías sobre la figura del zombi y que eso puede acabar agotando el filón (y la paciencia del público), pero creo que si surge una buena novela de terror seguirá teniendo posibilidades de llegar a los amantes del género, tenga o no zombis en su interior.
No obstante, lo que sí que es verdad es que en la literatura española de terror es fácil saturar un mercado ya que se cuenta con pocas posibilidades de promoción y un espacio muy reducido en las mesas de novedades. Con todo, yo aconsejaría a los aficionados al terror que estén saturados de zombis que prueben a darle una oportunidad a novedades como: Nekromanteia, de Daniel P. Espinosa o Caminarán sobre la tierra, de Miguel Aguerralde, creo que cambiarán de idea acerca del supuesto agostamiento del subgénero.
P. Todo el mundo estará de acuerdo en que el terror tiene mil facetas. ¿Cuál consideras que es la que te sientes más cómodo?
En efecto, el terror tiene mil caras y todas ellas reflejan nuestros miedos más básicos: ser devorados, perder a alguien querido, la muerte…
R. Por lo que se refiere a tu pregunta, permíteme que le dé la vuelta: mi opinión es que un escritor de terror debe ser, ante todo, un devorador de libros de terror. Debe ser capaz de sentir miedo con un relato ajeno (cuento, novela o película), notar cómo se le eriza el vello de la nuca al notar una presencia tras de sí; y, después, guardar esta sensación en su retina para tratar de reproducirla en sus escritos. Por lo que un escritor de terror está obligado a enfrentarse cara a cara con sus miedos, a hacerles frente y sublimarlos a través de la escritura. En mi caso, el mayor miedo que tengo suele venir del elemento “Unheimliche”, de ese ser u objeto familiar que, de pronto, se nos revela extraño, amenazante, peligroso.
P. Tengo entendido que eres un apasionado de la figura del vampiro. En este mismo blog hemos dedicado varios artículos hablando del mismo. ¿Qué es lo que te fascina de este personaje?
R. Sí, en efecto es una figura que me fascina ya que aúna varios de los miedos más profundos que tiene el ser humano: en un sentido físico, nos asusta porque se alimenta de nuestra sangre; y, en un sentido metafísico, porque es un ser que vuelve del más allá con una nueva existencia a sus espaldas. Y, a la vez, el vampiro es un ser que nos atrae ya que ha conseguido –aunque a un alto precio- cumplir el oscuro deseo de la eternidad. El vampiro (visto como ser fantástico y depredador) es un ente subversivo, capaz de alterar el orden “normal” de los acontecimientos y, a la vez, es un Otro capaz de aniquilarlos. Podríamos resumirlo diciendo que el vampiro es el monstruo que mejor ejemplifica la Alteridad: eso que no somos, pero quisiéramos ser. ¿O acaso alguno de vosotros quiere convertirse en un zombi o en una momia?
P. Ahondemos en preguntas más abstractas. ¿Qué necesita una historia de terror para perturbar al lector y hacerle vibrar?
R. Aunque es complicado de discernir qué puede perturbar al lector actual (con un acceso prácticamente total a toda la literatura y el cine de terror producidos hasta hoy mismo); hoy parece que los tiros van por presentar al público una historia con la que se sienta identificado: se suelen abandonar los castillos, las mansiones fantasmales y los lúgubres cementerios con niebla para acercarnos a la vida diaria de cualquier lector. Llegados a este punto, el terror puede presentarse con dos caras: la física y la metafísica.El terror físico, que es la que más vemos en los libros y películas actuales, es aquel que nos hace temer por nuestra vida. En él caben desde los serial killers hasta los monstruos clásicos del gótico del XIX. El lector es perturbado porque se siente frágil y vulnerable, se sabe presa ante un enemigo que busca acabar con él.
El terror metafísico, no obstante, va perdiendo entidad en los discursos actuales. Se basa en la amenaza que representan los monstruos –aunque, en el fondo, un serial killer también se suele definir popularmente como ese monstruo que solía saludar a sus vecinos- para nuestra racionalidad y nuestra idea de lo real. En otras palabras, para que exista terror metafísico debe establecerse una transgresión ejercida por un elemento fantástico.
