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Y otra maravilla más de Disney/Pixar, apta para niños y para mayores, ambientada en un México colorista en el que un chico enamorado de la música aprende el valor de la familia durante la noche del día de los muertos. Todo es magnífico en esta película y la sitúa como una de las cimas del cine de animación de Pixar, que es mucho decir. Diseño de personajes y escenarios, guión, pero sobretodo su imponente capacidad para atraparte por completo y conmoverte como pocas veces lo ha conseguido una película. No es triste, sino todo lo contrario, pero si no derramas más de una lágrima en un par de momentos puntuales es que tienes el corazón de hielo. Merecidísimos dos óscars en 2017: mejor película de animación y mejor canción.