Previa a la cuestión del cocinado, está la del ser comido. Los cristianos católicos y los ortodoxos opinan que sí, que es buena idea comerse a Jesucristo. Entre los protestantes hay división de opiniones, algunos están a favor, aunque no hablan de transubstanciación sino de consubstanciación, otros opinan solo que hay algún tipo de presencia en la oblea y en el vino.
Javier Krahe hizo hace muchos años ya un vídeo en el que, jugando con esta ceremonia caníbal y con la idea también sostenida por los cristianos de que Jesucristo resucitó después de muerto, cocinaba un crucifijo que al tercer día debería salir él solo del horno.
Krahe no allanó moradas, no le metió el dedo en el ojo a nadie, no obligó a nadie a ver u oír su sátira, … solo hizo este vídeo que se emitió en una televisión varios años más tarde.
Ahora unos muy susceptibles apelan a una ley ambigua que la jurisprudencia nunca ha usado para ver si logran poner palos en las ruedas de la libertad de expresión y hacer nuestra sociedad un poco más medieval.
Si lo conocéis, qué os voy a decir. Si no lo conocéis, empezad por un clásico y no paréis: