Revista España
Acaba de cumplir cien años y está lleno de sorpresas. Y no hay mejor forma de celebrarlo que compartir todos sus secretos.
Desde el gallinero, que en Cádiz se llama "Paraíso", a los fosos que existen bajo el escenario, un doble sótano con pozo de mareas. El Falla al desnudo, para adentrarse seis metros bajo tierra entre el clavijero, las poleas y el laberinto de maderas.
Por sus cien años en cartel, el Ayuntamiento de Cádiz ha organizado visitas guiadas a lo nunca visto del teatro. Unas visitas que continuarán hasta final de año y que se convierten en una oportunidad única para conocer un espacio singular y una historia de lo más atractiva.
La visita comienza por todo lo alto, subiendo al amplio habitáculo que existe sobre el techo que contemplan los espectadores desde sus butacas. Una gigantesca buhardilla, en la que contemplar la historia del Teatro de los ladrillos coloraos y conocer anécdotas y detalles como el propio techo, armado como si fuera la quilla de un barco, para que conste que lo construyeron los carpinteros de la compañía Transmediterránea.
La exposición es también otra forma de conocer Cádiz, una ciudad tan amante de las artes escénicas que incluso en pleno bombardeo de la Guerra de la Independencia, decidió continuar con las representaciones teatrales y que desde 1611 fecha en la que se concluyó el Corral de Comedias- hasta 2010 ha contado con 25 teatros, entre los que figuraron, por ejemplo, un coliseo dedicado a la ópera italiana y un teatro en francés.
A la exposición se llega después de visitar el gallinero, que en Cádiz se llama Paraíso, un término que tiene su origen en el letrero que aún existe en el Oratorio de San Felipe Neri. Por esa puerta del Paraíso, en 1812, el público accedía a los debates de las Cortes reunidas en el Oratorio de San Felipe Neri para debatir la Constitución de Cádiz. Y por su similitud como lugar en el que se reúne el pueblo llano, lo más alto de un teatro, en Cádiz siempre será el Paraíso. (El Mundo)