Revista Arte

Christo. In memoriam, el mundo como galería de arte

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

"El arte sigue siendo, como en los tiempos de sus logros más altos, logos fiel a su etimología, ese leg común a latín y griego cuyo sentido original es "reunir, coger y escoger" y que así evoca la idea de vincular y unir a la vez, inseparable de aquélla, la de distinguir y escoger".

Jean Clair. La responsabilidad del artista. 1998

"El verdadero arte carece de significado"

Christo. Diario La Vanguardia. 28 de febrero 2000

Recientemente hemos tenido la noticia del fallecimiento del artista búlgaro Christo (Gabrovo, Bulgaria. 1935 - Nueva York. 2020), uno de los más reconocidos artistas del nuevo realismo y del land-art y famoso por sus "empaquetamientos" de objetos, edificios y grandes zonas urbanas y rurales -playas, montañas, ríos...-.

De todos modos, él mismo no se sentía integrante de esos dos movimientos, sino que prefería verse como miembro del enviromental art. La mayoría de sus intervenciones las hacía conjuntamente con su esposa, la arquitecta Jeanne-Claude (Casablanca, Marruecos. 1935-2009), principalmente desde el año 1994, cuando firmaban conjuntamente los proyectos. Casualmente ambos nacieron el mismo día, mes y año.

En Barcelona expuso en diversas ocasiones en la galería Joan Prats, donde se pudieron presenciar los dibujos y grabados relacionados con sus proyectos. Algunos nunca llegaron a realizarse, ya que se contabilizan unos 60 de los que más de la mitad no se llevaron a cabo, pero sí que han quedado plasmados a través de dibujos, grabados, fotografías y videos.

Christo nació en Gabrovo localidad situada en el centro de Bulgaria, al pie mismo de los Balcanes. En ella se encuentra la Casa del Humor y la Sátira, museo inaugurado en 1972, donde se hallan las esculturas de Don Quijote y Sancho Panza que vigilan la entrada del museo. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Sofía. Su padre era empresario y su madre artista. Ambos sufrieron la persecución comunista, por lo que Christo se fue a vivir a diversas ciudades europeas: Praga, Viena y Ginebra, hasta que se exilió a París en 1958, instalándose en una buhardilla en los Campos Elíseos para así poder desarrollar su actividad creativa con plena libertad. En sus inicios se dedicó a pintar retratos y venderlos casa por casa. En la capital francesa conoció a Jeanne Claude Denat, con la que compartirá su vida hasta el momento de su muerte. La circunstancia por la que llegó a conocerla fue a través de su madre que le encargó un cuadro, aunque nunca tuvo una buena relación con sus suegros.

En París entra en contacto con el crítico Pierre Restany, creador del movimiento denominado nuevo realismo, considerado como el equivalente al neodadaísmo estadounidense, a partir de un manifiesto aparecido en 1960 que designaba a un grupo de artistas, entre los que había Yves Klein, Arman, Martial Raysse, Jean Tinguely, Daniel Spoerri, Cesar, Mimmo Rotella, Raymond Hains, Jacques Villeglé y Niki de Saint Phalle, que se apartaban de la abstracción inclinándose por el arte objetual, el arte de la acción, el happening y el assemblage.

Su primer proyecto fue en la capital francesa en 1962, concretamente en la rue Visconti en pleno Barrio Latino, donde había diversas galerías de arte. Propuso cerrar la calle con una serie de barriles de petróleo, denunciando la creación del muro de Berlín. Finalmente, no se llegó a realizar. Tres años más tarde efectuó su primera gran obra en el puerto de Colonia, cubriendo diversos barriles de petróleo con una tela.

En 1964 se traslada a Nueva York, ciudad en la que residirá hasta su muerte. Allí se interesa por el land art, término propuesto por Robert Smithson, en el cual el paisaje y la obra de arte se fusionan. Otros artistas de esta tendencia son Robert Morris, Dennis Oppenheim, Richard Long, Walter de Maria ... Los artistas emplean materiales que se extraen de la propia naturaleza: piedras, madera, arena, agua, fuego... Se produce una relación entre la escultura y la arquitectura del paisaje. De hecho, se trata de alterar o cambiar el propio paisaje, ocasionando en el espectador un sentimiento y emoción similar al de contemplar una obra plástica, pero con la particularidad de que a veces él mismo puede intervenir en la obra, aunque sea efímera. El artista dialoga con el entorno para comunicar sus propias ideas y sensaciones.

El trabajo que le catapultó a la fama se produjo en la Documenta 4 de Kassel en 1969, al crear un enorme tubo de polietileno de 5.600 metros cúbicos suspendido mediante una serie de grúas que se podía ver desde muy lejos, concretamente a 25 kilómetros de distancia. Estaba suspendido a unos 80 metros de altura y tenía 10 de diámetro, oscilando de modo lento en el aire.

