Revista Cultura y Ocio

Cinco siglos igual, ahora en nombre de la biodiversidad

Publicado el 13 julio 2020 por María Bertoni
Cinco siglos igual, ahora en nombre de la biodiversidadCinco siglos igual, ahora en nombre de la biodiversidadDespués de haber circulado por una decena de festivales de cine, el documental de Arcella se estrenará el jueves 16 de julio a las 22 en Construir TV. También estará disponible en la plataforma Octubre TV entre el 17 y el 22 del mismo mes.

Datan de 1995 las imágenes de archivo que Darío Arcella incorporó a Nuestro Mundo. Anuhu Yrmo, documental que pone en evidencia los artilugios del (neo)colonialismo en una porción del Chaco boreal donde (sobre)viven pobladores de origen yshir. El material en cuestión muestra un operativo policial ordenado y ejecutado en nombre de la protección ambiental. Sin embargo cuesta poco imaginar una persecución similar en tiempos de conquista española y de la atribulada conformación del Estado paraguayo: basta con cambiar ropas, armas y proclamas.

El título adelanta dos aspectos fundamentales de este trabajo de corte antropológico y tan metódico como Los relocalizados, dirigido por el mismo integrante del Grupo Documenta. Por un lado, el uso del pronombre posesivo Nuestro y de la voz yxyr anticipa la perspectiva autoral, es decir, la identificación con la comunidad retratada. Por otro lado, la mención de un mundo «nuestro» alude a la existencia de otra cosmovisión, la de «ellos» o «ustedes».

Arcella describe uno y otro universo a partir de imágenes propias (son pocas aquéllas extraídas de algún archivo) y de entrevistas con interlocutores rigurosamente consignados en los créditos del film. En manos de Dailos Batista Suárez, el montaje contrapone visiones, versiones, mentalidades. La confrontación da cuenta de las nuevas argucias discursivas del poder que siglos atrás ocupó, saqueó, sojuzgó, exterminó en nombre de la civilización occidental y cristiana, y que ahora explota y margina a gran escala y masacra por goteo en nombre de la economía autosustentable, de la cooperación mundial y de una presunta conciencia ecológica.

La importancia acordada al discurso resulta clave a la hora de desenmascarar la componenda entre Estados nacionales, entidades internacionales oficiales y ONG al servicio de un capitalismo cuya voracidad aumentó al ritmo de ciertas innovaciones científicas y tecnológicas. Impresionan las hilachas racistas que asoman entre las declaraciones de los funcionarios entrevistados y la transcripción de pronunciamientos de organizaciones ambientalistas.

Por su parte, los testimonios de los yshir recuerdan la existencia de otro sentido de pertenencia a la naturaleza: «somos todos parientes» dicen varias veces en alusión a la ausencia de jerarquía entre los seres vivos, todos hijos de la madre Tierra. Las cámaras de Osvaldo Decurnex, Rafael Sammartino y Gustavo Narvaez exponen las diferencias abismales entre este sentimiento de mancomunión con animales, plantas, ríos, el sol, la luna, y la conducta depredadora del hombre blanco y explotador.

El guion que Arcella escribió con Mario Blaser aborda todas las aristas de la tragedia que afecta a los descendientes de los pueblos originarios: además del despojo y la marginación, la criminalización, la represión y la migración forzada. De hecho, el film nos traslada un momento a Asunción del Paraguay para señalar este quinto flagelo.

Nuestro Mundo. Anuhu Yrmo ofrece una aproximación exhaustiva a aquello que Raúl Zaffaroni describió desde una perspectiva jurídica en La Pachamama y lo humano y en El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo. En palabras del primer libro, el film denuncia el «intento de encubrir la depredación creciente, haciendo un alarde de aparente protección… que será siempre selectiva y por ende caerá sobre los más vulnerables que, en nuestras sociedades, son siempre los más pobres».

Como Los relocalizados, esta película también refleja una manera de entender el valor, y si se quiere el propósito, del cine documental: mostrar presentes invisibilizados, difundir la palabra de personas históricamente silenciadas, desmantelar el andamiaje de falsas verdades destinadas a naturalizar las violencias cometidas contra esos otros que se niegan a acatar la lógica del capital.


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