Revista Cómics

Cineclub Marvel: The Punisher (El Castigador) (2004)

Publicado el 23 marzo 2015 por Celesj

punisher01Los 200 millones de dólares que ha costado “Iron Man 2” representan una cifra que en Marvel sólo había sido superada antes por las terceras partes de “X-Men” y “Spiderman”. Dichas inversiones fueron ampliamente rentabilizadas, pero no todos los personajes de la editorial gozan del mismo tirón popular que sus colegas vengativos, mutantes y arácnidos, ni pueden asumir semejante riesgo. Tanto es así que Marvel Studios anunció en la misma semana de su estreno que se plantea una horquilla mucho más modesta, de entre 20 y 40 millones de dólares, para poder abrirse a toda una gama de adaptaciones de menor perfil, siguiendo la estela de los 131 millones que recaudó “Blade” en 1998 partiendo de un desembolso de 45.Sin embargo, no es la primera vez que Marvel apuesta por abaratar sus producciones. Ya en 2004, “The Punisher” costó apenas 15 millones, tan sólo 5 más que “El Vengador”, la primera adaptación del personaje en 1989 que salió directamente a vídeo, lo que la convierte en el estreno cinematográfico más barato de la historia de la Casa de las Ideas.

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Su escala no tiene nada que ver, por ejemplo, con la de sus coetáneas “X2 ” y  “Spiderman 2”. La razón es sencilla: “Hulk” y “Daredevil” ingresaron el año anterior unas recaudaciones mucho más ajustadas que las que habían obtenido las respectivas primeras partes de aquellas franquicias en 2000 y 2002, lo que recomendaba mayor austeridad para proyectos no tan contrastados. Y quienes mejor lo sabían eran Avi Arad y Gale Anne Hurd, no en vano productores de la adaptación del Goliat Esmeralda. Concretamente, la cinta de Ang Lee costó 137 millones de dólares y  recaudó 245; partiendo de que las productoras recuperan alrededor de la mitad de la taquilla, y por mucho que dichas pérdidas pudieran compensarse con los beneficios derivados de la venta y alquiler de DVDs y del merchadising, lo que es seguro es que sus expectativas no debieron quedar satisfechas.

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Arad y Hurd volvieron a la carga inmediatamente, pero habían aprendido la lección y rebajaron radicalmente los costes. El Castigador era la elección perfecta porque su mayor realismo posibilitaba dicha contención, al tiempo que su enfoque más adulto podía llegar a un público objetivo distinto al de las recientes superproducciones superheroicas, mientras que su menor presupuesto le liberaba de las necesarias concesiones a una audiencia masiva. Además, el personaje gozaba por entonces de un renacer editorial, tras haber quedado completamente desdibujado por varios años de bandazos.

En el post relativo a la versión anterior lo habíamos dejado en lo más alto de su  trayectoria, con 3 títulos en los kioscos, pero todos ellos acabaron cancelados en 1995 por el progresivo descenso en las ventas, que anticipaba la inminente explosión de la burbuja especulativa comiquera; para entonces, el vigilante clásico se había descontrolado completamente hasta extender su venganza a los delitos menores e incluso meras faltas de civismo. El primer intento de relanzamiento, a cargo del guionista John Ostrander y bajo el extinto sello Marvel Edge, fue prácticamente inmediato; su Castigador, definitivamente enfrentado al bando heroico, se alineó incluso del lado de la Mafia, y acabó siendo asesinado coincidiendo con la desaparición de la línea bajo la apisonadora de los Heroes Reborn.

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Pero en los cómics de superhéroes la muerte es una puerta giratoria, y Marvel volvió a darle una oportunidad en 1998, cuando su entonces Editor en Jefe Bob Harras decidió subcontratar la realización de ciertas series a Event, un estudio independiente propiedad del dibujante Joe Quesada y el entintador Jimmy Palmiotti, a través de un nuevo sello heredero del Marvel Edge, Marvel Knights. Volver a externalizar parte de la producción de la editorial en pleno Heroes Return podía parecer un paso extraño, pero la idea era precisamente complementar la vuelta al clasicismo de los principales pilares heroicos creando paralelamente un espacio con un tono más moderno para las series más minoritarias. El Castigador fue una de las cabeceras fundacionales de la nueva línea junto a Daredevil, la Pantegra Negra y los Inhumanos, pero este nuevo asalto se limitó a una serie limitada de 4 números escrita por Christopher Goleen: El Purgatorio (más un cruce con Lobezno); su bizarro argumento, con el Castigador difunto y resucitado como agente sobrenatural en lucha con las fuerzas demoniacas, nos haría mucha más gracia si no tuviera tantos puntos de conexión con el actual Frankencastle.

