Revista Cultura y Ocio

Ciudad del hombre, Fonollosa

Por Igork
José María Fonollosa en la ciudad del hombre. José María Fonollosa nunca dejó de escribir aunque no fue hasta un año antes de su muerte que otro poeta, Pere Gimferrer, editó en 1990 el coloso Ciudad del hombre: New York. Hubo una Ciudad del hombre, Barcelona (1993), tras su muerte y otras obras más.  Así, José María Fonollosa (1922-1991) cantó a las ciudades que lo conocieron, como si el enjambre de calles fuera tantas veces el silencioso testigo de su paso por el mundo: Barcelona, La Habana, Nueva York. Fonollosa no habla de la agustiniana ciudad de dios, habla del hombre, definitivamente. Tantas veces, como en Poeta en Nueva York, del hombre que no encuentra su lugar en el mundo y menos entre otros hombres. En la composición de Carrer d’Aragó 1 dice: «Os prohibirán un día conocerme». En cuya última estrofa añade: «Pero alguien hallará siempre la llave. / Penetrará en la cárcel que me encierre / y buscará entre sombras mis palabras. / Y reconocerá que hablo de él mismo, / de su fracaso, el mío, del de todos». De 1948 a 1985, nada más ni nada menos, el poeta barcelonés construyó, en el aislamiento, un extenso y ambicioso proyecto encaminado a expresar las condiciones de existencia del ser humano moderno. Que ningún poeta se desanime si su trabajo se forja durante muchas estaciones y no ve la luz. A lo mejor no hay otro camino. Plaça de Mossen Jacint Verdaguer Somos los más. Los fuertes por el número. Y hacemos el vacío en torno tuyo aislándote en un muro de silencio. O de burlas hirientes si tus gritos se asoman a las tapias que te encierran. Trituraremos tu obra mientras vivas. Dejaremos, no obstante, para ti, el mañana, el futuro. Es nuestro obsequio. Sueña en él tus noches marginadas. Mas no olvides que el hoy nos pertenece. Y nos lo repartimos. Este trozo de honores y dinero para aquél. Para éste y para mí nuevas prebendas... Ocupamos los puestos importantes. Nunca permitiremos que se premie tu originalidad. Ser diferente a nosotros resulta intolerable, pues somos los normales: los mediocres. Somos los más. Los fuertes por el número. En este largo paseo de días nublados y bares vacíos, Fonollosa no deja títere con cabeza. Incluso dejo algunos salvajes poemas suyos de lado, como el del niño en el que el poeta ve reflejado el exmarido de su amante. No se corta, no detecto autocensura. Veo un tipo que va por libre, lejos de modas, ismos y otros corsés. Fonollosa va a lo suyo. Quizá hubo un momento, o muchos momentos en que creyó que jamás iba a ser publicado. ¿Es eso la libertad? Me niego a hacer sonetos. Su estructura -dos anchos ataúdes de cuartetos y otros dos más delgados de tercetos- los muestra adustos, serios de figura. O semejan barrotes de una dura prisión de endecasílabos sujetos por rimas consonantes; obsoletos modelos del rigor. ¿Poesía pura? Mayormente son versos preparados a medida del molde y presentados con un burdo remedo de la música. Abjuro de sonetos donde sobra o falta espacio para expresar la obra en su justa extensión, la exacta, la única. EAST 59TH STREET  Un día la mujer se dará cuenta de que el hombre es adorno o mano de obra o un primario depósito de esperma. Que es ella la esencial para la especie. No sonriamos con sorna y picardía por sobrevalorarnos. Es clitórica. La deificación fálica es en ella hipocresía. Es mito varonil. Y el varón que lo impone es quien lo adora. Un día la mujer leerá la historia y sabrá quién es ella y quién el hombre. Relegará al varón a mano de obra y a su afición al sexo de los príapos. Y encuerará su real supremacía. La que hasta ahora ha ejercido ocultamente. Doyers Street No vendrá. De verdad. No vendrá nunca. Mi cuarto es muy modesto para el éxito. Ni hallaría la casa tan siquiera. Mi cuarto es muy austero para amigos. Nadie viene a reunirse entre estos muros. Mi cuarto es también frío y muy pequeño. ¿Cómo cobijar, pues, un gran amor? No es lógico esperar. No vendrá nunca un éxito, un amigo, un gran amor. Debiera de una vez cerrar la puerta. En esta dirección, impresionante, hay muchos de sus poemas: http://internettrash.com/users/v4vendetta/jmf_ny.html Fonollosa. La llave ha sido encontrado, y ya hace años de eso. Hasta Serrat y Pla te cantaron. Ciudad del hombre, Fonollosa

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