P. ¿Alguna fórmula que satisfaga al lector empedernido de novelas de terror y que ya no se asuste por nada?
Creo que todavía siguen siendo válidas las ideas de Lovecraft para crear miedo: Lo desconocido sigue perturbándonos y eso es algo que un escritor debe tener en cuenta si quiere asustar a sus lectores. A un nivel más técnico, es importante remarcar bien la atmósfera, más que las acciones (al revés de lo que suele hacer el gore), usar adecuadamente el tempo a la hora de introducir el elemento terrorífico en el relato (pienso, por ejemplo, en Alien y en lo que tarda el monstruo en salir completo ante los ojos del espectador), etc. Y, como he dicho antes, escribir cosas que asusten a uno.
Ah, y también querría dar un consejo a los lectores de terror: un amante de la literatura de terror debe conseguirse una atmósfera para leer. No es lo mismo leer a Poe en el metro que en una fría madrugada a la luz titilante de una vela. Tiene que hacer un esfuerzo para dejarse absorber por las palabras, sentir los adjetivos, visualizar las escenas… Sólo entonces podrá sentir miedo de verdad, un miedo que le helará la sangre y le hará dormir con la luz encendida durante semanas.
P. Hoy por hoy existen muchos autores españoles que cultivan el género de terror con éxito. Sin ir más lejos hoy hablamos con uno de ellos. ¿Existe alguna receta secreta para publicar en una editorial? ¿Ha sido ESMATER una puerta de entrada al mercado?
La única receta que existe para publicar con una editorial es la de mezclar unas gotas de talento con muchos litros de constancia, trabajo y paciencia. Un escritor debe acostumbrarse a las negativas de las editoriales, a las críticas de sus lectores ceros, a las correcciones de su propia obra. Y, además, suele venir bien dejar reposar las obras unas semanas en un cajón para que respire.
ESMATER es una magnífica plataforma de promoción formada por numerosos escritores llenos de talento que han tenido la loca idea de dejarme formar parte de su grupo. Aunque el sello ESMATER todavía no tiene tanta fuerza como puede tenerlo el NOCTE, sí que es verdad que es una magnífica herramienta para dar a conocer numerosos autores y obras que, de lo contrario, podrían pasar desapercibidos a una parte del público.
P. ¿Cuál fue tu camino a la hora de empezar en el mundo de las letras? ¿Cómo has llegado hasta aquí?
Creo que mis inicios se parecen un poco a los de cualquier escritor. Se empieza de muy pequeño a imaginar finales alternativos a los cuentos infantiles, hasta que sientes que te encuentras más cómodo ejerciendo el papel de “guionista” de la historia que el de protagonista. Entonces empiezas a leer todo lo que cae en tus manos (en mi caso de Borges a Lovecraft y de Kafka a King, pasando por infinidad de autores) y vas empezando a escribir y a escribir hasta que decides lanzarte a probar suerte con los primeros premios, las primeras antologías, el primer original que mandas a las editoriales, etc.
P. ¿Y que espera el futuro? ¿Encontraremos pronto alguna otra novela de Jordi Llavoré en las librerías?
En principio, hay varios proyectos en el aire (alguno con verdadero aire de pulp) y alguna obra circulando por distintos despachos editoriales… pero no puedo decir nada hasta que no se haga oficial; aunque la mayor parte de los esfuerzos, si nada lo remedia, los dedicaré a culminar mi tesis sobre la figura del vampiro en la literatura y el cine españoles.
P. Unas últimas palabras…
Solo quiero añadir que me ha encantado compartir este tiempo contigo y con los lectores de tu blog (entre los que normalmente me hallo) y que espero que, de ahora en adelante, el lector de terror en español se acerque sin prejuicios a las obras escritas en su idioma, ya que numerosos autores de Jasso a Pedraza, de Sisi a Eximeno, de Darío Vilas a Garduño, de Tony Jiménez a Ivan Mourin, de David Mateo a Nuria C. Botey y tantos, tantos, tantos más (sin olvidar, claro está, a los maestros del pulp Ralph Barby, Curtis Garland, Keith Luger, Silver Kane, Clark Carrados, Lou Carrigan, etc.), han demostrado que no hace falta escribir en inglés para horrorizarnos.
Gracias por tu colaboración y tiempo. Esperemos desde PALABRAS DE UN HOMBRE DISPERSO reseñar próximamente tu libro. Un abrazo.