Cinco Ronaldo, finalmente han sido cinco

Las estadísticas decían que el Barça de Guardiola llevaba cuatro victorias de cuatro partidos ante el Madrid, que Mourinho en cinco partidos en el Camp Nou llevaba un bagaje de tres derrotas y dos empates, que hace justamente un año el Barça también ganó al Real Madrid en el Camp Nou y que el conjunto blanco llegaba a Barcelona exactamente en la misma situación que hace un año, líder con un punto de ventaja.
Por lo tanto, estadísticamente todo eran datos favorables para el Barça se alzara hoy con la victoria, pero sobre todo había un dato subjetivo irrefutable, que es que este Barça de Pep no ha fallado en ninguno de los partidos importantes que ha disputado en el Camp Nou, en ninguno.
Pero lo que nadie podía imaginar era que el Barça iba a conseguir la goleada que ha conseguido, pero sobre todo ofrecer la exhibición de juego, demostrando que estamos ante el mejor Barça que mis ojos recuerdan, y seguramente, sino ante el mejor, ante uno de los mejores equipos de toda la Historia del fútbol. Y es que este equipo, además del nivel futbolístico que ya conocemos, es un equipo con orgullo.
Y ese orgullo ha sido hoy el que le ha permitido humillar como lo ha hecho al Real Madrid. Orgullo ante un equipo cuyo entrenador les ha faltado el respeto diciendo que ganaban porque jugaban contra diez o porque los equipos se dejaban ganar contra el Barça. Orgullo ante un entrenador que le falta el respeto a un compañero al decir que con lo que ha costado no mete goles. Orgullo ante una estrella rival que frivoliza su goleada con ocho goles retándoles a ver si son capaces de hacerlo con ellos. Finalmente han sido cinco, Cristiano Ronaldo, pero el barcelonismo los va a disfrutar mucho más que los ocho de Almería.
Y es que ante la provocación, la chulería, la falta de respeto, la violencia en el terreno de juego y la manipulación de la caverna mediática, el Barça de Pep ha respondido de la mejor, y quizás única, manera que sabe hacer: jugando a fútbol como nadie puede hacerlo en este planeta.
El Barça ahora es líder tras el clásico, como el año pasado. El Madrid sigue sin saber qué quiere ser de mayor, perdiendo ante el Barça, pero ganando ante todos los demás, lo entrene Mourinho o Pellegrini. La diferencia entre estos dos equipos estriba entre el trato más vejatorio o más servicial que reciban de la caverna mediática y en especial de su panfleto número uno, pero al final la consecuencia es la misma, un Madrid que sigue sin proyecto, pero que gana partidos como nadie.
Sólo se llevan trece jornadas de Liga, y quien piense dentro del entorno barcelonista que la Liga está ganada, está dando el primer paso para perderla. Este Real Madrid nos obligará a realizar otros 90 y tantos puntos, como también hizo el de Pellegrini, y posiblemente perderá sólo ante el Barça de aquí a final de temporada y cederá algún empate más, como el de Pellegrini.
Pero lo que sí ha quedado claro hoy es que a la misma meta se puede llegar por varios caminos. El Barça tiene muy claro cómo quiere llegar mientras otros siguen buscando el modo de hacerlo: unos días faltando el respeto a rivales, otros mandando a la mierda a árbitros, otros condicionando arbitrajes, otros abandonando ruedas de prensa, otros humillando a tus propios jugadores y otros no haciendo declaraciones tras ser humillados.
Distintas maneras de llegar al mismo sitio. Hoy, por el bien del fútbol, ha triunfado una filosofía. Pero eso sólo ha sido hoy, mañana volverá a triunfar la otra filosofía, la misma que hoy se empieza a discutir en Madrid, pero en tres días volverá a ser aplaudida hasta la saciedad.
Y la Liga continuará, comenzando por este sábado en Pamplona.
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