Revista Salud y Bienestar

Cíborgs de la vida real…

Por Míriam Lihi

En la Feria de Berlín han presentado los nuevos implantes electrónicos que se ponen bajo la piel

Cíborgs de la vida real…

En la Feria que tiene lugar en Berlín en el salón de electrónica IFA han puesto el primer implante electrónico a Rainer Bock, un joven voluntario, mediante una aguja. El microchip es muy pequeño, tiene el tamaño de un grano de arroz y se coloca fácilmente bajo la piel. Según Bock, de 36 años de edad, la intervención no le hizo nada de daño y está encantando con la idea de poder interactuar con objetos que estén conectados a él mediante el microchip. Recibe el nombre de NFC que significa Comunicación de Campo Cercano. Pero la empresa que fabrica estos chips ha desvelado un secreto. Bock no es realmente el primer implantado sino que ya hay unos 10.000 más correteando por el mundo.

Mucha gente habla de los nuevos cíborgs de la humanidad pero el joven de la feria insiste en que no se le hagan comparaciones con Terminator: “Esa gente quiere ser parte de internet (…) Para mí tan sólo es curiosidad.Dudo que se puedan hacer cosas tan excepcionales.

Otro de los cíborgs es Evgeni Chereshnev, uno de los dirigentes de la empresa Kaspersky. Algunas de las cosas que puede hacer con su NFC es encender y apagar las luces de casa, twitear, encender su teléfono sin necesidad de teclear un PIN e incluso abrir la puerta de la oficina sin llevar tarjeta. Y todo ello lo hace sólo con mover la mano. 

La idea del chip es que se puedan emplear también como medio de pago. Es decir, usarlo como tarjeta, o como tarjeta de bonos de transporte o incluir en ellos información del historial clínico. Es decir, que lo que se pretende es que todo lo que se podría poner o hacer con una tarjeta se pueda ahora incluir en los chips y hacerlo solamente con la mano. Ya no podremos perder la tarjeta ni nadie nos la podrá robar a no ser que no hagan un corte para sacarla. Pero aunque parezca mentira, también lo pueden piratear.

Chereshnev dice que “Para acceder a mis datos, hay que saber dónde está exactamente mi chip y tocarme”, pero la verdad es que aún queda mucho por investigar. Los datos de los chips aún no están lo suficiente protegidos, ni siquiera están encriptados. 


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