Un par de rateros irrumpen en una de las muchas timbas ilegales que organiza la mafia y atracan a los jugadores, llevándose todo el dinero. El problema viene cuando la mafia sospecha de Markie Trattman, el gángster de tres al cuarto que supervisaba la partida. Es entonces cuando se ponen en contacto con Jackie Cogan, escrupuloso asesino a sueldo, para que llegue hasta el fondo de la cuestión.
Como ya sucediera con El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, Mátalos suavemente no es una película en la que prime la trama, sino que se centra más en los personajes, sus sentimientos y el mundo al que pertenecen. Es decir, en el nuevo trabajo de Andrew Dominik no nos encontramos con un argumento enrevesado lleno de giros inesperados, sino que estamos una historia pausada que nos presenta a algunos de los personajes que pueblan el mundo del crimen organizado de Estados Unidos, por lo cual la película puede que no agrade a algunos espectadores.
Ambientada a finales de 2008, Mátalos suavemente combina con sutileza la historia del ajuste de cuentas de la mafia con el desencanto que impregna la sociedad actual, una pérdida de valores que también ha afectado al mundo del hampa, en crisis como todos, en el que los individuos han sido abandonados a su suerte por una sociedad en la que prima la ley del más fuerte. La película nos ofrece un retrato de la mafia sucio, alejado del glamour de las grandes familias de El Padrino, en el que predomina la violencia cruda, seca e hiperrealista.
Dominik narra con un pulso insólito, opta por un estilo más sobrio, heredero del western y se atreve con algunas escenas a cámara lenta. También están muy cuidados la ambientación, con una cuidad sucia, inhóspita y sin nombre como escenario, la fotografía y sobre todo el sonido, que ayuda de forma significativa a incrementar la crudeza de ciertas escenas.
En el reparto destaca la presencia de Richard Jenkis, los breves papeles de Ray Liotta y James Gandolfini, y las interpretaciones del dúo protagonista formado por Scoot McNairy (Monsters) y por Brad Pitt, que hace único a su personaje, Jackie Cogan, asesino a sueldo de métodos muy particulares que es fiel a su visión del mundo; sin duda se come la pantalla cada vez que aparece.