Revista Baloncesto

Cleveland Cavaliers 2009-10: La gran (des)ilusión

Publicado el 16 mayo 2010 por Héctor
Cleveland Cavaliers 2009-10: La gran (des)ilusión(Foto: Elsa/Getty Images)
RESUMEN TEMPORADA 2009-10
Record '08-09: 66-16 (80.5%). Eliminados en final de conferencia (4-2) contra Orlando Magic
Record '09-10: 61-21 (74.4%). Eliminados en semifinales de conferencia (4-2) contra Boston Celtics
División: 1º de la Central DivisonConferencia: 1º de la Eastern Conference
Puntos a favor: 102.1 (10º)Puntos en contra: 95.6 (6º)
LÍDERES ESTADÍSTICOS
Puntos: LeBron James (29.7)Rebotes: Antawn Jamison (7.7)Asistencias: LeBron James (8.6)Robos: LeBron James (1.6)Tapones: Shaquille O'Neal (1.2)Minutos: LeBron James (39.0)
Lo Mejor: Otra temporada regular a un excelente nivel. Por segunda temporada consecutiva, los Cavs han ganado su división con claridad, otra vez superando las 60 victorias. Ha sido su quinta aparición seguida en los Playoffs después de siete años de sequía.
Lo Peor: La mala dirección de Mike Brown. El que fuera Entrenador del Año en 2009 ha mostrado todas sus carencias tácticas en estos Playoffs, especialmente en la eliminatoria decisiva contra Boston. En su descargo cabe decir que los Cavs son un equipo concebido para estar en las manos de LeBron, pero Brown no ha sabido reaccionar cuando su estrella ha empezado a fallar. Ahora, el futuro de ambos puede estar fuera de Cleveland.
La experiencia nos demuestra una y otra vez que en el deporte, sea cual sea, los proyectos ganadores no sólo se consiguen teniendo al mejor jugador y rodeándolo de buenos compañeros, sino que es también imprescindible una buena dirección técnica, saber jugar en equipo y encontrar alternativas cuando la situación viene mal dada. Si esto no sucede, te encuentras como se encuentran ahora los Cleveland Cavaliers, un equipo configurado para ser campeón pero que se ha quedado muy lejos de serlo y cuyo futuro pinta muy negro.
La NBA es un liga que vive de records y comparaciones, y desde hace un tiempo se había empezado a comparar la situación actual de LeBron James con la del Michael Jordan de finales de los 80. Es decir, una megaestrella con todos los premios individuales posibles pero que no había sido capaz de acercarse al Anillo, que es lo que corona realmente a los mejores. Jordan ganó su primer título en 1991, en su séptima temporada en la NBA, la misma por la que ha transitado LeBron este curso. King James ha sido elegido MVP por segunda vez en su carrera, ha sido All-Star en numerosas ocasiones, máximo anotador, presente en los mejores quintetos año tras año y considerado unánimemente como uno de los mejores jugadores de la Liga, tal vez el mejor, con unas características físicas que le hacen incomparable. En definitiva es The Chosen (El Elegido) o King (El Rey), por mucho que de momento no haya sido coronado.
Esta temporada, la urgencia de que LeBron se coronara campeón era mayor que nunca. Se lleva ya varios años hablando del verano de 2010 como la fecha en la que James puede convertirse en agente libre y cambiar de aires, revolucionando los objetivos de media liga que se va a pelear por tener sus servicios. Por ello, en Cleveland se sabía que la mejor (y casi única) manera de retener a su estrella era ofrecerle un proyecto ambicioso diseñado para ganar la NBA y tal vez formar una dinastía que durara por muchos años. El principal movimiento el pasado verano fue la adquisición de Shaquille O'Neal, un superveterano que está lejos de sus mejores días pero que ya fue un escudero de lujo para Dwyane Wade en el Anillo de Miami Heat en 2006. Sin embargo, la llegada de Shaq ha producido un impacto más mediático que deportivo, puesto que O'Neal ha vuelto a tener problemas con las lesiones y su incidencia en el juego ha sido muy discreta.
Y es que este ha sido, otra vez, el principal problema de los Cavaliers. No es un equipo que tenga un plan B, sino que su juego en los momentos importantes se resume en darle el balón a LeBron y dejarlo todo en sus manos. James es tan bueno que puede resolver algunos partidos, pero no puede ganar un Anillo y ni siquiera llegar a la final. Sus catorce compañeros se convierten en meras comparsas, sólo destinados a defender o a tener alguna oportunidad en ataque en situaciones puntuales, pero no existe ese jugador que pueda ser la alternativa a LeBron en momentos calientes. Ni siquiera lo ha sido un Antawn Jamison que fue la apuesta desesperada de Danny Ferry para mejorar una plantilla que ya de por sí lideraba la Conferencia Este con comodidad. Jamison no ha podido ser esa alternativa a LeBron que se demandaba, se ha mostrado demasiado irregular y algo perdido en ocasiones. Tampoco han dado ese paso adelante jugadores como Mo Williams (base que ha llegado a ser All-Star gracias a los espacios que genera James), Delonte West o Anthony Parker, arrugados en los momentos decisivos.
Mejor han estado otros como Anderson Varejao (incluido en el Segundo Quinteto Defensivo de la temporada y siempre aportando intensidad y entrega en el poste) o J.J. Hickson, la sorpresa agradable de la temporada. Establecido como power forward titular al principio de la campaña, y haciendo grandes números, su papel se fue reduciendo con la llegada al equipo de Jamison, hasta convertirse en testimonial en los Playoffs. Incomprensiblemente, Mike Brown ha marginado a este jugador también en la serie contra Boston, a pesar del roto que les estaba haciendo Kevin Garnett. Una muestra más del inmovilismo de un Brown que ha dado la impresión de no tener capacidad de reacción. Tal vez sea por incapacidad, o tal vez porque no puede hacer otra cosa que no sea basar su juego en LeBron, pero el caso es que los Cavs no han mostrado ningún poder de improvisación cuando los partidos se han salido del guión establecido.
La temporada 2009-10 ha resultado al final un auténtico desastre, un globo demasiado hinchado que les ha explotado en la cara, y un golpe del que les será difícil recuperarse. Todo huele a que LeBron va a salir del equipo, porque no parece dispuesto a conceder otra oportunidad al equipo de "su tierra". Un jugador de su carácter (demasiado bravucón, creído y antipático en muchas ocasiones) debe morirse de rabia cuando ve que se le empieza a encasillar como "perdedor", por lo que seguramente busque un proyecto nuevo en otra ciudad distinta. Si esto sucediera, el trauma en Cleveland podría ser insoportable.
 

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