Cinco Horas Con Mario, publicada en 1966, se encuentra, y con justicia, incluida en la lista de las cien mejores novelas en español del S.XX.La soberbia obra de Miguel Delibes es una disección quirurgica de la sociedad y de la mujer de la época en la que el Franquismo se encontraba mas asentado en España, no por casualidad 1966 fue el de los "25 Años De Paz" y sus fastos.Delibes nos cuenta a cara de perro, de forma despiadada, y con hiriente ironía, la psicología ultraconservadora heredera de la burguesía del S. XIX que se vio comodamente perpetuada por La Dictadura hasta la mitad de los años 70, para ello nada mejor que una viuda reciente de la buena sociedad de una ciudad de provincias de la época (Valladolid) que durante la noche en la que se vela a su marido, se dedica a recriminarle todas las frustraciones que su matrimonio le han traído y los motivos de las mismas. Carmen Sotillo, nuestra protagonista, profundamente reaccionaria, muy resentida con su esposo Mario, y tremendamente frustada, es el fiel reflejo de aquellas mujeres, hijas de su época, que nunca hablaron por si mismas, sino por boca de otros, con pensamientos inculcados de forma irreflexiva, y que hipocritamente hicieron un arte del disimulo. Carmen Sotillo nos puede llegar a resultar odiosa, pero es tan infeliz, que nos transmite sentimientos de piedad a medida que va avanzando el texto, ya que si hay una máxima que vaya como anillo al dedo a esta obra , es que en el pecado lleva la penitencia.
Hay una historia curiosa sobre la publicación de la obra, y como pasó la censura sin problemas. La solución fue matar a Mario y convertir a su mujer en la protagonista del texto. Mario, católico post conciliar, izquierdista e intelectual, no podía ser plasmado en una novela, pero su esposa si, ya que los cegatos censores la vieron como un tratado del ideario franquista, en vez de la atroz sátira que Delibes plantea y que consigue de forma magistral enfrentar a las dos Españas, cuando lo que el Régimen pretendía, nunca mejor dicho, era enterrar a una de las dos.Cinco Horas Con Mario, es un texto a revisar que nunca sobra cuando se repone, sea Lola Herrera u otra actriz su protagonista, y debería ser de obligado visionado o lectura en los institutos, ya que lo que cuenta y como lo cuenta es una parte de nuestra historia, que no se nos debe olvidar en toda su crudeza. Afortunadamente nuestra sociedad ha evolucionado mucho, pero no tanto como nos creemos, todavía hay alguna Carmen Sotillo a nuestro alrededor, y lo que representa en ciertos aspectos, hoy en día desgraciadamente se encuentra en vigor, ya que ciertas actitudes están pavorosamente asomando la patita por debajo de la puerta.
Vayamos con la crítica:No resulta fácil hablar de la interpretación de Lola Herrera, parece que todo está dicho y analizado ya hasta la saciedad, y uno siente que no le alcanza el vocabulario para transmitir el carrusel emocional en el que Herrera nos sube con pericia, sabiduría escénica, férrea presencia, y sobre todo una honestidad asombrosa.La interpretación se sustenta en la propia Lola como artista, sin artificios, desde lo mas hondo de su ser, para ir transmutando emociones como un volcán en lenta, inexorable y ascendente erupción. Herrera cuece a Carmen Sotillo a fuego lento en sus propios jugos de rencor, rabia, y lo que es mas importante culpabilidad, para que el espectador se sumerja en la complicada psicología de esta mujer, y que literalmente no nos deje ni pestañear ante la intensidad de lo que se plantea, la verdad que desprende, y el telúrico trabajo que se nos ofrece. Lola domina el texto a la perfección, estirándolo y acortándolo a su antojo en un juego verbal de conseguidísimo efecto que logra que la atención no se disperse ni un momento durante la hora y algo que dura la función, manteniendo un asombroso ritmo que no decae nunca. El dominio del material literario se ve apoyado en el uso de la voz que Lola lleva a cabo, que empieza como un susurro monocorde de doliente viuda, hasta la explosión final que nos deja secos en la butaca por su dureza y que nos recuerda a la España Negra tantas veces retratada en fotografías en blanco y negro. El grito desgarrador de Carmen Sotillo abrazada al féretro de su marido, es mucho mas que un grito de dolor, es un grito de remordimientos, de impotencia, de rabia y de frustración, para ello Herrera con una implicación emocional encomiable y durísima, se va entonando con una sabiduría apabullante para conseguir llegar al climax deseado y que el público sienta la catarsis de forma casi dolorosa y muy impactante.Lola Herrera se abre en canal sin clemencia, nos ofrece generosa todo su arte, y nos deja acongojados en una interpretación medidísima, sobria y creíble de principio a fin, de inteligente lectura, apabullante profundidad, y merecidamente alabada.Lo que Lola Herrera lleva a cabo va mas allá de lo escénico, siendo un monumento vivo (muy vivo) al arte de la interpretación, el mas efímero, el mas ingrato, y el mas intenso de todos los que existen. !Larga vida a nuestra Lola Herrera¡, quizás la actriz mas importante que he visto en mis casi cuarenta años de existencia.
Josefina Molina firma la producción, dejando hacer a Lola, pero guiándola en los vericuetos psicológicos de la protagonista de la obra, sabiendo enfatizar perfectamente donde debe hacerlo, sin cargar las tintas en el drama cuando no es necesario y aligerando con socarronería en aquellos momentos en los que el texto resulta mas mordaz y atrozmente irónico. Molina mima a su actriz, muy sabiamente, hasta lo indecible, arropándola en unas conseguídisimas atmósferas que parecen arrullar a nuestra Carmen-Lola, mientras que entre sapo y sapo soltado por la protagonista, se nos va descubriendo la verdadera naturaleza del personaje, que en sus propias palabras refiriéndose a otra persona, "tiene mas capas que un galápago". Molina no juzga a Carmen, simplemente la expone, y la redime, ya que en el fondo no es culpable de ser quien es, es fruto de su entorno y de su época, presentándola como víctima y verdugo de su propia vida, y ahí creo que es donde estriba la mayor virtud de la función. Se describe lo que Carmen Sotillo es, lo que representa y el porqué de su existencia, para que el espectador saque sus propias conclusiones, que no son pocas. Decir que el trabajo de Josefina Molina es para enmarcar evidentemente no es descubrir la pólvora, pero es de justicia reconocerlo.Que nadie se piense que Cinco Horas Con Mario es un dramón desaforado, esa lectura sería errónea y superficial, Cinco Horas Con Mario es una tragedia con toques de irónica comedia, que nos hiela la sangre por su dureza y que en algunos momentos desencadena la carcajada del espectador, gracias a la maestria de su actriz protagonista y a la pericia de Josefina Molina en la dirección.
En resumen, todos deberíamos ver esta producción. Mi generación por tener la oportunidad de disfrutarla en directo, las generaciones posteriores para que vean lo que era nuestro país no hace tanto tiempo, y las anteriores para que recuerden lo que vivieron en un momento histórico tan importante como fue el del estreno de Cinco Horas Con Mario. Pero sobre todo, no nos la debemos perder por el tremebundo trabajo de Lola Herrera, un fenómeno de la naturaleza de los que se dan cada muchos años, y que tenemos la suerte de poder seguir disfrutando en todo su glorioso esplendor.
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