Todas las células necesitan coenzima Q10. Ya sea el corazón, el hígado, los riñones o los músculos entre otros. Además es un gran aliado antiedad.
La coenzima Q10 o ubiquinona es un elemento esencial para el buen funcionamiento de los mitocondrios, que vendrían a ser un elemento intracelular que funciona como una central eléctrica para que nos entendamos. Es decir, que cuando veamos en algún lugar escrito co-Q10 significa que aportará energía ya que esta coenzima favorece la producción energética. De hecho es esencial para mantener una buena condición física.
La concentración de coenzima Q10 tiende a disminuir con la edad. Además, si tenemos niveles bajos de esta coenzima se aumenta el riesgo de que aparezcan enfermedades crónicas específicas, tales como las causadas por problemas del corazón, enfermedad de parkinson, distrofia muscular, diabetes, cáncer y SIDA.
Algunos medicamentos como las estatinas (utilizadas para el control de la hipercolesterolemia) pueden disminuir los niveles de coenzima Q10.
A nivel cardíaco encontramos una gran concentración de Q10. Pensad que es una zona llena de mitocondrias que necesita mucha energía y por tanto, esta coenzima. Por eso se cree (no está seguro aún ni hay estudios al respecto) que los suplementos dietéticos de ubiquinona pueden de alguna manera ser útiles en la presencia de enfermedades del corazón.
Se trata de una sustancia hidrófoba, es decir, a la que no le gusta el agua. Por eso se absorbe mejor con alimentos porque es soluble con los lípidos (grasas).
El nivel endógeno de la coenzima Q10 alcanza la concentración máxima a los 20 años y disminuye de forma diferente según el órgano que sea (tal como vemos en la gráfica), de 5% al 32% hasta los 40 años y del 17% al 57% hasta los 80 años. Teniendo en cuenta estas cifras podemos ver la importancia que tiene su consumo sobretodo a más edad. Más aún en los siguientes casos:
– Riesgo cardiovascular y diabetes: promueve la producción de energía en el músculo del corazón, mejora la salud de los vasos sanguíneos, mejora la microcirculación, promueve la contracción del músculo del corazón y trabaja para controlar el azúcar en la sangre.
– Molestias musculares causadas por las estatinas: como he comentado antes, las estatinas reducen los niveles de la coenzima Q10.
– Deporte y actividad físicas: proporciona energía durante el rendimiento deportivo, mejora muscular aumentando la disponibilidad de energía, reduce la sensación de fatiga, previene la formación de radicales libres, ayuda a reducir el daño muscular y promueve la recuperación.
– Envejecimiento de la piel: combate la aparición de arrugas, promueve la producción de elastina y colágeno tipo IV, contrarresta la acción de los radicales libres generados por la radiación solar.
– Problemas en las encías: mejora la salud gingival. Es útil en casos de inflamación y periodentitis.
– Dolor de cabeza: reduce la frecuencia de la aparición de los síntomas.
– Infertilidad masculina: mejora la movilidad de los espermatozoides y la densidad del líquido seminal.
–Uso de medicamentos: por ejemplo los anticonceptivos orales, estatintas, antidepresivos o betabloqueadores. Reducen los niveles de ubiquinona.
También me gustaría recordar que es una sustancia con mala absorción y que se absorbe mejor con lípidos, por eso os recomiendo que la toméis junto con una cucharada de aceite de oliva y vitamina E.
El aceite de oliva tiene efectos beneficiosos debido a su alto contenido en nutrientes y sobretodo al Omega-9 y la vitamina E. Además es un excelente portador de moléculas lipófilas como la coenzima Q10.
La vitamina E es el agente antioxidante principal de los lípidos que constituyen las membranas celulares. La ingesta concomitante de vitamina E y coenzima Q10 aumenta la biodisponibilidad de ésta última. También te puede interesar leer el artículo de Vitamina E: propiedades, beneficios y contraindicaciones.