Vista de la exposición. Arts Santa Mònica, 2011. Foto: Camilayelarte
Chema Alvargonzález, Largo recorrido, 1996. Foto: Camilayelarte |
Chema Alvargonzález, Ventana ciudad Barcelona, 1995. Foto: Camilayelarte
Chema Alvargonzález, Assenza, 2003. Foto: Camilayelarte
Un enorme cuadrado negro a modo de estructura arquitectónica se erige en el centro del claustro del Santa Mònica, sus cuatro paredes nos hablan de los cuatro ámbitos temáticos que estructuran la exposición: El viaje a la deriva; Arte y Ciencia unidos por el azar; Un sueño de ciudad; y La herida de la ausencia. A través de ellos el público se adentra en el lenguaje híbrido y multidisciplinar del artista.Chema Alvargonzález, Mechr Licht, 2001. Foto: Camilayelarte
Chema Alvargonzález, Invisible, Foto: Camilayelarte
Las fotografías y las instalaciones nos hablan de los temas a los que Alvargonzález recurría y cuestionaba constantemente. La ciudad y la arquitectura se erigen como espejo de las aspiraciones humanas, lo urbano adquiere una propia poética entre real y fantasmagórica en unas fotografías que superan los límites del medio para adoptar cualidades casi pictóricas. El tema del viaje presente en las instalaciones con maletas es entendido como metáfora de la continua transformación del hombre, de la naturaleza nómada de las ideas.
Chema Alvargonzález, Maleta Ventana de luz, 2002. Foto: Camilayelarte
Chema Alvargonzález, Un sueño de ciudad, Milán I, 2001. Foto: Camilayelarte
La luz y el lenguaje no sólo en su significado sino en su forma arquitectónica, así como el sonido, son otros de los elementos que se entrecruzan y marcan el ritmo de nuestro particular viaje por la exposición. Ventanas que traslucen un paisaje urbano o túneles que nos llevan a un destino desconocido, la ciudad en Chema Alvargonzález es como el bosque en una fábula, un lugar extraño y seducente donde el artista encuentra multitud de lecturas inexploradas, un sueño que nos lleva de la penumbra a a luz, siempre más luz.