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Con la breve estancia de Kevin Smith en Daredevil, Marvel Knights inauguró además  la actual política de Marvel de abrir sus series a profesionales de otros medios (especialmente a guionistas televisivos). También sirvió de entrada a toda una nueva generación de autores provenientes de la esfera independiente, como David Mack, Mije Oeming o Brian Michael Bendis. Dos de ellos, el tándem formado por Garth Ennis y Steve Dillon, se pondrían en 2000 al frente de una nueva maxiserie del Castigador, “Welcome Back Frank” (traducida en España como “Queridos vecinos”); y a la tercera va la vencida. Ambos autores venían de revolucionar Vertigo para DC con sus “Predicador” y “Hellblazer”, e incorporaron sus características comedia negra y ultraviolencia para devolver exitosamente al personaje a sus orígenes de vigilante urbano, rodeándole además de toda una nueva galería de estrambóticos secundarios y mostrando más salvajemte que nunca el Universo Marvel. La fórmula se prolongó por cuatro años en forma de serie regular de Marvel Knights, antes de que Ennis se lo llevara con algunas variaciones a la línea MAX para lectores adultos.

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Simultáneamente, “X-Men” triunfaba en las pantallas de cine de todo el mundo. Harras fue incapaz de atraer nuevos lectores de entre los espectadores, lo que acabó precipitando su caída y el ascenso de Joe Quesada al sillón de Editor en Jefe que aún ocupa, porque sus Marvel Knights conectaban mejor con la nueva sensibilidad cinematográfica. El círculo se cerró cuando Avi Arad (entonces máximo dirigente de Marvel) y Gale Anne Hurd decidieron partir precisamente del Punisher de Ennis, y concretamente de “Welcome Back Frank”, para su adaptación del personaje.

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Avi Arad no precisa presentación para los lectores del Cineclub, pero conviene detenernos en su compañera, pues ha seguido ligada como productora a Marvel y al mundo del cómic en general, a través de las subsiguientes entregas de las franquicias de Hulk y El castigador, o la inminente adaptación televisiva de “Los muertos vivientes”. Veterana productora asociada fundamentalmente al género fantástico (amén de activista feminista), Gale Anne Hurd es famosa por haber producido durante los 80 los primeros éxitos del que fuera su primer marido, James Cameron, quien ya estuvo en aquella época a punto de haber dirigido sendas adaptaciones frustradas de “X-Men” y “Spiderman”. Ambos comparten también su propensión a contraer matrimonio con compañeros de profesión: tras Cameron, Hurd se casó primero con Bryan De Pama y después con el guionista Jonathan Hensleigh, quién a la sazón debutaría como director precisamente con la cinta que nos ocupa. Así es Hollywood.

Cotilleos al margen, la elección de Hensleigh evidencia el cambio de rumbo cinematográfico de Marvel tras los decepcionantes réditos de “Hulk”, pues él fue el autor del guión del primer proyecto de dicha adaptación, abortado por la llegada de Ang Lee. El director hubiera sido  Joe Jhonston, para quien Hensleigh había escrito también el libreto de “Jumanji”, producida asímimismo por Hurd; también Jhonston se resarcirá próximamente, como director de la próxima “El primer vengador: Capitán América”. La carrera de Hensleigh como guionista comenzó con varios episodios de “Las aventuras del joven Indiana Jones”, especializándose después en superproducciones de acción, muy destacadamente de la mano de Jerry Bruckheimer, con títulos como “La Roca”, “Armaggedon”, “Con Air” o “60 segundos”, de tono sorprendentemente distinto al que imprimiría después como director a “The Punisher”.

