Cicatrices de la Vida

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Ya sé que me lo habéis oído más veces. Las arrugas son cicatrices de la vida y por eso hay que cuidarlas y mimarlas.

Pero recientemente hemos asistido a la presentación de una nueva línea cosmética encabezada por una de las mujeres más elegantes y bellas pero también la más fotoshopeada de España.

Y en un cajón tenía guardada esta imagen de Sharon Stone al natural. La guardé porque me pareció fascinante y hermosa hasta decir basta. Me atrae su sonrisa, la viveza de su mirada, y me fascina la expresión que sus arrugas otorgan al rostro. Se la ve pletórica, radiante y feliz.

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Sharon Stone protagonizó una campaña publicitaria para una gran firma cosmética. Fue una campaña muy cuidada y bonita, pero sinceramente, no era Sharon. Esto no es una crítica al supuesto engaño al que nos someten con la publicidad, ni mucho menos. Creo que todos somos ya mayorcitos para saber distinguir y las campañas están hechas para llamar la atención y así debe de ser. Cada cual que llame la atención como mejor le parezca para su marca siempre y cuando respete los órdenes establecidos.

Lo que hoy quiero es volver a hacer una llamada a la reflexión sobre las arrugas. Y es que no entiendo porqué nos empeñamos en exterminarlas. No entiendo cómo se puede supuestamente crear una línea cosmética y anunciarla bajo los efectos del fotoshop. No entiendo porqué las marcas tienen que anunciar sus productos con rostros que mas bien parecen salidos de un video juego. Y no por nada, sino porque no entiendo por qué tenemos que considerar a las arrugas como a nuestro peor enemigo.

Nuestra marca defiende la naturalidad y esto no va reñido con el cuidado ni con la calidad de la piel. La piel madura necesita más tratamiento, más cuidado y más protección. Las arrugas no es que sean bellas, es que necesitan más mimos para estar hermosas. Son la clave de nuestra expresión y la historia de nuestra vida. ¿Renunciamos a ello?

Si estamos orgullosos de nuestra vida, de nuestras experiencias, de lo que aconteció en otras etapas, entonces nuestras arrugas sólo nos recordaran que hemos y seguimos viviendo. Las cuidaremos para que no se estropeen.

A una edad la piel tiene que presentar un aspecto saludable, luminoso y radiante. Y las arrugas no significan enfermedad, ni tristeza ni oscuridad.

Yo estoy orgullosa de mis canas, de mis arrugas y también de cuando me duelen las articulaciones. Son los gajes naturales de ir cumpliendo años.

Y  me seguiré riendo hasta de mis arrugas.