CICLISMO, EL PERVERSO EXPERIMENTO DEL PODER
Llevar al hombre a la luna, hacerle saltar desde la estratosfera, auparle a cumbres eternamente nevadas, atravesar nadando la distancia marítima entre continentes o explorar la supervivencia a kilómetros de profundidad, todo eso, lo deseo el hombre antes de conseguirlo.
Las informaciones que del ciclismo nos llegan, tomando como ejemplo a Lance Armstrong, es una cortina de humo para ocultar ciertas prácticas perversas en los profesionales de la bicicleta pero, así como Perseo se envolvía en su manto de niebla para perseguir a los monstruos, podemos tapar nuestros oídos y ojos para renegar sobre la toxicidad de la ideología de los poderosos con el deporte.
El deporte es un juego, un negocio para algunos y también una profesión. Jugar no es fantasear que se juega, para fantasear no necesito la realidad, sin embargo para jugar siempre se necesita tomar un elemento de la realidad.
Y en la realidad podemos leer citando a Karl Marx: “la riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un “inmenso arsenal de mercancías”. La mercancía es, en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de las fantasías, no interesa en lo más mínimo para estos efectos”
Y aunque la fantasía también sea del orden de la necesidad como lo es la satisfacción del hambre, no interesa como ése objeto que llamamos mercancía, satisface las necesidades humanas si directamente como medio de vida o indirectamente como medio de producción.
Sin embargo nada puede satisfacer la ambición inmortal del poder y se puede envenenar al deportista que hay en cada sujeto para ascender dando pedales, serpentear las curvas de la muerte y a tumba abierta descender con su cuerpo sobre una indefensa bicicleta.
Hacer del deportista enfermo de cáncer, un héroe primero y un mecenas para después destruirlo como mentiroso, estafador y villano es efecto de la ideología del pensamiento único, de la razón, del poder absoluto y del fanatismo cruel que podemos observar, también, en la salud, la educación y la cultura.
Cuando se emite la información, sobre el dopaje en el deporte, se debe aceptar que: se habla con palabras y se dice entre las palabras, luego decimos más de lo que creemos hablar y con la máquina grupal productora de sujetos se puede escuchar la ideología del que habla, qué dice y a quién se dirige cuando se da un comunicado.
Después de estudiar las últimas noticias sobre el ciclismo y podríamos hablar de cualquier otra práctica deportiva:
Queremos dejar constancia que ninguna droga transforma la personalidad, es decir el que embriagado atropella en la carretera a un ciclista no es por borracho que lo mata sino por asesino.
Queremos dejar constancia que ninguna droga le gana a nadie sobre el terreno de juego. Con el narcodólar se puede comprar clubes deportivos, construir estadios pero Perú, Colombia o la India ya se habrían proclamado campeones de todo y no es así..
Queremos dejar constancia que cuando todos lo saben y nadie lo habla es un pacto, pues no hay silencio antes de hablar y todo acto humano es un acto significante, es decir ningún acto humano genera otro acto humano, lo que se desea son deseos. Hablar del dopaje o no hablar del cuerpo capaz de doparse tan sólo para alcanzar la meta y con ello sostener sobre el pecho, espalda y cabeza la publicidad del que paga.
Queremos dejar constancia que la queja produce una satisfacción inmediata sin embargo el número uno “el nomber one” marca el cuerpo fragmentado y éste fantasma universal de cuerpo fragmentado es significante del uno sexual. Dicho de otro modo los experimentos ideológicos que invierten miles de millones de dólares y euros en hacerle hablar a un mono son “perversos” pues el patrocinador sabe que si hablara se trataría de un hombre, sin embargo ese dinero podría destinarse a escuchar a los deportistas que cual labriegos antes de enfrentarse con el rocío del alba y los tajos de viento en los riñones necesitan una copa de aguardiente o suero glucosado enriquecido.
¿Qué hacer?
Queremos dejar constancia que el psicoanálisis no es adictivo, es aditivo y en la redacción de la próxima Ley del Deporte debe estar presente la escucha poética y la interpretación psicoanalítica.
Dr. Carlos Fernández
Médico Psicoanalista
www.carlosfernandezdelganso.com