Cincuenta sombras de GreyE. L. JamesTítulo original: Fifty Shades of GreyEditorial: Grijalbo / 6 Junio 2012ISBN: 9788425348839Género: EróticoSerie: 1º Trilogía Cincuenta sombras
Cuando la estudiante de literatura Anastasia Steele recibe el encargo de entrevistar al exitoso joven empresario Christian Grey, se queda impresionada al encontrarse ante un hombre atractivo, seductor y también muy intimidante. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarla, pero pronto comprende cuanto lo desea.
Grey está atormentado por sus propios demonios y le consume la necesidad de controlarlo todo, pero a su vez se ve incapaz de resistirse a la serena belleza de Ana, su inteligencia y a su espíritus independiente. Debe admitir que la desea, pero bajo ciertas condiciones.
Cuando la pareja por fin inicia una apasionada relación, las peculiares prácticas eróticas de Grey desconciertan a Ana al tiempo que ella descubre los límites de sus propios y más oscuros deseos…
¿Hasta dónde estaríamos dispuestas a llegar por amor? Me imagino que muy lejos, pero ¿cuándo se trata de un hombre que acabamos de conocer, que pide mucho a cambio de ofrecer muy poco de si mismo?
Nada más empezar nos encontramos con una joven, Anastasia Steele, tímida y reservada, patosa e insípida. Tiene que entrevistar a un joven empresario de éxito, del cual no sabe absolutamente nada ya que acude a la cita cubriendo a una amiga que se ha puesto enferma. Al llegar a las oficinas del señor Grey, el primer contacto con su entrevistado es caer de bruces a sus pies, poniendo ya a la protagonista en una situación de desventaja frente a Grey. Después la entrevista en si me hizo poner los ojos en blanco de manera casi compulsiva. No podía creer que en una novela con tintes sadomasoquistas la protagonista fuera una chica que se sonrojara a la más mínima, con tan poco carácter, al conocer a Christian Grey.
El inicio despertó mis reservas, con todo insistí, le daría más tiempo. Entonces me centré en Christian Grey, un hombre supuestamente carismático, misterioso, guapísimo, hasta dejar en un estado catatónico a Ana. Sin embargo según le iba conociendo un poco más, y no digo mejor, llegué a la conclusión de que era un hombre arrogante, frío, dominante (y no me refiero a su rol de Amo en el bondage), grosero en su forma de tratar a sus empleados, egoísta y machista hasta erizarme la piel. Tal vez sea por la narrativa en primera persona, siempre bajo el punto de vista de Ana, pero Grey es un protagonista difícil de aceptar. Tiene sus momentos tiernos, juguetones, bromistas, pero es tan voluble, que en un segundo pasa de la sonrisa a la amenaza, descolocando a Ana y de paso a mí también.
La parte que me preocupaba de esta novela era el bondage en sí, sin embargo me ha parecido algo totalmente segundario. He tratado de centrarme en los protagonista, en su relación de pareja más allá del sexo y no me han convencido mucho. Cuando Ana parecía sacar algo de genio, es decir, cuando yo pensaba que le cantaría las cuarenta (o las cincuenta) verdades a ese matón abusón, le miraba a los ojos, y empezaba a balbucear para mi decepción. Entendía y compartía sus dudas, incluso el morbo frente a lo desconocido, los juegos de roles, sobrepasar los límites de su sexualidad, pero que una chica virgen se dejara convencer de adentrarse en prácticas tan intimidantes sin tener una referencia para entender lo que puede ser una relación de pareja me parecía una aberración. Y ni que hablar de los argumentos de Christian para convencerla “sin presionarla” pero acosándola hasta resultar asfixiante. No entiendo de roles de sumisión/dominación, ¿pero no debería ceñirse a momentos concretos? Porque en la novela, Grey roza el acoso, controla a Ana en todos los aspectos, no únicamente los momentos de intimidad. La quiere tener vigilada, le prohíbe cosas que no deberían atañerle, incluso la castiga azotándola antes de haber firmado el acuerdo que convertiría a Ana en su sumisa por algo tan banal como poner los ojos en blanco. Admito que también hay una parte de la novela que saca el lado más tierno de la historia y curiosamente es siempre a través de los correos electrónicos, cuando están separados. Entonces es cuando se gastan bromas, Ana le planta cara y Grey deja entrever su lado más travieso y divertido, pero siempre al filo, siempre a punto de traspasar la línea que va de la broma al enfado. Grey juega con el miedo, la amenaza, cohibiendo a Ana y eso era lo que más me irritaba.
