Llevo todo el invierno queriendo comer chocolate con churros. Y hablo del invierno en presente, por que a pesar de que el calendario marca 30 de abril, los nueve grados y la lluvia constante dicen lo contrario.
Y de la forma mas tonta, con la compañía menos agradable (jefes, jefes y más jefes) acabo comiendo chocolate con churros, como excusa para mostrar nuestra gastronomía a nuestros camaradas extranjeros. Si es que somos la mar de majos, oye. Que si tortilla, que si ruta de pinchos, que si chocolate con churros... pues nada, que yo casi que prefiero terminar las reuniones y comer en mi casa. O con J. O con mis amigos. O de mariscada con Eneko y Zuloko.
Enfin, al menos me he quitado el mono del chocolate con los churros. Bueno dejémoslo en os churros, por que el chocolate, ni sabia a chocolate, ni tenia la mejor textura, era algo raro la verdad. Aún me viene a la mente el chocolate a la taza de Alma de Cacao, el que viene con aroma de canela, sin duda, hasta el momento, mi favorito.
Pero bueno, que si tenéis antojo como yo, en Bilbao hay mil sitios mejores que el Oh La La de Barakaldo, al menos, para mi.
OH LA LAPaseo de los fueros, 4
El chocolate, sin fuerza, sin sabor y con miles de burbujas de aire. No tenia esa cremosidad, esa densidad que me espero de un buen chocolate a la taza. Y los churros...ya nadie los hace al momento, pero al menos, estos, aun siendo congelados, eran gorditos y de lazo. Os diria el precio, pero ni idea, esta vez, me invitaron.