Artista: Chick Corea
Álbum: Septet
Año: 1985
Género: Jazz fusión, música de cámara, música contemporánea
Duración: 41:43
Nacionalidad: EUA
Mientras se preparaba para lanzar su proyecto eléctrico —la Chick Corea Elektric Band, por sí misma un capítulo en la historia del jazz fusión—, el pianista incursionó en otro tipo de fusión: en lugar del beat rockero, cruzó su piano “latin” con la tradición clásica y lanzó su Septet en el sello vanguardista de Manfred Eicher, ECM. Comisionado por una institución, Corea aplicó en esta obra su estilo jazzero particular a una notable instrumentación: la ampliación del quinteto clásico (piano y cuerdas) más una flauta transversa y un corno francés. El resultado es bellísimo.
[el video es referencial: una agrupación rusa tocando "Septet" en Moscú en 2018]
El disco ganó el Grammy a “Mejor composición contemporánea”, categoría que parece haber sido creada específicamente para él, pues nunca antes había existido. Pero eso es lo que no nos interesa en el blog cabezón; no son los premios de ventas los que hacen que la música valga. De hecho Septet fue un disco que cierta crítica consideró prescindible, a pesar de los premios y de que su autor es uno de los jazzistas más frecuentemente presentes en esas ceremonias con alfombra roja.
Lo interesante es la fusión que Corea logra a través de la exploración de la sonoridad de cámara desde el jazz con acento latin. La obra es un septeto para cuarteto de cuerdas (dos violines, viola y cello), piano, flauta y corno francés, que toma la forma de una sonata al presentarse en cinco “movimientos”. Una mirada purista a estas incursiones de jazzistas como Corea, similares a otras de Jarrett y muchos músicos más, en el mundo de la música “académica”, siempre tenderá a menospreciarlas: si quien mira es la academia, decide que son obras simplonas en las que la influencia de lo popular es demasiado presente; si es el jazz quien mira, dirá que es pretencioso el músico popular que pretende incorporarse en la cerrada y elitista tradición.
Pero todos esos juicios son sólo opiniones que le caen a cualquier tipo de música. Si algún valor tienen estas exploraciones que resultaban pioneras hace 30 o 40 años, es que acercaban mundos. Jarrett y Corea, Garbarek, Gismonti y tantos genios más, a través de la clara visión de sellos como ECM o Nunsuch, lograron la aproximación de públicos “que no se hablaban” como el del jazz y el de la música clásica, especialmente cuando los oyentes eran jóvenes, y prepararon el terreno para un porvenir de cruzamientos, de abolición de fronteras, de vencimiento de estereotipos, que es el lugar hacia donde evoluciona la música sin cesar.
El “Septeto” de Corea es una obra muy bien estructurada; si arranca con cierta rigidez, la va perdiendo conforme avanza, siendo el último movimiento el que más suena a improvisación, aunque ahí no hay notas no escritas; esa es la maestría del compositor que ha logrado establecer los aprendizajes del más libre de los géneros en el riguroso pentagrama de los clásicos. La obra fue escrita por comisión y no por capricho de su autor: fue un encargo de la Sociedad de Música de Cámara del Lincoln Center, que pidió a Corea la pieza para presentarla en el Festival del Nuevo Mundo celebrado en Miami en junio de 1982. Poco más de dos años después, miembros de esa misma sociedad filarmónica acompañaban a Corea en la grabación de la pieza para ECM. Uno de ellos venía de trabajar con Corea en otro proyecto pionero de ECM: el disco Voyage con material para piano y flauta, con el mismo flautista que toca acá: Steve Kujala.
Sobre el proceso de creación, Corea dice en las notas del disco:
Escribir Septet fue la primera vez que como compositor me aventuré a crear una pieza completamente escrita de esta longitud y complejidad. Debo decir que me divertí mucho haciéndola. Comencé sin ninguna idea sobre la forma, sino pensando que improvisaría la forma conforme escribiera. Sólo seguí escribiendo hasta que se me acabó el tiempo, y entonces escribí un final. La interdependencia rítmica de cada parte es lo que genera el reto técnico de tocar esta pieza. Ida en el primer violín y Fred en el cello tallan las líneas que guían la ejecución.El disco cierra con un tema más, arreglado para el mismo ensamble, aunque ignoro si fue escrito así originalmente; me da la impresión de que no, pues suena mucho al Corea que conocemos más generalmente como líder de agrupación jazzística (sea Return to Forever, la Akoustic o la Elektric Bands, los trios y cuartetos e incluso los solos). Se trata de “El templo de Isfahan”, dedicado a una estructura arqueológica en Irán sagrada para los zoroastristas de tres o cuatro centurias antes de la era crsitiana.
El templo de Isfahan
Gran disco del genial pianista Chick Corea explorando el vasto mundo de la música de cámara. Y para demostrar su actualidad, está el video con que empieza esta entrada, en manos de una agrupación rusa en 2018. No hay mejor homenaje (hay que notar cómo en esta versión el cello es más protagonista que en la original, donde es naturalmente el piano el que marca el paso).
Lista de Temas:
Septet1. 1st Movement2. 2nd Movement
3. 3rd Movement
4. 4th Movement5. 5th Movement
6. The Temple of Isfahan
Alineación:
- Chick Corea / piano
- Ida Kavafian / violín
- Theodore Arm / violín
- Steven Tenenbom / viola- Fred Sherry / cello- Steve Kujala / flauta- Peter Gordon / corno francés