Las críticas de Óscar M.: Código fuente
Colter Stevens (Jack Gyllenhaal) despierta en un tren rumbo a Chicago, su acompañante, Christina (Michelle Monaghan) le es totalmente desconocida, no sabe cómo ha llegado allí, se mira al espejo y no se reconoce, todos piensan que es otra persona y nadie le cree cuando afirma que trabaja para el ejército de los Estados Unidos y no es quien ellos creen que es. El terror y el miedo se apodera de Colter, pero por poco tiempo ya que, súbitamente, el tren explota y Colter despierta en una secreta instalación del gobierno.
Así de extraña y contundente comienza la última película del director Duncan Jones, un bucle de ocho minutos en los que el protagonista (aquejado de amnesia como justificación para hacer más llevadera la trama) y el espectador tendrán que descubrir porqué están ahí y qué les ha llevado hasta esa situación, antes de que el tren vuelva a explotar: un misterio a contra reloj.
La película se inicia con la idea ya desarrollada en la fantástica y divertida Atrapado en el tiempo, el protagonista vuelve a revivir el mismo espacio temporal una y otra vez, hasta que consiga superarlo y aprender algo sobre sí mismo; sin embargo, en esta ocasión, además tendrá que conseguir evitar que se produzca una explosión en el tren y para ello sólo cuenta con ocho minutos de tiempo.
El tedio que puede atacar al espectador cuando se ve inmerso en un bucle de tiempo tan reducido ha sido evitado en el guión de Ben Ripley alternando escenas entre la búsqueda del terrorista con fragmentos de la vida de Colter Stevens antes y durante su misión. Las escenas del tren están modificadas levemente para que cada incursión del protagonista en ellas sean diferentes y se eliminan en un momento dado los elementos repetitivos, una vez que el espectador y el protagonista ya están familiarizados con la situación.
A pesar de la poco relevante interpretación de Jake Gyllenhaal (que debe ejercer de detective tanto en la situación del tren, como en la de las instalaciones militares para descubrir la verdad) sí son destacables la labor de sus dos compañeras de reparto, tanto Michelle Monaghan como Vera Farmiga, ayudan a dar cohesión, realismo y continuidad al fantasioso e imaginativo guión, siendo esta última actriz un peso importante en la película que hará que los espectadores vuelvan a casa con un buen sabor de boca.
Aunque el trasfondo del guión pueda parecer sorprendente y nuevo es curioso como la premisa es bastante similar a la de otra película con la que actualmente compite en cartel: Código fuente comparte temática argumental con Destino oculto, la última película de Matt Damon estrenada en nuestros cines; en ambas el protagonista descubre que su presente está siendo controlado y está atrapado de esa forma en un futuro ya predeterminado.
Si bien en la película de Matt Damon el poder de control lo tienen unos seres en apariencia todopoderosos, en la de Jake Gyllenhaal son los científicos militares; sin embargo, en ambos casos, el protagonista trata de romper esa predeterminación, tomar el control de los acontecimientos y modificarlos para obtener un beneficio más productivo, tanto personalmente como para el resto de la sociedad.
Es sorprendente cómo los nuevos guiones de Hollywood animan al espectador a ser consciente de su propia realidad y a tomar las riendas de su vida, incitando a que no se deje llevar por los caminos marcados y modifique las situaciones para conseguir sus propósitos, por difíciles que parezcan en su consecución.
A pesar de todo, las resoluciones de las situaciones en Código fuente son bastante insatisfactorias: la del tren porque la motivación del terrorista resulta ser pueril, absurda y egoísta (cualquier acción similar ya es de por sí un acto de cobardía, inmadurez y poco juicio); y la del protagonista por ofrecer un doble final abierto que deja la posibilidad a una (totalmente innecesaria) continuación.
Por último la desconcertante música de Chris Bacon mezcla elementos de misterio, ciencia ficción y romanticismo (algo similar a lo que intenta expresar en imágenes la película), sin embargo la combinación es bastante pobre, los puentes entre los diferentes estilos resultan ser mínimos, y todo ello da lugar a una inclasificable banda sonora hecha a base de retazos y sin cohesión.
En definitiva, el guión introduce en el espectador la idea de que reflexione sobre su vida y cambie lo que no le gusta de ella; porque, tal vez, estos ocho minutos puedan ser sus últimos ocho minutos y, lo más probable, es que no tenga otra oportunidad de volver a vivirlos.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.
Revista Cine
Sus últimos artículos
-
Trailer oficial español de 'Brave' ('Indomable'), lo nuevo de Disney Pixar
-
'La clave del éxito': El triunfo y el fracaso de un sueño separados por unas pocas yardas
-
Kristen Stewart podría protagonizar la adaptación de 'Akira'
-
Trailer de la otra adaptación de Blanca Nieves, 'Mirror Mirror'