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El papel protagonista fue ofrecido únicamente a Thomas Jane, un actor que sin ser una superestrella sí que se había hecho un rostro conocido como secundario de varias películas destacadas de los últimos 90, como “Boogie Nights”, “La delgada línea roja” o “Magnolia” (y antes en la televisiva “Buffy Cazavampiros”), que había demostrado su aptitud para encarnar a un héroe de acción en títulos como “Deep Blue Sea”, que comenzaba por entonces a recibir sus primeros papeles protagonistas, siempre versátil y correcto aunque a menudo plano y sin brillo. Éste rechazó el ofrecimiento hasta en dos ocasiones porque no estaba interesado en el género, aunque acabó aceptándolo cuando le mostraron la cruda versión del personaje en manos de Garth Ennis, y especialmente la imagen nada superheroica que mostraba en las portadas del dibujante fotorrealista Tim Bradstreet, quien por cierto ya había trabajado dos años antes en el diseño conceptual de “Blade II”.

Fue amor a primera vista. Jane estuvo tan impresionado por el trabajo de Bradstreet que consiguió que el departamento de marketing de la película cambiara la imagen prevista para su promoción y contratara al dibujante para emular sus portadas en “Marvel Knights: Punisher”, utilizando lógicamente la imagen del elenco en lugar de sus modelos habituales. Toda la película fue influenciada por el look de dichas ilustraciones, hasta el punto de que también se recurrió a su autor para la escena ”perdida”  del flashback de la Guerra del Golfo,  eliminada del rodaje por falta de presupuesto y recuperada como un cortometraje animado en blanco y negro para la versión extendida. Más aún, el propio Thomas Jane prolongó su colaboración con Bradstreet más allá de la película: primero, posó para él como Nick Furia para las portadas del arco “Madre Rusia” del MAX Punisher, y en 2005 coescribió junto a Steve Niles una miniserie de ciencia ficción para Image Comics titulada “Bad Planet”, en la que también colaboró el ilustrador.

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El propio Hensleigh se hizo también cargo del guión, sobre un borrador previo de Michael France, quien curiosamente había revisado a su vez su adaptación de “Hulk”, y volvería a escribir para Marvel al año siguiente “Los 4 Fantásticos”. Sería esperable que un director novato pero veterano guionista se apoyara en su punto fuerte, máxime partiendo de un material tan adaptable, pero más allá de sus limitaciones presupuestarias, el mayor lastre de la película es sin embargo la excesiva convencionalidad de su libreto, incapaz de aprovechar ninguna de sus propias propuestas.

El principal cambio respecto al origen del cómic, transformar  la muerte fortuita de su familia durante un tiroteo entre mafiosos en una vendetta premeditada contra el propio Frank, podría haber centrado la historia precisamente en el núcleo del personaje, los inciertos límites entre justicia y venganza. Así, al igual que en la adaptación de 1989 y prácticamente en toda versión del personaje salvo la original,  Castle pasa a ser policía, agente del FBI en esta ocasión (aunque conserve su pasado militar para justificar sus aptitudes), para vincularlo al villano de la función. Hensleigh lleva al menos este manido atajo de guión al terreno del personaje, estableciendo una venganza cruzada: la causa del ataque es el fallecimiento previo del hijo del mafioso en una operación policial comandada por Frank, si bien su muerte sí que fuera fortuita y la víctima no era inocente. Esta estructura ya estaba presente en el “Welcome Back Frank” de Ennis, si bien el matrimonio Saint del filme se separa totalmente de la familia Gnucci del cómic, y se prescinde siquiera de profundizar en la trágica simetría de la paternidad mutuamente arrebatada de los antagonistas, limitándose a un funcional desencadenante de la acción.

