A la hora de hablar en público, expresando opiniones, en charlas, al hacer preguntas, etc., encontramos variedad de reacciones. Desde las personas que no se ponen nerviosas y que se encuentran cómodos en esas situaciones, hasta las personas que solo con imaginarlo, les genera altos niveles de ansiedad, presentando síntomas como taquicardia, sudoración, tartamudeo, bloqueo, miedo…
Por ello, en este blog se pretenden dar claves a aquellas personas que les cuesta hacerlo, para que puedan afrontar su miedo, desarrollando herramientas o habilidades para estas situaciones o similares.
- Identifica tu miedo. Es conveniente analizar el miedo que se tiene en esa situación, para encontrar las posibles causas que impiden un buen desarrollo tales como “¿hacer el ridículo?”, “¿qué se rían de mí?”, “¿bloquearme?”… y de esta manera, sabiendo qué cosas nos dan miedo, podemos trabajarlas y reducir el malestar. Por ejemplo, aumentando la confianza en ti mismo, te hará ver que eres más capaz de conseguirlo.
- Se tu mismo. La imagen que proyectamos a los demás es importante. Por ello, en la medida que seas tú mismo y que des lo mejor de ti, llegarás mejor al público o a la persona a la que hables.
- No esperes que salga perfecto. Ninguna exposición que hagamos nos saldrá perfecta, pues la perfección, como vimos en el blog anterior, no existe. Nos puede salir muy bien, y en el caso de que hubiese errores, intenta disimular, pues en la mayoría de las ocasiones la gente no suele darse cuenta.
- Ensaya. Para que nos salga bien, muchas veces lo mejor es haberlo podido ensayar antes. Si soy una persona que se pone nerviosa, especialmente en estas situaciones, el factor de ensayo es fundamental. Además, la práctica nos dará herramientas y habilidades para enfrentarnos a estas situaciones y se aprenderá y mejorará con el tiempo.
- Se positivo. Tratar de concentrarse en el tema que queremos exponer, en vez de en los propios nervios o miedos. De esta manera, la probabilidad de que me salga mejor aumentará.
- Evita beber bebidas con cafeína. Las bebidas estimulantes será mejor evitarlas justo antes de la exposición, pues lo único que harán es incrementar los nervios.
- Busca caras conocidas y personas atentas. Estas personas proporcionan seguridad y tranquilidad, y te costará menos hablar.
- Cuidar el lenguaje corporal. Es importante que durante la exposición, podamos mirar a los que escuchan a los ojos. En los casos que resulte violento, se puede mirar al entrecejo y será más fácil. También es importante controlar el movimiento del cuerpo y de las manos, para no balancearse o gesticular en exceso. Apoyarse a algo o tener un bolígrafo o algo en las manos, puede provocar relajación, además de un control del movimiento corporal.
- Llevar un plan B. Reducir las posibilidades de que algo salga mal, hará que empieces más tranquilo. Por lo que si creamos alternativas por si algo sale mal, podremos ponerlo en marcha ante alguna crisis.
- Prepararse material de apoyo. En ocasiones puede ser necesario mirar las notas, por los que si tenemos un resumen a mano, puede salvarnos en un momento dado. Se recomienda que las notas estén en cartulina, ya que al estar nerviosos, un folio se mueve mucho más, y por tanto los demás pueden percibir tu estado.
- Si te bloqueas o te da un ataque de ansiedad:
- Bebe agua.
- Mira tus notas.
- Date mensajes positivos (“puedo hacerlo”, “soy capaz”, etc).
* Cada uno ha de evaluar los aspectos que más le facilitan o dificultan a la hora de hablar en público (como hacerlo sola o acompañada, si hace frío o calor, si te ha pasado algo emocional antes, la cantidad de tiempo de la exposición, etc.) y así crearse nuevas pautas especialmente dirigidas hacia sus dificultades.