Revista Espiritualidad

CICLOS (Junio 2011)

Por Srigangamata @SRIGANGAMATA

“Todo nace y todo muere,
es la ley, y sin embargo,
unos mueren por morirse no más,
y otros por algo…”
(J. Larralde)

Tanatos y yo tenemos un modo especial de relacionarnos, tal vez porque me gusta su danza pero sé que me miente, tal vez porque cuando la veo danzar recuerdo que danza por la vida, porque la vida ES en tanto existe la muerte…sino sería otra cosa.

Hace ya unos días que lo veía comportarse en forma extraña, uno de “mis” zorzales tenía un volar errático, comía poco, había perdido espíritu. Desconozco se algo le sucedía o era la sucesión de días que se constituyeron en final de una vida, nunca antes “presencié” el final de un ave.
Está mañana salí para una rutina que no quiero y debo y no me gusta, él cantaba.
Yo en cambio estaba enojada conmigo misma porque no ha habido manera de conversar con mi miedo y entonces toma imperio y se hace carne, y lo último que necesito ahora es sumar cuernos a los palos.
Y me enojo, y entonces, a los cuernos y los palos le sumo los insultos y… bueno, por ponerlo en concreto…soy una cornucopia de errores ontológicos casi de enciclopedia.

Se dice que cuando algo atraviesa tu Ser, entonces las manos se vuelven temporariamente incapaces de asir las ”herramientas”.
Pero, también se dice que la explicación es un chupete así que a cada uno la que prefiera.
A mí me da lo mismo, los hechos son los hechos y el hecho, de momento, es que yo sigo sin encontrar la “conversación” que me falta.

Cuando volví a casa estaba ahí, parado sobre una rama baja, al sol, y no sé porque tonta humanización me lo figuré rezando, supongo que porque no me pareció mala idea y a mí también me sería útil, así que tiré cartera y todo y me senté en el pasto a pensar en qué me falta, qué no estoy haciendo, en qué compromiso estaba escondida que no me encontraba por completo.

No tengo idea de cuánto pasé a ojos cerrados, de cara al sol, sintiendo una plegaria sin palabras, solo sé que escuché un ruido leve y vi al zorzal agonizando en el pasto a apenas un metro. Lo temé entre mis manos y fue como si de pronto miles de cosas estuvieran en su sitio.

Recordé de la nada, que hace apenas unos meses estaba tomando un desayuno en un bar que me gusta, sentada en una mesa en la vereda, esperando que sucediera algo que me iba a causar muchísimo dolor, y que luchaba contra ese dolor futuro desde un “ahora” que lo desconocía (salvo en la fantasía de mi mente) y me estaba perdiendo un desayuno que era de suma importancia para mí, INCLUSO para ayudarme a mitigar ese dolor… y lo sabía.
Por entonces, aún no caían las hojas del otoño, pero una eligió hacerme un regalo maravilloso. Se desprendió de pronto de su árbol, perfecta, grande, tersa, dorada de sol y de final, y cayo justo junto a mi taza. Sé que sigo humanizando…pero estaba sonriente.

Todo es un ciclo, nazco a un momento para quedarme en él unos instantes y terminar muriendo en ese punto y naciendo de nuevo.
La hoja no se lo cuestionaba, no temía, no luchaba contra la vida dentro de la vida, no se perdió un segundo de savia y sol de verano pensando en su ocre de otoño venidero, no se negó a ninguna oruga, no se lamentó de ningún viento pensado en que estaba por morir y no era justo que no la consintieran.
Le agradecí el mensaje que logró que yo disfrutara de ese desayuno más allá de todos los futuros posibles, pero el dolor que sobrevino después hizo que volviera a olvidarlo. Que volviera a pasar, que yo me quedara imaginando nubes de futuros en vez de cobijarme al sol de los presentes.

No importa lo que esté temiendo, lo que quiera cambiar, lo que espere temblando, si me pierdo el hoy no hago más que distinguir un futuro entre miles de posibles y sostenerlo hasta manifestarlo.
Todo tiene un ciclo, yo no soy la excepción, y sin embargo, si elijo pelearme con el ciclo no hago más que validarlo y traerlo a primer plano, luego, claro, ya nada importa, hecha mi elección llegan las consecuencias. Todo gira.
Hoy caí en la cuenta de que mi conversación no es con mi cuerpo, que al fin lo mismo da, porque lo que Yo Soy lo trasciende, es con mi consciencia, con mi identidad, con mi idea infantil de que yo DEBERÍA cambiar el ciclo aún sin haberlo escuchado, sin saber lo que trae, sin haber aprendido…sólo porque le temo.
Y más aún, ni siquiera le estoy temiendo a este ciclo, porque no lo conozco, le estoy temiendo a otro, al que ya pasó, a una foto en mi historia, elijo quedarme en ese pasado y ser espectadora en esta área de mi misma sólo porque antes me dolió.

El zorzal aleteaba, luchado por recuperarse, hasta que comprendió. Y en ese instante recogió las alas y se quedó quieto, era evidente que le costaba respirar, lo tomé entre mis manos, dispuesta a sacrificarlo si eso reducía su agonía frente a lo inevitable, y en el movimiento hasta acercarlo a mí, murió.
Como pasa siempre con Tanatos, nada sucedió. No se paró la tierra, ni cambiaron los cantos de los otros zorzales, porque a nada le importa, ni siquiera al zorzal que ya no estaba ahí dentro.

ESO!

Yo me estaba perdiendo el desayuno, el canto, el sol, la vida, tratando de cambiar un futuro que depende del presente que no estoy viviendo por anticiparlo.
Qué es lo que importa?
Aquellas cosas que se vuelven hitos, acontecimientos, sucesos dignos de salir en las primeras planas de nuestra historia? O las pequeñas cosas que tejen redes de contención de sonrisas, belleza, pureza, amor, ternura, cobijo, certeza, seguridad…

Qué es El Miedo sino la ausencia del amor en todas sus manifestaciones y que seca las raíces de nuestra vida?
Qué es El Amor sino la inmensa Gratitud de La Gracia que se derrama por Ser y que Es derramándose…

La Aceptación y la Gratitud son los grandes engranajes que mueven nuestro Amor de un ciclo al otro, sin miedos, sin dolores, sin culpas, sin arrepentimiento…sin rencores.

Al fin, yo no soy más que una niña con un ramo de globos inflados de ideas, de elecciones, los llevará el viento, los pincharán las ramas, los explotará el sol…no debería sostenerlos porque DEBEN permanecer, debería sostenerlos sólo porque son bellos y sirven
AQUÍ, AHORA.
Hasta que dejen de servir o de ser bellos, o ambos y los deje partir con las manos sueltas y la sonrisa pronta.
Porque tener un pálido indicio de cómo podría ser el final, no me hace diferente a ningún otro ser humano… de todos modos todos vamos a pasar por ello, y si eso es igual para todos no tiene valor.

LO QUE VALE ES LA VIDA!!!

Que es distinta para cada uno y es construible a imagen y semejanza de nuestros ideales si nos comprometemos y nos amamos.

“Todo nace y todo muere,
es la ley, y sin embargo,
unos mueren por morirse no más,
y otros por algo…”
(J. Larralde)

…Tal vez la diferencia esté en PARA QUÉ vivieron

y no POR QUÉ murieron…

NAMO VHA



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