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Puede que parte de la culpa la tengan un caricaturesco John Travolta como Howard Saint y un plano Thomas Jane, demasiado limpio y bienintencionado para Castle, pero también es cierto que sus personajes están reducidos desde el mismo guión al puro tópico. En el plano actoral sólo cabe destacar a la mujer del gángster, una Laura Harring con “Mulholland Drive” aún reciente, magnética como mujer fatal, madre herida y esposa ardiente, casi tan cruel como Ma Gnucci. Su rencor es la causa última de que su marido extienda la vendetta no sólo a Frank sino a toda su familia en sentido amplio, sorprendiendo encontrar al Roy Scheider de “Tiburón” como patriarca del clan Castle. Demuestra de qué palo viene tal astilla al defender a los suyos de los sicarios de Saint codo a codo con Frank, lo que no deja de ser ciertamente risible. Si acaso lo único que puede criticarse del bloque de origen es que justifica elementos del personaje que no lo necesitaban, fundamentalmente la calavera y las armas del Castigador, que al pretender trascender en legados respectivamente del hijo y el padre de Castle pierden su fuerza primaria como expresión externa de su violencia interior.

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Pero cuando la película pierde casi todo su sentido es una vez que Castle se transforma en el Castigador. El espectador espera sumergirse en una intensa ola de violencia, pero los personajes se desdibujan y la trama se vuelve acomodaticia y predecible, prácticamente un telefilme. Se hace difícil además reconocer al personaje original en una intriga sin casi acción, y en una ambientación que le es completamente extraña, de Nueva York a los ambientes latinos de Florida y Puerto Rico sin ninguna causa aparente más allá de que era más barato rodar allí y de que Marvel apuesta claramente por heterogeneizar sus producciones. Hensleigh se guarda al menos suficientes cartas para conseguir recrudecer un final más o menos satisfactorio, pero es frustrante que sólo entonces logre llevar al personaje al punto del que debería haber partido: Frank Castle no asume hasta el epílogo que su misión es castigar a todo criminal para acabar con su impunidad, mientras que durante el resto del metraje, por mucho que hable de justicia, ni queda claro que la sociedad no castigue a los culpables, ni llega a mostrar otra motivación para su cruzada que la mera venganza personal.

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Uno de estos cabos sueltos se ata en la versión extendida. Al margen del ya  mencionado corto animado sobre la Guerra del Golfo, ninguno de los cortes responde a censuras o ampliaciones de las escenas de acción como hubiera sido predecible, sino que se centran en desarrollar el personaje de Jimmy Weeks (Russell Andrews) y en el descubrimiento por parte de Frank de que fue su ex compañero quien lo vendió a Howard Saint. La nueva versión no es sin embargo mucho más recomendable que la original, porque prolonga un metraje ya de por sí demasiado abultado hasta unas absurdas dos horas y cuarto, debilitando el escaso ritmo que mantenía el primer montaje, en el que paradójicamente no faltan escenas innecesarias. Aunque nos duela como lectores, tal vez hubiera sido preferible sacrificar en su lugar la trama secundaria de los “queridos vecinos” con que Frank comparte edificio, que sí hubiera sido un guiño satisfactorio al cómic para una nueva edición, pero no acaba de integrarse satisfactoriamente en la trama de la película. Tal vez Hensleigh no haya sabido transferir su función humanizadora de Frank a la película, o Jane no transmita suficientemente que su desequilibrada personalidad necesita de un ancla para no hundirse en la locura, o simplemente hayan sido traducidos demasiado literalmente del papel al celuloide sin adaptarse al registro del resto de la película. Para colmo, se intenta añadir una trama romántica, fallida por la nula química de los intérpretes, al adjudicar el papel de la entrañable Joan nada menos que a la exuberante Mística de “X-Men”, Rebecca Romijn-Stamos.

Cineclub Marvel: The Punisher (El Castigador) (2004)
Cineclub Marvel: The Punisher (El Castigador) (2004)

Paradójicamente, la misma película nos ofrece un ejemplo de cómo afrontar una traslación literal desde el cómic, su mejor tanto como adaptación y aún como película, la brutal pelea con El Ruso de las mismas páginas de “Welcome Back Frank”. Su gran acierto es escapar al ridículo de su marcado tono cartoon, puro Steve Dillon, añadiéndole el gag musical de “La donna é mobile”. Por lo demás, la banda sonora de Carlo Siliotto pasa demasiado desapercibida, destacando su ausencia en las escenas de acción.

