Revisando otros componentes como los musicales, efectos visuales o hasta sonoros, sucede lo mismo entre las dos obras, Antman es coherente dentro de su diégesis, mientras que Aquaman es la exageración absoluta, en la que ni los actores parecen verdaderos, todo es impostado y más que un cómic en movimiento, se caricaturiza los demás componentes.
Aunque no vale la pena profundizar demasiado en las dos obras, sí se debe reconocer que Antman es un producto de entretenimiento sólido mientras que la otra es un producto fallido hasta en su tono superlativo.