Ciudades adaptadas: más allá de las rampas

Seguramente a la mayoría de nosotros cuando pensamos en ciudades adaptadas a personas con discapacidad física, se nos vienen a la cabeza rampas y más rampas y poco más que rampas.

Una ciudad llena de rampas también era mi imagen de ciudad accesible hasta que ayer llegó a mi muro de facebook la siguiente imagen:

Esta imagen hizo que me preguntara: ¿habrá un mundo de mobiliario urbano adaptado más allá de las malditas rampas?

Con esta pregunta en la mente empecé mi investigación en Google y descubrí que no solo hay un mundo, hay todo un universo de mobiliario urbano adaptado que podría mejorar infinitamente la accesibilidad de nuestra ciudades.

En cuanto a parques infantiles la oferta es muy diversa y no solo favorecen la accesibilidad de los niños con discapacidad física a los parques sino que mejora la inclusión de estos niños con el resto de niños, porque no son “parques para discapacitados”, son parques para todos. Puesto que cualquier niño sea como sea estaría encantado de jugar en parques como estos:

Y no solo de rampas y parques infantiles adaptados viven las ciudades adaptadas también encontramos fuentes, bicicletas de alquiler, paradas de autobús, contenedores de basura y reciclaje,…

Y lo mejor de todo es que el mobiliario urbano adaptado no solo se restringe a los centros urbanos, ¿tu ciudad tiene playa, montaña o piscina pública? ¿Qué tal si las podemos disfrutar todos?

Alejandro Espí nos contaba esta semana cómo el gobierno valenciano ha derrochado el dinero en obras faraónicas cuya utilidad para el ciudadano de a pie es bastante cuestionable, también Jordi Évole en el episodio de Salvados llamado “la burbuja cultural” nos enseñaba como los gobiernos locales y autonómicos habían realizado obras desproporcionadas en muchos lugares de España en nombre de la “cultura”, aunque realmente la cultura de estos proyectos nunca llegó al ciudadano, y sin ir más lejos, estas últimas semanas ha sido muy polémica la decisión del ayuntamiento de Alicantede poner un desmesurado número de mobiliario urbano infantil, poco o nada adaptado, en una única calle de la ciudad por un coste muy elevado.

¿Cuándo se darán cuenta los políticos que su función no es pasar a la historia por haber creado el mayor esperpento urbanístico de su ciudad, sino que su función es dejar una mejor ciudad para todos y cada uno de sus ciudadanos?

¿Cuándo dejaremos los votantes de premiar las obras faraónicas que de poco nos sirven en nuestra vida diaria y empezaremos a apreciar los pequeños detalles que hacen de nuestra ciudad una ciudad más cómoda y útil para todos?