Los aceites de origen vegetal, son mucho más saludables que las grasas de origen animal, que son empleadas en determinadas culturas para cocinar.
Y de todos los aceites vegetales, el aceite de oliva es el más rico en ácido oleico, una grasa monoinsaturada con efecto benéfico sobre el colesterol, ya que contribuye a reducir las cifras de LDL (colesterol “malo”) y a aumentar las de HDL (colesterol “bueno”), evitando así la formación de placas de ateroma (protege de este modo frente a la arterioesclerosis y las enfermedades cardíacas de origen coronario)
También es rico en vitamina E, una vitamina que actúa como antioxidante evitando el envejecimiento prematuro de las membranas celulares. Debido a su efecto antioxidante, también parece evitar el desarrollo de células tumorales (cancerígenas).
Además de todo lo anterior:
- Previene la aparición de úlceras gastroduodenales por su efecto protector sobre la mucosa del aparato digestivo.
- Estimula a la vesícula biliar por lo que las digestiones se ven facilitadas, en especial las de las grasas.
- Favorece la absorción del calcio y la mineralización de los huesos, por lo que es recomendable en todas las épocas de la vida, desde la infancia, para favorecer el crecimiento, a la menopausia, para evitar la osteoporosis.
- Ayuda a controlar el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre. Esto es de gran importancia, especialmente entre las personas diabéticas.
- Su consumo beneficia a la salud de nuestra piel y nuestro cabello. Es muy frecuente su uso en trucos de belleza caseros.
Ah, y no olvides que, de entre todos los aceites de oliva, el aceite de oliva virgen extra es el que posee una mayor calidad nutricional.