Creo que este tipo de relación controvertida, y repito que no me meto en lo estrictamente sexual, sino en la relación de pareja en lo cotidiano, me parece muy ambigua y peligrosa, sobre todo si únicamente llegamos a conocer un personaje, dejando al otro en las sombras. Christian llega a agobiar por su exceso de control. A eso no lo llamo amor, es obsesión. La desea, está claro, Ana se ha convertido en un reto por ser diferente a cualquier mujer que ha conocido. Normal ya que hasta entonces solo ha frecuentado sumisas "profesionales" y Ana es tan inocente que le desconcierta, sin embargo, la única que parece tener que arriesgarse es ella. Grey le pide confianza, pero tampoco es que él se la devuelva. Y lo único que hace Ana es encogerse de hombros y asentir, detalle que me sacaba de quicio. Sólo saca su genio cuando le contesta los e mails, delante de Christian se convierte en una persona sin voluntad ni personalidad que apena logra balbucear respuestas, y todo por un chico que apenas conoce y parece necesitar ayuda urgentemente.
Por todo esos detalles la relación me ha parecido desigual, ella no plantea argumentos de peso para hacerle entender que quiere una relación que vaya mas allá del sexo que él le propone; sencillamente, lo único que parece preocuparla es que le haga daño (y hasta cierto punto es lógico), que la humille, ¿pero qué hay de la intimidad individual de cada uno, ese espacio que todos necesitamos y que Grey invade cada vez que le vienen ganas? Cuando inician una conversación cara a cara y Ana presiona un poco, Grey recurre al sexo para dominarla. En los emails es cuando más sinceros se muestran, pero una relación de pareja no puede basarse en mensajes escritos. Las personas se conocen por sus actos y en ese sentido Christian no me ha gustado. Apenas hace concesiones, no hay reciprocidad. Ana da y él coge lo que le place, sin la misma entrega que exige. Es un hombre atormentado, tiene un pasado oscuro, que podría haber creado en él esa incapacidad de arriesgarse en lo emocional, pero toda la novela pasa sin que se vayan aclarando las dudas de Ana a ese respecto. La autora apenas regala migajas de la historia de su protagonista lo que llega a crear frustración en el lector.
Creo que 540 páginas son demasiadas para una historia inconclusa con dos novelas más a la zaga. No hay evolución en esta primera parte, todo se repite una y otra vez sin que se esclarezca nada del pasado de Grey, ni el personaje de Ana madura mucho. Para mi gusto es una historia plana, sin nada que me haya conmovido, atrapado o asombrado, ni siquiera la parte bondage me ha sorprendido o incomodado porque es bastante light, lo cual he agradecido. Creo que Cincuentas sombras de Grey ha llegado a nosotras con mucho ruido pero con poca sustancia, me ha dejado un regusto rancio a machismo. Las mujeres llevamos siglos esperando que se nos respete como seres independientes y no como una prolongacion de nuestros padres, novios o maridos, y hemos demostrado que sabemos valernos por nuestros propios medios. De modo que, lo siento mucho, pero no veo protección, ni preocupación en la actitud de Grey, es una tremenda falta de respeto a la libertad de movimiento y de pensamientos de Ana, no es unicamente un juego de rol, es adueñarse de la vida y la voluntad de una persona. No es cuestión de mentes abiertas o conservadoras (porque he tratado de centrarme en las dos personas y no en sus preferencias sexuales), sencillamente he echado en falta más sentimientos, más respeto, más espacio y menos amenazas. No concibo ni placer ni amor en la humillación y para mi entender, es lo que Grey hace con Ana, anula su persona.
Según la campaña de publicidad proveniente de USA, donde la trilogía parece haber roto todos los records de venta con magníficas críticas, Cincuenta sombras de Grey es una novela transgresora, que rompe muchos tabús. Aun así, con todas esas referencias tan prometedoras, E. L. James no ofrece nada nuevo y creo que hay autoras en este género que ofrecen mucho más en la temática de la erótica con personajes que convencen bastante más. No sé si leeré las dos siguientes partes. Reconozco que tengo curiosidad por saber algo de ese misterioso pasado de Grey, pero como he dicho anteriormente, son muchas páginas para tan poca historia.