Las personas necesitamos del afecto de los lazos personales tanto como el aire para respirar y poder vivir. El aislamiento social y la falta de amigos hace que nos falte ese espejo en el que poder mirarnos desde la empatía que produce la semejanza de alma a alma.
Así pues, ¿cómo podemos mejorar desde el Coaching nuestras relaciones personales?
- En primer lugar, potenciando virtudes que son más que necesarias para tener una relación a largo plazo: capacidad de escucha, paciencia, generosidad y apertura mental para comprender que cada persona es diferente y tiene su modo de ser y de pensar.
- Toma las diferencias en las relaciones personales como una fuente de riqueza ya que es muy gratificante poder tener amigos diferentes de los que poder aprender otras formas de mirar el mundo. Amar es compartir.
- Existe un error muy humano en las relaciones personales, especialmente, en el ámbito de la pareja: poner el foco de atención en los defectos del otro. Para evitar este gran error es indispensable que de una forma consciente pongas el foco en las virtudes que hacen de esa persona a la que quieres alguien especial, diferente, único e irrepetible.
- Practica la humildad para comprender que nadie es perfecto. Por tanto, centra tu energía en crecer como persona y superarte a ti mismo porque la vida es un camino de largo recorrido.
- Respeta el espacio de los demás y practica la independencia en tus relaciones, o mejor dicho, la interdependencia. No confundas el amor con la necesidad que produce la dependencia.
- Si un vínculo es tóxico en tu vida, ha llegado el momento de cortar esa relación y marcar distancia para darte el permiso a ti mismo de ser feliz. Deja ir a quien ya no te aporte valor.
- El tejido social de una persona evoluciona de una forma constante. Aprende a fluir con los tiempos para no quedarte estancado en el pasado. Por ejemplo, no tiene sentido que a los 40 años pierdas el tiempo añorando la etapa universitaria. Cada momento tiene su riqueza. ¡Disfrútala!
- Deja que te conozcan porque tienes mucho que aportar a los demás. Cada ser humano es un tesoro. Quiérete a ti mismo y valórate para poder elegir mejor a tus amigos. No tengas miedo de que te hagan daño. Sólo el que se arriesga a sufrir, se arriesga a ser amado.
- Practica la gratitud por esos momentos únicos e irrepetibles que compartes con aquellos que quieres.
- No pierdas la ilusión por hacer nuevos amigos porque en el mundo existen muchas buenas personas a las que vale la pena conocer. Recuerda que todo el que camina a tu lado tiene algo que aportarte. ¡Descubre qué!
Maite Nicuesa Guelbenzu y Olga Albaladejo Juárez