Revista Ciencia

Científicos de la UNAM en defensa de los transgénicos

Por Daniel_galarza

Científicos de la UNAM en defensa de los transgénicos

Hace unos meses, la Dra. Elena Álvarez-Buylla et.al., famosa activista anti-trasngénicos, popular por mentir sobre falsos peligros de esta biotecnología, había publicado (junto a sus colaboradores) un estudio donde encontraba que "el 82 por ciento de los alimentos derivados de maíz provenientes de supermercados y que 90.4 por ciento de las tortillas contienen en un grado indeterminado maíz genéticamente modificado", según informó en un artículo la Gaceta Digital UNAM en septiembre pasado. El artículo de Álvarez-Buylla et.al., publicado en la revista Agroecology and Sustainable Food Systems, cuestionaba además "por qué no se está apoyando a esta agricultura sostenible, agroecológica y campesina, que además fortalecería al campo mexicano, para que este maíz nativo o criollo, de altísima calidad nutricia, complementado con maíz híbrido, que se produce en el norte del país, cubriera las necesidades de la nación."

Aunque en el estudio no se encontró evidencia de peligro por el consumo de transgénicos ni por el uso de pesticidas como el glifosato, Álvarez-Buylla et.al. enfatiza en su artículo que es necesario aplicar el principio de precaución y evitar que el maíz transgénico extranjero y agroquímicos como el glifosato sean usados (y consumidos) en este país.

"Independientemente de los debates y de que en este estudio no tenemos evidencia directa de impactos a la salud, creo que es momento de revisar las responsabilidades de las instancias de gobierno encargadas de la bioseguridad y evaluación de las repercusiones en salud de los alimentos y saber cómo es que están autorizando la entrada de transgénicos a nuestro alimento básico, sin estudios de inocuidad."

Ante las mentiras y falacias de Álvarez-Buylla y colaboradores, los biotecnólogos, el Dr. Francisco G. Bolívar Zapata, el Dr. Luis Herrera Estrella y el Dr. Agustín López Munguía Canales, publicaron ayer una respuesta a las preocupaciones sobre los transgénicos en el alimento mexicano básico, en gran medida difundidas por Álvarez-Buylla y activistas similares. El escrito presenta 14 puntos donde se aclara la inocuidad de los transgénicos, la seguridad en su consumo y las trivialidades irrelevantes del estudio de la doctora en genética molecular del Instituto de Ecología de la UNAM.

El artículo de estos científicos del Instituto de Biotecnología de la UNAM (donde trabajan Bolívar Zapata y López Munguía Canales) y del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO) del CINVESTAV-Irapuato (donde trabaja Herrera Estrella) nos dice en sus tres primeros puntos que los transgénicos tienen ya un historial largo de comercialización y consumo en EEUU, Canadá y México, así como también informa sobre los organismos encargados de regular estos productos, los cuales tienen que pasar por las pruebas de calidad más rigurosas de todo el mercado de alimentos. El punto tres señala tal cual que (a partir de aquí, el subrayado dentro de las citas es mío):

"Los alimentos modificados genéticamente son los más estrictamente evaluados para autorizar su comercialización y a la fecha, no se ha reportado daño derivado del consumo de OGM para la salud humana o animal."

Los puntos cuatro a seis hablan sobre la abrumadora cantidad de evidencia científica que garantiza la seguridad de los transgéncios para el consumo humano y animal, el enorme valor positivo para el medio ambiente de los transgénicos al evitar pesticidas gracias a su resistencia a plagas, y cómo la FDA en EEUU, la EFSA en la Unión Europea y COFEPRIS en México, garantizan la inocuidad y reglamentan este y otros productos que circulan en el mercado, garantizando la seguridad para el consumidor.

El punto siete, sin mencionar las mentiras de Álvarez-Buylla, señala de manera breve la importación de trasngénicos desde el vecino del norte a México, durante la última década (cabe señalar, sin que haya un solo caso de personas afectadas por consumir estos productos):

"Durante la última década México importó un promedio anual de 10.6 millones de toneladas, en su mayoría de maíz amarillo aunque también entre 300 mil y 500 mil toneladas de maíz blanco en el mismo periodo. Del maíz importado de los Estados Unidos aproximadamente el 90% es transgénico. Para que este maíz pueda ser importado a México para su consumo humano, debió ser aprobado en el país de origen, además de ser autorizado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) de la Secretaría de Salud."

El punto ocho nos señala que los transgénicos son usados en más de 4 mil productos para consumo humano y animal en el país. Y es justo por esto, señalan en el siguiente punto, que no sorprenden los hallazgos de Álvarez-Buylla et.al.

"Debido a la gran cantidad de maíz importado por nuestro país y su uso en la elaboración de una gran cantidad de productos de uso cotidiano, no debe sorprender a nadie que desde hace más de una década los productos derivados de maíz disponibles en México contengan maíz transgénico, sobre todo en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México que es donde se realizó el muestreo reportado por la Dra. Álvarez-Buylla."

