Un equipo de astrónomos ha descubierto dos chorros simétricos en lados opuestos de una estrella creciente, que experimentan un retardo sincronizado: expulsando gas y polvo con una diferencia entre ambos de cuatro años y medio.
El hallazgo, que requirió la visión infrarroja del telescopio Spitzer de la NASA, está ayudando a los astrónomos a comprender cómo los chorros se producen alrededor de estrellas que se están formando, incluidos los que se asemejan a nuestro sol cuando era joven.
“Se necesitan más estudios para determinar si otros chorros tienen retrasos”, dijo Alberto Noriega-Crespo parte del equipo del Spitzer y miembro del Centro de Ciencias del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, quien además es co-autor del nuevo estudio que será publicado en la edición de abril de Astrophysical Journal Letters. “Ahora conocemos al menos un caso, en que parece haber un retraso, lo que nos dice que algún tipo de comunicación puede estar diciendo a los chorros cuando producirse.”
Este tipo de chorros son una fase activa en la vida de una estrella joven. Una estrella que empieza como un colapso, acumulando gas y polvo. Expulsando chorros supersónicos de gas, la nube ralentiza su giro. Cuando el material cae sobre la estrella en crecimiento, se desarrolla un disco alrededor de ella, formado por remolinos de material y chorros gemelos que son lanzados desde la parte inferior y superior del disco, como una peonza.
Una vez que se encienda la estrella y brilla, los chorros mueren y el disco empequeñece. En última instancia, los planetas pueden formarse de material que queda en el disco giratorio.
El descubrimiento de la demora de tiempo, en los chorros llamado Herbig-Haro 34, también ha llevado a los astrónomos a calcular el tamaño de la zona donde se generan los chorros. Las nuevas observaciones del Spitzer limitan esta zona a un círculo alrededor de la joven estrella de un radio de 3 unidades astronómicas. Una unidad astronómica es la distancia entre nuestro Sol y la Tierra. Esto es aproximadamente 10 veces menor que las estimaciones previas.
“Dónde se encuentra actualmente la Tierra fue quizás una vez un lugar muy violento, donde era expulsado gas y polvo del disco que rodeaba nuest5ro sol a alta velocidad“, dijo Alex Raga de la Universidad Nacional Autónoma de México, autor principal del artículo.“Si es así, la formación de planetas como la Tierra depende de cómo y cuando este fenómeno acabe. Esencialmente, cada estrella similar a nuestro sol ha pasado por un proceso de formación similar”.
Uno de los chorros Herbig-Haro 34 ha sido estudiado ampliamente desde hace años, pero el otro permanecía oculto tras una nube oscura. La sensible visión infrarroja del Spitzer fue capaz de perforar esta nube, revelando el chorro oculto con más detalle que nunca. Las imágenes del Spitzer muestran que el chorro recién descubierto es perfectamente simétrico a su gemelo, con idénticos nudos de material eyectado.
Esta simetría resultó ser clave para el descubrimiento de la temporización de entre ambos. Al medir las distancias exactas de los nudos de la estrella, el equipo se dio cuenta de que, para cada nudo de material perforado por un chorro, un nudo similar se disparaba en la dirección opuesta 4.5 años más tarde. Este cálculo también depende de la velocidad de los chorros, que era conocido desde los estudios previos por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA. Otros chorros simétricos similares a estos han sido observados de cerca antes, pero no está claro si también están experimentando retrasos.
Los astrónomos dicen que existe algún tipo de comunicación entre los chorros Herbig-Haro, probablemente transportada por ondas de sonido. Conocer la duración de la demora del tiempo y la velocidad del sonido les permitió calcular el tamaño máximo de la zona del chorro.
El equipo de la astronomía está analizando otros chorros estudiados por el Spitzer, en busca de más evidencias de estos retrasos.
Las observaciones del Spitzer se hicieron antes de que agotara su refrigerante líquido en mayo de 2009.
Autor: Whitney Clavin
Enlace original: NASA’s Spitzer Discovers Time-Delayed Jets Around Young Star