Revista Cultura y Ocio

Ciudadano del espacio (Citizen in space, 1955)

Publicado el 29 junio 2012 por Robertobarreiro
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Autor: Robert Sheckley

Colección: Nebulae nº 12

Edita: Sudamericana, Buenos Aires, 1978

 

Imaginen un episodio de La Dimensión Desconocida escrito por Jonathan Swift o por Mark Twain. Ahora conviértanlo en cuento y pongan doce de estos dentro un mismo libro. El resultado es este libro.

Robert Sheckley usa la ciencia ficción como una plataforma para reconstruir la sociedad con certeza y profundidad. Si vos crees que Ray Bradbury es una voz crítica de la sociedad moderna, te vas a quedar de piedra ante los planteos de este autor. Cada uno del os cuentos de esta antología es un análisis demoledor de la realidad. No hay un cuento con desperdicio así que vayamos brevemente uno por uno.

“La montaña sin nombre” usa la idea del planeta como entidad viviente que quiere sacarse de encima a esos molestos piojos con pretensiones llamados humanos de su superficie. Lo que hoy es parte de la teoría de Gaia que reivindican algunos sectores ecologistas y las preguntas sobre desarrollo sustentable que hoy nos preocupan las tenemos planteadas en este cuento que es de 1955. Si eso no es futurología…

“El contador” es un breve paso de comedia sobre una familia de brujos y su hijo oveja negra empeñado en estudiar… Contabilidad.

“Caza difícil” pone a un boy scout extraterrestre tratando de cazar a unos humanos para ganarse su medalla de pertenencia.

“Un ladrón en el tiempo” es un ejercicio brillante de viajes y paradojas temporales.

“Un hombre de suerte” es devastador. Lo que empieza como una reflexión sobre lo bien que me va termina convirtiéndose en un relato posapocalíptico. En solo tres páginas. Maravillosamente efectivo.

“No tocar” trata el contacto entre humanos y extraterrestres como posiblemente pasará: sin ninguno de los implicados entendiendo nada del otro y felices de terminar con eso lo antes posible. Y con unos momentos hilarantes cuando uno ve a los humanos metidos en la nave espacial extraterrestre intentando robarla y encontrándose con que pueden convertirse en una trampa mortal.

“Algo a cambio de nada” debería ser de lectura obligatoria antes que alguien pida una tarjeta de crédito o un préstamo personal hoy día. Porque lo mas probable es que terminen como el protagonista.

Pero por lejos, el mejor relato de todos es “Un pasaje a Tranai”, una demoledora reconstrucción de una utopía funcional que no es tan buena como lo parece al inicio. Hay momentos antológicos que me sacaron carcajadas. Brillante, simplemente brillante.

“La batalla” es otro relato que da una vuelta de tuerca sobre el Juicio Final

“Autorización para delinquir” es otro gran momento. Una colonia de un planeta alejado debe demostrar a los terrestres que son efectivamente terráqueos y construyen todo lo que creen que debe tener un mundo terráqueo... incluído un delincuente, en un mundo en que hace doscientos años que no pasa nada malo.

"Ciudadano del espacio” se ríe de la idea del Estado Gran Hermano, reduciendo la situación al absurdo.

Finalmente "Preguntas ingenuas” nos deja con la sensación de que le conocimiento absoluto es imposible. Termina con una de las frases mas demoledoras que leí en la vida y que da perfecto para cerrar esta reseña de este libro imperdible:

“Para formular una pregunta, es necesario conocer de antemano gran parte de la respuesta”

 


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