Y continúan:

"En un mercado globalizado tampoco es sorprendente que la presencia de maíz transgénico en alimentos de zonas urbanas en México sea estadísticamente igual a la encontrada en alimentos disponibles en el extranjero. Por ejemplo, en la Unión Europea (UE), donde más se ha cuestionado la siembra de cultivos genéticamente modificados, se importaron en los últimos 5 años, de los Estados Unidos, un promedio anual de 13 millones de toneladas de maíz y 14 millones de toneladas de soya modificadas genéticamente para la producción de alimentos de consumo humano y animal."

Los especialistas también señalan que no es sorprendente que incluso en alimentos etiquetados como "libre de transgénicos" se encuentre cierto porcentaje de este tipo de organismos, "ya que las normas internacionales permiten que dichos productos contengan entre un 0.9% (en Europa) y 5% (en Japón) de productos transgénicos, sin requerir su etiquetado."

Los últimos puntos son los que representan un duro golpe al alarmismo de Álvarez-Buylla, quien representa, en mi opinión, un auténtico caso de estudio para los psicólogos sociales de cómo una doctora en ciencias con más de 100 artículos publicados en revistas académicas puede se entrega a su ideología sin importarle los hechos, causando daño a la imagen pública de la ciencia y la tecnología, dejando que los medios de comunicación apelen a su autoridad supuestamente científica e ignorando toda la evidencia a favor de esta tecnología. El punto doce es muy claro:

El trabajo publicado por el grupo de investigación de la Dra. Elena Álvarez-Buylla confirma que el maíz transgénico que importamos es utilizado para la producción de alimentos procesados en nuestro país. Sin embargo, la discusión se centra en el porcentaje de productos en los que se detecta, mas no en la cuantificación, es decir qué tanto transgénico contiene cada muestra del producto. Dado que los métodos existentes pueden detectar la presencia de trazas (menos de 0.1% de contenido de maíz genéticamente modificado), es de esperarse que la concentración que se encuentra sea proporcional a la cantidad que se usa de maíz de importación en los diferentes productos. En consecuencia, los datos suplementarios presentados en el artículo muestran que los 61 productos que contienen maíz transgénico (de 107 analizados), contienen menos del 5% de este maíz y que en muchos casos, los niveles son inferiores al 0.9%. De acuerdo con las normas internacionales, todos estos productos se pueden considerar como libres de maíz genéticamente modificado y por lo tanto, no requerirían de etiquetado en Europa. En las 47 muestras que reportan con un contenido mayor al 5%, no indican si se trata de 5.1% o de porcentajes mayores.

Basados en el historial de sensacionalismo de Álvarez-Buylla, no sería sorpresa si esta ambigüedad en sus datos hubiera sido a propósito, ignorando los datos que estos biotecnólogos mencionan.

Al final, el punto número trece nos menciona sobre la demanda colectiva que llevó a que un juez prohibiera que en el país se siembre maíz transgénico, incluyendo en etapa experimental, desde hace 4 años, bajo el argumento de la protección al medio ambiente y las variedades de maíz nativo. Es justo esta prohibición lo que ha obligado al país el que tenga que importar un alto porcentaje del maíz que aquí se consume. Los investigadores les parece desconcertante entonces que para estos activistas sea sorprendente la vieja noticia de que en México se consume maíz transgénico.

Por último, estos científicos apuntan a la Declaración de 126 laureados con el Premio Nobel sobre la seguridad y la importancia de la investigación en transgénicos para el mejoramiento del campo, la alimentación y el medio ambiente. Aunque aquí podríamos caer en una apelación a la autoridad, lo cierto es que el manifiesto de los premios Nobel (13 mil científicos y ciudadanos de más de 100 naciones alrededor del mundo) enfatiza en la importancia de las evidencias públicamente corroborables que se cuentan a día de hoy sobre los organismos genéticamente modificados. Y lo que se ha encontrado hasta hoy, aunque a Álvarez-Buylla y sus acólitos les duela, es que son seguros y benéficos.

En una crítica anterior publicada hace unos años por J. M. Mulet, ya se ponía en duda la palabra de Álvarez-Buylla, quien no habla con datos en la mano, sino con sesgos, mentiras y alarmismo. "¿ No habían dicho que esta señora era una científica muy buena? Me da que no [...] Un buen científico está al día de l literatura de su tema y esta señora parece que no se ha enterado." (Negritas del autor).

Es importante enfatizar en la importancia de llamados como el que hacen Bolívar Zapata, Herrera Estrella y López Munguia Canales, como científicos y expertos en un tema que se acercan al público general para aclarar en qué consiste su trabajo y cómo este es benéfico para una sociedad con problemas serios a tratar sobre agricultura, ganado, medio ambiente y alimentación a nivel mundial. Como lo han ido demostrando por más de dos décadas, los transgénicos son una de las herramientas más útiles para combatir estos problemas sociales que amenazan con desestabilizar la civilización si no hacemos nada para controlarlos.

SI TE INTERESA ESTE TEMA

*"Presencia de maíz transgénico de importación en México, 20 años de inocuidad en productos derivados para consumo humano y animal", artículo de los doctores en biotecnología Francisco G. Bolívar Zapata, Luis Herrera Estrella y Agustín López Munguía Canales, publicado en la Gaceta Digital UNAM.

* "Argumentos antitransgénicos: Miente Álvarez-Buylla, que algo queda", artículo del bioquímico J. M. Mulet publicado en su blog Tomates con genes.


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