Uno de los más célebres cortometrajes del gran Buster Keaton de entre los producidos por Joseph M. Schenck, de ya más de un siglo de edad pero tanto o más fresco y dinámico que cualquiera de las películas actualmente en cartel (más incluso que la mayoría de ellas). Poco más de un cuarto de hora de auténtico disfrute y perplejidad ante el enorme despliegue de ejercicio físico y de talento humorístico de este genio auténticamente moderno.