Hace ya unos añitos que publicaba en twitter que el verdadero cambio en el mundo occidental, el verdadero paso hacia el siglo XXI no lo daría un Presidente negro en Estados Unidos, sino una mujer (de la raza que fuera). Poner a un chico “pijo” y quitar a otro era una decisión que poco, o nada, iba a ayudar a cambiar el “statu quo” reinante en el panorama socio-laboral que todos conocemos. Obama ganó por su excelente política de comunicación y por vender, mejor que sus antecesores en el Partido Demócrata, el sueño del “obamacare” (un sistema publico y gratuito universal de sanidad para USA). Obama comunicó de forma magistral y además se adelantó en las redes sociales a sus competidores, añadió el fenómeno sentimental con la promesa de que todos tendrían cobertura sanitaria gratuita y además vendió, sin dramas, su color de piel como un aval para el resurgir de América.
Yo siempre tuve claro que el cambio lo supondría Hillary Clinton, no porque me caiga bien o mal, no porque la admire (que tampoco), sino porque es una mujer, y el verdadero cambio vendría con una mujer a los mandos de los mayores portaaviones del mundo, con sus huellas en el maletín del botón rojo y con sus decisiones miradas con lupa por los principales índices bursátiles del mundo. Una mujer sentada en el sillón más poderoso del planeta, posiblemente con las ideas más revolucionarias que podrían llevar a Estados Unidos a ser un motor de cambio en todo Occidente.
Obama era un niño bien, como Clinton o Bush…vendían que algo había cambiado en USA, ¿en serio?, pensemos en actores de hollywood, en deportistas de cualquiera de las primeras ligas, en presentadores de reality shows, en médicos de prestigio internacional, en obispos, en escritores, en ejecutivos de las Big Four… había negros (personas de color, afroamericanos, o cualquier otra denominación que se prefiera, en ningún caso son despectivas). Había negros en todos los sitios de referencia y de influencia: te podía detener un sheriff negro, cuando volvías de un partido de los Lakers y de aplaudir a la estrella negra; o llegar a casa a escuchar a Oprah, ir a trabajar a tu oficina donde habría cientos de compañeros negros, visitar al doctor negro, etc. ¿De verdad el mundo necesitaba un Presidente negro, o lo que realmente necesitaba era un Presidente que cambiara las cosas y además lo hiciera bien?
Si pretendíamos que el problema racial se iba a solucionar con un Presidente como Obama… señoras y señores no hay nada más que ver las noticias en 2014 y lo que llevamos de 2015: el repunte de los conflictos raciales en USA en su mayor cota, desde hace 20 años. El caso de “Ferguson, Missouri” ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero esos problemas estaban latentes y seguirán. Porque se cambian con educación, con leyes y con el paso generacional…¡no con un Presidente negro!. Probablemente una mujer hubiera sido más contundente en la erradicación de los abusos policiales en ciertos estados (ojo, no estoy diciendo que en USA se vulneren los derechos humanos, son casos puntuales y penados).
Aquí podemos ver unos datos que nos aclaran mucho sobre todo esto, más que nada porque reflejan que, a veces no solo el color determina un alto % de probabilidad de ingresar en prisión, sino el sexo. Veremos que las mujeres, sean o no de color, no se meten en líos, por decirlo de una forma coloquial. http://www.elconfidencial.com/mundo/2014-08-20/seis-graficos-y-dos-mapas-para-entender-los-problemas-raciales-de-estados-unidos_178460/
Por lo tanto, ¿sería bueno que Estados Unidos estuviera gobernado por una mujer capaz? Sin duda, si.
Hillary ya ha anunciado que se presenta, ahora veremos que dicen en su partido.
Pero, ¿que ocurrirá con los republicanos? Marco Rubio se posicionaba en las últimas elecciones como la esperanza “de color” contra el Presidente Obama, muy obvio todo. Consolidar el poder tradicional, sumando a los hispanos y atrayendo a los desencantados con Obama. Pero esto podría ser una repetición del error Obama, por lo que muchos (como yo) pensamos que quizá estemos ante el tercer asalto del combate entre los Bush y los Clinton. Desde 1989 el escenario político mundial ha estado pisado por un Bush o por un Clinton, esto puede parecer una exageración, pero no lo es. Llevaríamos 25 años con un Bush o un Clinton en los mandos del gobierno o la oposición de la primera potencia mundial. Sorprende este dato en un País donde los mandatos están tasados en dos como máximo. Pero subestimamos el poder de las “sagas”.
En este caso se trataría del 3er Bush en entrar en juego por la Casa Blanca, Jeb (John ellis) Bush, ex-Gobernador de Florida, hijo de George H. W. Bush y hermano de George W. Bush. Jeb dió un paso atrás en la primera línea pero está consolidando sus apoyos internos para ser elegido por la mayoría de los republicanos. Tras la debacle de Mitt Romney en 2012, el Partido Republicano no se la jugaría con apuestas arriesgadas, más bien jugaría sobre seguro, ¿y qué hay más seguro que un Bush para quitar a un Clinton?.