Uno de los problemas más serios y urgentes al que se enfrenta la Humanidad es el cambio climático. A esta amenaza se le unen otras como el crecimiento demográfico, la degradación de los suelos cultivables, el agotamiento de los acuíferos y la pérdida de biodiversidad. Cada una de éstas es una gran crisis en potencia que pone en peligro nuestro estilo de vida. Y no hay un lugar donde todo esto sea más visible que en China.
China se está industrializando a velocidad de vértigo, transformándose en líder económico en menos de 2 décadas. Tanto los nuevos millonarios como las decenas de millones de chinos corrientes que ya no viven en la pobreza, están poniendo en peligro el capital ecológico de China, para el que el crecimiento económico ha sido desastroso.
Los datos hablan por si solos:
- El 20% de la biodiversidad del país está amenazada.
- El 75% de sus lagos están contaminados por los vertidos agrícolas e industriales.
- El río Amarillo está agotado y es tóxico en gran parte de su cuenca baja.
- Casi todas la aguas costeras del país están contaminadas por aguas residuales, pesticidas y vertidos de petróleo
- Ocurren unas 90 mareas rojas venenosas al año.
- Unos 15.000 Km2 de praderas son degradados anualmente a causa del pastoreo extensivo y la sequía.
- Cae lluvia ácida sobre la cuarta parte de sus ciudades.
- 3 de cada 4 residentes urbanos respiran un aire que está por debajo de los estándares sanitarios mínimos.
Alarmante ¿no es cierto? Pues la cosa no queda ahí. El uso de petróleo en China se ha duplicado en el periodo 1997 – 2007, y si los chinos siguen a este ritmo, para 2030 lo utilizarán al mismo ritmo que los americanos.
China necesitará en 2030 unos 100 millones de barriles al día. Sin embargo, la producción mundial en la actualidad es de unos 80 millones de barriles diarios, y es poco probable que aumente muchos más esa capacidad antes de que se alcance lo que se conoce como pico del petróleo (peak oil).
No hay bastante petróleo en el subsuelo como para abastecer el consumo chino hasta los niveles occidentales
Ocurre algo parecido con los alimentos. A medida que los chinos incorporan en su dieta cantidades mayores de carne y derivados lácteos, hacen falta más cereales. Si para 2030 en China su población se alimenta como lo hacen en Estados Unidos, se requerirán dos tercios de las cosechas mundiales de hoy en día.
Si la propiedad de automóviles llegase entre los chinos al nivel actual americano de 3 coches por cada 4 personas, la flota automovilística china sería de 1.000 millones para 2030. Para hacernos una idea, la flota mundial actual es de unos 800 millones.
En casi todos los sectores de utilización de recursos, la ascensión de China a los niveles de consumo occidentales exigirá más de lo que el Planeta puede suministrar.
Pero no podemos olvidarnos del cambio climático, y que su impacto sobre China será grave, lo que empeorará aún más el golpe que sufrirán el país y la Tierra cuando se alcancen sus topes ecológicos.
Un estudio conjunto de los gobiernos chino y británico indica que en el último tercio del siglo XXI, si las temperaturas globales son más de 3 grados más altas que en la actualidad, la producción agrícola de China se derrumbará. Las cosechas de cultivos vitales como el arroz, el trigo y el maíz caerán por debajo del 40%, quizás más si se agotan los suministros de agua para el regadío.
Es probable que los mercados mundiales pudieran suplir la carencia de alimentos, pero los centros de producción agrícola también están sufriendo un declive generalizado, ahora suave pero susceptible de agravarse con el paso de los años.
Otros gigantes relativamente cercanos a China como India y Pakistán tampoco están en una mejor situación y es probable que llegado el momento agravarán la crisis que acecha a China.
¿Piensas que ya es demasiado tarde para actuar?