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Por el contrario, Hensleigh eliminó los otros dos personajes del cómic que aparecían en el borrador de Michael France, Puzzle, el archienemigo clásico del Castigador (con el permiso de Daredevil), y Microchip, el inventor del descomunal armamento que ha usado durante buena parte de su carrera. Probablemente prescinda de ellos para mantener cierto realismo, del mismo modo que ignora la furgoneta de combate. No obstante, ambos personajes fueron luego incluidos en la versión de 2008, y el mismo Hensleigh incluyó al primero en el guión de la pretendida secuela de la presente. En su ausencia, al igual que los vecinos vienen a ser el apoyo de Frank, el rol de ayudante del Castigador viene a ejercerlo, aunque desde el bando enemigo, el confidente interpretado por Mickey Duka, en buena medida basado en el personaje original de Mickey Fondozzi.

Pese a todo, la labor del director debe ser convenientemente contextualizada, pues aún sin haberse planteado nunca como una superproducción, el proyecto contaba inicialmente con más medios de los que finalmente dispuso. Definitivamente, el Castigador parece gafado en el cine, pues ya su primera adaptación acabó saliendo directamente a video en 1989 porque New World Entertainment, propietaria entonces de la propia Marvel además de productora del filme, quebró en pleno rodaje a consecuencia de la irrupción del tiburón financiero Ronald Perelman. Del mismo modo, la adaptación de 2004 se vio afectada porque su productora Artisan Enterteinment (quien ostentaba los derechos del personaje en tanto que distribuidora de la versión de 1989) fue adquirida por la canadiense Lionsgate durante la fase de preproducción, y para no obstaculizar el proceso de compraventa, el presupuesto de la película y el tiempo previsto para su filmación se vieron repentinamente reducidos. Pese a su inexperiencia, Hensleigh logró al menos una factura técnica mínimamente aceptable en tan sólo 58 días de grabación y un presupuesto manifiestamente insuficientemente, logrando que al menos esta vez sí pudiera estrenarse cinematográficamente.

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Dados el personaje y el presupuesto, Hensleigh acierta al homenajear las películas de justicieros de los años 70, huyendo de efectismos y entregándose a la acción física, explosiones y persecuciones de coches, aunque se quede más en la forma que en el fondo. La influencia de Charles Bronson y Clint Eastwood estaba ya muy presente cuando Gerry Conway y Ross Andru crearon al personaje, y  en el fondo Garth Ennis no ha hecho más que recuperarla desinhibidamente, aunque la película se quede más en la forma que en el fondo. También debe aplaudirse a este respecto la exhaustiva preparación de Thomas Jane, tanto física como en el manejo de armas y técnicas de combate.

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Lógicamente, la taquilla evidenció que “The Punisher” jugaba en una liga distinta a la de las restantes adaptaciones marvelitas. Pero sus 55 millones de dólares de recaudación mundial bastaron para arrojar un saldo positivo gracias a su mísero presupuesto. Además, las ventas de DVDs superaron la propia taquilla, ingresando nada menos que otros 60 millones, 115 sumando ambas cajas, que animaron a Lionsgate y Marvel Studios a continuar la saga, anunciando la secuela para 2006. La hubiera dirigido John Dahl, un especialista en el género negro, y Jonathan Hensleigh preparó una primera versión del guión con Puzzle como villano, mientras que Thomas Jane volvió a someterse a un programa de musculación para retomar el papel de Castle; pero el rodaje, localizado en Lousiana, tuvo que retrasarse como consecuencia del paso del huracán “Katrina”, lo que sólo sirvió para evidenciar lo inmaduro que aún estaba el proyecto: Lionsgate encargó un nuevo libreto a Stuart Beattie, que no aceptaron ni Dahl ni Jane alegando diferencias creativas, y Kurt Sutter rechazó reescribirlo por entender que el presupuesto era insuficiente, acumulando hasta 3 años de retraso. Para cuando encontraron directora en Lexi Alexander y protagonista en Ray Stevenson, ya en 2007, “The Punisher 2: Welcome back Frank” se había convertido en “The Punisher: War Zone”, un reinicio sin ninguna relación con la cinta anterior.

Pero como diría Michael Ende, eso es otra historia que debe ser contada en otra ocasión.

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