Obras monumentales

Como seria exhaustivo referirse a los más de sesenta proyectos de Christo y Jean-Claude, solamente haremos mención de los más destacados, como por ejemplo en 1968 cuando empaqueta la Kunsthalle de Berna que, de hecho, fue su primer trabajo en un edificio público. Un año más tarde interviene en Sidney con la instalación Wrapped Coast en Little Bay. En 1972 realiza en la carretera estatal 325 de Colorado, Valley Curtain, en que una cortina de un color naranja muy brillante atravesaba el valle de Rifle Gap. Se tardaron dos años en su montaje, aunque tuvo que desmontarse al poco tiempo previniendo un posible accidente, sobre todo en el caso de una imprevista tempestad. De este trabajo se filmó un documental que fue nominado a un Oscar al mejor cortometraje documental de 1974.

En 1983 realiza Surrounded Islands, en la bahía Biscayne de Miami, cuyas once islas fueron rodeadas de un tejido flotante. Para este proyecto se necesitaron 650.000 metros cuadrados de tela rosa. El propio artista comenta que la obra de arte no es la tela, sino que "la tela es sólo uno de los elementos de la obra; otro de los elementos son las propias islas, su forma, su tamaño, el agua, el cielo...".

Posiblemente su obra más importante en aquel momento fue en 1985 cuando empaquetó el Pont Neuf de París, el más antiguo de la capital francesa (1578-1606). Requirió diez años de un esfuerzo continuo para obtener el permiso mientras solamente se necesitaron dos semanas para envolverlo. De todos modos, la mayoría de sus proyectos precisan varios años para que puedan efectuarse, principalmente por la enorme complejidad de su ejecución, así como por el gran número de trámites burocráticos y permisos que se necesitan.

Se emplearon doce kilómetros de cuerda de polipropileno para atar 40.000 metros cuadrados de tela. Para darse cuenta de la dificultad del proyecto, cabe destacar que trabajaron en la instalación 250 personas, desde hombres rana, montañistas, matemáticos -para medir la dirección y fuerza de los vientos-, podadores de árboles... Christo señala que "la obra de arte debe carecer de propósito". Un aspecto importante es que, dependiendo de la hora del día, el efecto de la luz sobre las telas y su reflejo en el agua es diferente, lo que provocó que el público visitara el puente en diversas ocasiones. Según Soledad Gallego-Díaz, durante "la noche, una tenue luz de tonos amarillos resalta aún más la suavidad del tejido".

En 1991 realizó el proyecto de los parasoles en Japón y Estados Unidos, a través de un conjunto de grandes sombrillas azules -en un valle a 120 kilómetros de Tokio- y amarillas -en un árido valle cercano a Los Ángeles- de aluminio y lona (unas 3.100 en total), de 6 metros de altura, con un diámetro de 9 metros y 200 kilos de peso cada una. Por desgracia hubo dos accidentes mortales. El primero se produjo en California, donde una mujer murió aplastada al cerrarse inesperadamente una sombrilla, y el segundo en Japón, cuando un trabajador resultó electrocutado mientras estaba desmontando una sombrilla. Debido a estas incidencias el artista decidió clausurar el proyecto.

Otro proyecto de gran trascendencia pública fue en 1995 cuando se cubrió durante dos semanas el Reichstag, sede del Parlamento federal en Berlín, mediante un tejido de polipropileno. En 1971 se produjo la primera petición para envolverlo, por ello cuando por fin se pudo hacer Christo declaró que agradecía "a los diputados su tolerancia con la creatividad", ya que existía un gran recelo por parte de los políticos alemanes de aceptar la idea de empaquetar un edificio tan relevante. Las dimensiones de la tela eran monumentales: 100.000 metros cuadrados. El coste fue de 10 millones de marcos (unos 5 millones de euros actuales), sufragado por el propio artista a través de la venta de cuadros y posters del proyecto. Para él, el sentido del arte "además de los aspectos estéticos, es dirigir la atención del público hacia un objeto, fomentar discusiones, provocar la adhesión o el rechazo, pero siempre obligar a ocuparse del proyecto". Fue visitado por cinco millones de personas y en aquel momento fue la obra que más público congregó, aunque no tuvo la visita del canciller Helmut Kohl, que se negó desde el principio a apoyar el proyecto, porque según sus propias palabras, "todavía sé distinguir entre el arte y una operación de relaciones públicas".

Tres años después envolvieron 163 árboles en tonos grises en el parque que la Fundación Beyeler tiene en Riehen, localidad cercana a Basilea. Los árboles rodean todo el museo que fue creado por el arquitecto italiano Renzo Piano. Para envolver los árboles hicieron falta 55.000 metros cuadrados de un tejido de poliéster y 23 kilómetros de cuerdas. En 1999 intervinieron en el gasómetro de Oberhausen, en la cuenca del Rurh, depósito de gas coque construido en 1928, considerado como uno de los mayores edificios de esta índole existentes en Europa, donde instalaron 13.000 barriles de petróleo pintados en siete colores diferentes. La obra se tituló El muro, aunque en esta ocasión no tenía connotaciones políticas. El hecho de que aparezcan barriles de petróleo no es extraño ya que es un tema recurrente desde el año 1958.

