¿Te imaginas que en un futuro cercano puedas descargar tus recuerdos y transferirlos a otro cerebro? Parece una pregunta fantasiosa, pero eso fue exactamente lo que reportaron un grupo de neurocientificos del UCLA con la memoria de unos caracoles marinos cuando intentaban comprender cómo funciona el rastro y las bases físicas de los recuerdos.
Sponsor exclusivo:El estudio fue dirigido por David Glazman y publicado en la revista eNeuron y se dividió en varias fases. La primera consistió en condicionar a un grupo de caracoles marinos para que desarrollaran una postura defensiva de duración prolongada (50 segundos) por medio de una serie de pequeñas y molestas descargas eléctricas. El grupo control estuvo conformado por caracoles que no recibieron las descargas y que exhibían una respuesta defensiva más breve (1 segundo). Hecho esto procedieron a extraer el ARN del sistema nervioso central de los caracoles condicionados e inyectaron el material genético en otros caracoles. Asombrosamente todos los caracoles que recibieron la inyección de ARN también mostraron una respuesta defensiva prolongada de 40 segundos cada vez que se les tocaba. Lo que significa que respondían al contacto físico como sí recordaran las desagradables descargas, aun cuando nunca las habían recibido. Para comparar esta respuesta el equipo inyectó a otros caracoles con el ARN de otros caracoles no condicionados y no se encontró algún cambio significativo en la respuesta defensiva.
Para observar qué sucedía a nivel celular, los neurocientíficos extrajeron las neuronas motoras y sensoriales de los caracoles no condicionados y luego le agregaron una dosis de ARN de caracoles condicionados. El resultado fue igual de asombroso: el ARN incrementaba la excitabilidad de las neuronas sensoriales, de la misma manera como si hubieran sido expuestos a la descarga eléctrica.
&a;&pubid;&lgid;Este revolucionario hallazgo cuestiona la teoría prevalente de que la memoria es almacenada a través de las conexiones sinápticas entre las neuronas y en cambio propone que la memoria estaría almacenada en el núcleo de las neuronas, exactamente donde el ARN es sintetizado y propagado a través del ADN y los genes.
Recomendado: Cambios cerebrales relacionados con el consumo prolongado de marihuanaCon estos resultados no es para extrañarse que el estudio haya sido recibido con mucho escepticismo. Especialmente por sus semejanzas con un estudio desarrollado en la década de los 50 y 60 por el psicólogo James V. McConnell, en el que un grupo de gusanos planos había desarrollado comportamientos similares luego de devorarse a otros gusanos condicionados y que sugería que la memoria se había transferido de alguna manera.El trabajo de McConell no pudo ser replicado en otros laboratorios y fue ridiculizado por la comunidad científica de la época. Pero el interés por sus estudios siguió vivo y hace poco el biólogo Michael Levin que ha logrado replicar, bajo condiciones más controladas, los estudios de McConnell.
Los expertos también dudan del experimento de Glanzman porque no creen que la memoria pueda procesarse sin intercambio sináptico y desconfían de que el ARN pueda transferir recuerdos instantáneamente, considerando que se requiere una conexión entre todas las áreas cerebrales (motora, visual, etc.) para procesar los recuerdos y responder a ellos.
Los caracoles han sido extremadamente útiles en la investigación neurocientífica pero no se comparan con la complejidad del cerebro humano. Así que falta todavía mucha investigación y muchas dudas que aclarar para que podamos comprender realmente cómo almacenamos nuestros recuerdos y si realmente hay algún indicio de que este procedimiento pueda ser desarrollado en humanos.
Referencia del estudio original: Bédécarrats, A., Chen, S., Pearce, K., Cai, D., & Glanzman, D. L. (2018). RNA from Trained Aplysia Can Induce an Epigenetic Engram for Long-Term Sensitization in UntrainedAplysia; Eneuro. DOI: https://doi.org/10.1523/ENEURO.0038-18.2018
Fuente: Scientific American; Gizmodo
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