Revista Cultura y Ocio
Esta entrada va a ser un poco chorra, la verdad, pero es que estoy un poco mosqueada con el tema de los spoilers, sobre todo en los clásicos de la literatura. Tengo la extraña sensación de que muchas personas, por no hablar de la sociedad en general, dan por hecho que es de conocimiento común las tramas y finales, sobre todo finales, de libros como Anna Karenina o Jane Eyre. Porque sí. Porque son clásicos y punto. Y, oye, no se ruborizan ni un poco cuando te sueltan algún dato fundamental de la trama; así, de sopetón. Eso sí, si el libro en cuestión es una publicación reciente, ándate con mucho cuidado porque es sacrilegio comentar lo más mínimo, no vaya a ser que se le estropee la lectura a alguien. No me preguntéis por qué. Yo lo veo igual de mal en los dos casos. Leo porque me gusta, para disfrutar de las historias. Para sorprenderme. Ya sea un libro publicado hace doscientos años o tres días. Si por algún motivo sí que conozco de antemano información esencial de la historia, no voy a dejar de leerlo, eso seguro, pero posiblemente no lo disfrute de igual forma. Hace algún tiempo leí en algún sitio que no se pueden considerar spoiler a información fundamental de un libro o película clásica simplemente porque tú no lo conozcas. Eso es problema tuyo. Se ponía como ejemplo -bastante tonto, todo sea dicho- la película Titanic. Es decir, que nadie se vaya a echar las manos a la cabeza si alguien te cuenta que el Titanic se hunde. Ejemplo un poco cogido por pinzas, ya que el spoiler en realidad sería la historia de los personajes, no el hecho histórico. Pero bueno, me vale de ejemplo. Dudo que nadie, hoy en día, tenga cuidado a la hora de hablar del desenlace ¿Por qué generaciones futuras tienen que nacer con un cuaderno de spoilers bajo el brazo? Tengo que reconocer que yo lo hago también con la serie de Harry Potter, dando por sentado que todo el mundo lo conoce ya y seguramente estropeándole la historia a nuevos lectores. Quizá esta es la razón por lo que muchísima gente no se anime a leer más clásicos, ya que, sabiendo lo que se van a encontrar de principio a fin, ven su lectura como algo que se debería hacer en vez de algo que se desea hacer.
Pero bueno, creo que me estoy desviando un poco del tema. Todo esta indignación viene dada a causa de los dos libros que veis en la foto. Aunque cueste creerlo, había conseguido llegar a la lectura de Anna Karenina sabiendo lo menos posible. Sí que tenía alguna idea, pero poco precisa. La cuestión es ahí estaba yo, disfrutando del libro como sólo ocurre con la primera lectura, cuando -atención, que esto es bueno- otro libro que estaba leyendo al mimo tiempo, y que nada tenía que ver con el género, me spoileó su final sin que me diera tiempo ni a reaccionar. Lógicamente, y teniendo en cuenta mi mosqueo, lo he apartado hasta que mi cerebro decida hacer las paces con el mundo. El segundo, y este sí que tiene más delito, es Jane Eyre. Yo ya lo he leído en varias ocasiones, así que no voy a hablar de una experiencia reciente -aunque si alguien se quiere reír, que sepa que me lo spoileó mi madre cinco segundos después de sacarlo de la biblioteca, aunque a ella se lo perdono-, sino del pedazo spoiler que podemos encontrar en la sinopsis. ¿Por qué? ¿Quién ha decidido que es buena idea contar una de las escenas más importantes de la novela, y que ocurre en el último tercio del libro, en la contraportada de la edición? ¿A quién? Aquí volvemos a lo mismo. Se supone que ese hecho es conocido por todos, ¿verdad? Pues no, no lo es. Por lo menos hasta que leen la sinopsis. En fin, como decía, esta es una entrada un poco improvisada fruto de mi mala leche y que me sirve un poco de desahogo. Pero de todas formas me encantaría conocer vuestra opinión. ¿Spoiler o no spoiler? ¿Consideráis que las tramas de ciertos libros deberían ser conocidas por todos independientemente de si lo has leído o no? Y no hablo de la importancia de la obra en la literatura, sino de los giros argumentales importantes, finales, etc.