A veces pienso que podría escribir un blog comentando sólo las manifestaciones y propuestas de las organizaciones empresariales en nuestro país. Su última ocurrencia para salvar al país de la crisis: que a los funcionarios públicos se les pueda despedir con las mismas reglas que en el sector privado.
Parece ser que la propuesta está contenida entre las que el Círculo de empresarios hace para que el Gobierno las incluya en los presupuestos de 2015. Si hay algún despistado todavía, este misterioso círculo es una especie de lobby empresarial presidido por la inefable Mónica Oriol, generadora de otras propuestas estrella para la recuperación económica y empresarial de nuestro país como la de que hay que rebajar el Salario Mínimo para los jóvenes que no tienen cualificación, puesto que no producen y no sirven para nada; o la de que es preferible contratar a mujeres menores de 25 o mayores de 45 años, porque no se quedan embarazadas.
Desconozco cómo la propuesta de favorecer el despido libre de funcionarios puede mejorar la economía. Mi limitado intelecto (merecedor sin duda de la rebaja de salario que como funcionario he sufrido los últimos años) me hace incapaz de comprender las sólidas teorías económicas y datos empíricos en que sostienen la propuesta.
Mis limitaciones me hacen pensar más bien que este tipo de propuestas no están basadas más que en el fundamentalismo neoliberal al que estos empresarios se adscriben, cuya doctrina les hace abogar por la desaparición del Estado en pro de un libre y omnipotente mercado y por tanto anatemizar cualquier servicio público. Y amparadas además en el más rancio populismo, aprovechando el desprestigio interesado de lo que llaman "casta funcionarial".
Pero seguro que son prejuicios míos, como digo basados en mi ignorancia...
Y llegado hasta aquí, os confieso que tengo una duda: seguir con la entrada en serio, intentando contraponer datos y evidencias que pongan de manifiesto la incoherencia de esta propuesta neoliberal; o bien tomárnoslos un poco a chufla, como decimos por tierras aragonesas.
Así que he llamado a Wang y hemos tirado una moneda al aire. Y ya lo siento, pero ha salido en serio. Así que hemos decidido complementar las propuestas que los empresarios hacen al Gobierno con otras de nuestra cosecha, para que el Gobierno las incluya también en los presupuestos de 2015.
Lo primero ha sido documentarnos. Inspirados en el Código de Comercio de la Dinastía Han (206 – 220 d.C), que Wang conoce muy bien, hemos conseguido concretar las siguientes propuestas:
- Todo empresario que al finalizar un ejercicio anual, presente en el balance de su empresa números negativos (pérdidas, vaya), recibirá un número de azotes en el culo proporcional al tamaño de su empresa. Por torpe.
- Como la austeridad es algo importantísimo para un empresario, ha de procurarse que estos vivan de la manera más austera posible. Para ello el Ministerio de Hacienda creará un cuerpo especial de inspectores que velarán porque los empresarios permanezcan encerrados en sus casas si no están en sus empresas. Les estará vetada cualquier forma de diversión y por supuesto cualquier gasto supérfluo. De esta manera se garantizará que su dinero no se dilapida en tonterías.
- Del mismo modo, al ser conveniente que los empresarios sean un ejemplo para la sociedad, las mujeres empresarias no podrán quedarse embarazadas hasta pasados los 65 años. En caso contrario, les será nacionalizada la empresa.
- Todo vástago empresarial que pretenda gestionar la empresa de sus padres, deberá pasar un examen de aptitud. El tribunal encargado de tales pruebas estará compuesto por un concejal que no haya sido nunca imputado, un cura párroco de algún municipio que no sea el de residencia del aspirante (para garantizar la neutralidad) y un árbitro de fútbol de regional preferente.
- Quedan eximidas de estas medidas las pequeñas empresas familiares, las fábricas de rabos de boina y las factorías de botijos, dado que por su valor estratégico para el futuro de nuestra emergente economía, merecen un tratamiento excepcional.
Pues nada, Wang y yo, siempre dispuestos para asesorar a este Gobierno. De nada, hombre, de nada...
Os dejo con Sabina y sus "Círculos viciosos":