En 2005 pudieron realizar el proyecto The gates en Central Park, que se presentó en la galería Joan Prats en 2000. Se instalaron 15.000 puertas o estructuras de acero a lo largo de 35 kilómetros de senderos. Cada puerta tenía una altura de 5 metros. Encima de ella se colgaba un panel de tela que se iba moviendo por el viento. El alcalde de Nueva York Michael Bloomberg se mostró entusiasmado con el éxito obtenido.

Más adelante, concretamente en 2016 intervino en el lago Iseo, situado en la región de Bérgamo, con la obra Floating Piers, donde comunicó la ciudad de Sulzano con dos islas vecinas a través de una pasarela naranja de tres kilómetros de pontones flotantes. Era como caminar por las aguas.

La obra más reciente es The London Mastaba, una escultura flotante en el estanque de Hyde Park al lado mismo de la galería Serpentine de Londres. La mastaba se construyó a partir de siete mil bidones policromados, de la que el propio Christo señalaba que "mi mastaba no tiene ningún significado ni es útil: es volumen y luz".

Exposiciones en Barcelona y Madrid

La primera exposición de Christo en Barcelona tuvo lugar 1975 en la desaparecida galería Ciento. Dos años después se pudieron contemplar sus trabajos en las galerías Trece -dibujos y obra gráfica- y Joan Prats, espacio donde cubrió el suelo de tierra y envolvió las paredes. En la Joan Prats realizó diferentes exposiciones en los años 1986, 1991, 2000 y 2008. En 1991 se exhibieron una serie de piezas que iban desde 1958 hasta 1991, a modo de retrospectiva, entre ellas algunos objetos embalados de botellas, latas y botes, que según Conxita Oliver "esconden misteriosamente el contenido en contraste con otros no empaquetados que mantienen su propia identidad". Había también dibujos y collages de sus intervenciones en el Reichstag y The Mastaba en el desierto de Liwa a un centenar de kilómetros de Abu Dhabi en los Emiratos Árabes, proyecto diseñado en 1977 que consiste en realizar una gigantesca mastaba formada por 410.000 barriles de petróleo, y que hubiera sido su única obra permanente, así como algunas modificaciones paisajísticas, caso de Little Bay y Valley Curtain, entre otros proyectos. Posiblemente, una de las obras más impactantes presentes en la muestra era el proyecto que nunca se llegó a realizar como era el de envolver el monumento a Colón de Barcelona. En 2000 se presentaron dos proyectos: The gates y Over the river, que consistía en tender unos paneles textiles por encima del río Arkansas en Colorado durante varios kilómetros, sujetos por unos cables de acero anclados en ambas orillas.

En 1999 se pudo contemplar una parte de sus obras en el Centro Cultural de la Fundación La Caixa, en la localidad barcelonesa de Vic, donde se exhibieron una docena de litografías y un dibujo original, todos ellos procedentes de la propia colección de La Caixa. En 2002 expone en la sala de arte Josep Bages-Torre Muntadas de El Prat de Llobregat, Barcelona, con las mismas obras que se exhibieron anteriormente en Vic. En Madrid expuso en las salas de La Caixa de Madrid, donde se pudo ver su intervención en Surrounded Islands, a través de maquetas, fotografías y documentos.

Proyectos pendientes

Al margen de la cuarentena de proyectos que nunca llegaron a efectuarse, una de ellos sí que hubiera podido llevarse a cabo si no hubiera fallecido el artista, ya que estaba previsto que en el otoño de 2021 se empaquetara L'Arc de Triomphe, en la parisina plaçe de l'Étoile, monumento en memoria de Napoleón. De todos modos, el equipo del artista declaró después de su muerte que el proyecto seguía adelante.

Asimismo, durante el trascurso del presente año se hará una retrospectiva -si las circunstancias actuales de la pandemia del covid19 no lo impide- en el Centro Pompidou de Paris de las maquetas, dibujos, grabados, videos y documentales de los grandes proyectos de Christo y Jeanne-Claude.

William Gomperts, corresponsal de arte de la BBC, destaca de Christo que se mostraba "desinteresado en las estériles paredes blancas de los museos modernos donde los objetos se exhiben alejados de la vida cotidiana (...). Nos mostró que el mundo podía ser una galería de arte". La idea de transformar lo cotidiano en objeto artístico, acerca al público a una nueva dimensión, donde el entorno, el ambiente y sobre todo una nueva percepción visual, hacen que el espacio público sea otro, diferente a la realidad. El hecho de vestir un edificio, monumento, río, lago, montaña o playa, para luego desnudarlo de nuevo, demuestra que lo efímero también forma parte de nuestro mundo, en que no hay nada que sea eterno.


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