Esto ha sido un aquíyahora en toda regla. Un impulso pasional.
Tanto, que el nombre de la receta lo he decidido mientras me la comía, y no antes.
Como cuando conoces un tío buenorro, le miras, te mira y piensas qué vueltayvuelta tienes, mozo.
Con la diferencia de que mí la sangre no se me ha alterado esta vez por un mozalbete apretao, sino por una cocotte. No me juzguéis, daría igual.
Los hechos se sucedieron así:
Recibí un mail de Sebastián [ Gourmet like me] anunciándome que era la flamante ganadora de una mini cocotte Staub, cortesía de Zwilling.es.
Como Sebastián y yo vivimos en Madrid, quedamos para la entrega en una cafetería encantadora, en la que pasamos un ratito muy agradable, tomamos un café y charlamos.
Y me voy yo con mi cocotte, y como es tarde tardísimo cuando llego a casa [porque del café me fui a una reunión] no me queda más remedio que despedirme de ella sin sacarla de su caja.
Al día siguiente la abrí y ya me disponia a meter mi cena en mi cocotte porque me da igual si tengo para cenar un wok de fideos soba yo quiero estrenar mi cocotte cuando caí en la cuenta de que... tengo que encender el horno. Un pan recién levado me mira desde la encimera, preguntándose cuando pienso dejar de mirar la cosa roja esa y ocuparme de cocerlo.
Así que hice lo siguiente: busqué en mi cabeza algo que se pudiera hacer en el horno dentro de una cocotte de hierro colado, de pequeño tamaño y que pudiera meterlo ya [descartando mirar en internet y pasar quince minutos tomando una decisión].
Y encontré dentro de mi cabeza lo siguiente:
- Una imágen de cierto cocinero de la tele diciendo para hacer una crema flanera se usan 5 huevos por cada litro de leche... bla bla bla...
- Yo misma dándome cuenta, mientras preparo la mezcla de un clafoutis de cerezas, de que la receta me pide una crema flanera con una parte de harina adicional
- Un vago recuerdo de una foto de pinterest donde aparecían maravillosas cocottes de colorines con un sufflé recién sacado del horno y que me parecían un desparrame de lujuria culinaria [y me daban mucha envidia cochina]
- Y un tal Arquímedes que un día encontró lógica cierta tontería [una cosa de cuerpos que se empujan en el autobús o algo así] y gritó Eureka!
Así que empecé por el eureka! y continué por el razonamiento. Crema flanera, una parte de harina [a ojo, hasta que di con la consistencia], unas gotas de stevia y una pera más pocha que la reina madre que estaba al fondo de la nevera.
Y aquí tenía yo mi mini-cocotte lista para ir al horno.
Decidí poner algo de levadura, que en el clafoutis originalmente no se pone, para suflar ligeramente la crema y que quedara ese aspecto de soufflé desinflado tan mono con los bordes dorados. Sin más.
Y lo he llamado clafoutis porque es lo que más se parece a lo que he hecho, pero vamos, esa decisión fue la última que tomé y porque tenía que llamar de alguna manera al invento de la pera moribunda y la encantadora cocotte. Sin más.
Pasen y vean.
Por supuesto, en la mini cocotte sólo cabe una cuarta parte de los ingredientes, si quieres hacerlo para cuatro personas, necesitas una cocotte grande o un molde de 16-18 cm para una versión alta de este clafoutis, o un molde de clafoutis de unos 24 cm [en cuyo caso, deberás prescindir de la levadura, lo explico en la receta].
Pera, 2 uds [400-500 g aprox]
Stevia líquida, 3g** [o 100 g de azúcar]
Levadura, ½ cucharadita [opcional, en la receta lo explico]
Vainilla en pasta
*Si no eres intolerante a la lactosa, no hay ninguna razón para no usar leche de vaca [o nata, en caso de máximo vicio]
MODUS OPERANDI*Léete este post antes de poner la stevia, aquí indico cómo calcular la cantidad de stevia según la concentración
Esta receta es tan fácil de hacer que me he negado a darme el trabajo de hacer un paso a paso fotográfico.
Lo único que necesitamos para hacer un clafouti es mezclar bien los ingredientes de la masa [harina, leche, huevos batidos, stevia o azúcar, vainilla] y dejarlos reposar media hora.
Incorporamos las peras [o la fruta elegida] cortadas en láminas, y lo volcamos sobre un molde. Yo para este molde, he puesto primero toda la masa, he cortado una pera bastante gordota en dos mitades, he hecho láminas [al ser gordota, han salido muy anchas] y las he colocado de pie dentro de la masa, para que sobresalieran una vez cocido.
La fruta flotará en la masa, si quieres que quede vertical, te aconsejo que pongas unas láminas tumbadas en el fondo. Estas láminas van a flotar, y sobre ellas, pones las demás láminas en vertical. El peso hará que se hundan en la masa, pero si tienes cuidado, sostendrán a las que sobresalen. Es como una plataforma marítima en versión pastel de pera. Es entretenido, pero funciona.
El clafoutis se hornea a 180 ºC entre 25 y 40 minutos, en función de la altura del molde elegido. Los clafoutis tradicionales, que se hacen en moldes de quiche, bajitos, se hornean 25 minutos. Pero si utilizas un recipiente alto, como esta mini cocotte, necesitarás un poco más de tiempo para que quede bien cocido.
La levadura. Un clafoutis no lleva levadura. Es un sacrilegio. Los clafoutis son masas compactas, homogéneas, que se dejan reposar media hora justamente para que las burbujitas de aire que se han formado en el batido, se vayan a otra parte y no rompan nuestro bonito pastel.
Eso es así, y te aconsejo que cumplas con ello si horneas un clafoutis en un molde bajo, o la superficie del pastel se romperá y agrietará por mil sitios durante la cocción. Y peor aún: como la masa tiende a inflarse, cuando salga del horno, al enfriar, se bajará y cuando más alta suba, más destrozos habrá en la caída.
Peeeeeeeeeeeeeeero. Hay una razón por la que poner levadura a este postre. Si horneamos una masa de clafoutis en un molde que originariamente no está pensado para esta preparación, más alto, añadir un poco de levadura hará que la masa suba ligeramente, se tueste maravillosamente en los bordes, y al bajar, tenga un aspecto adorable, rústico y dorado. Como el molde es pequeño, no llega a romperse, y tiene un puntito que a mí me gusta mucho. Al poner la pera en el centro, colocada en vertical, la sensación de pastelito dorado con cráter de fruta es total, a mí me encanta.