CAL 209,6 · HC 27,2 · PR 4,4 · GR 9,4 [100 GR]
Coffee cake. O tarta para el café.
Que no de café. O no necesariamente.
Y es que nuestros vecinos los brittish tienen soluciones gastronómicas para cada situación de la vida. Se han inventado el coffee cake, que es una tarta que no es tarta para acompañar el café, y también un sandwich específico para tomar con el té de las cinco [que se toma a las cuatro].
Y mira, yo he pensado que si tenemos coffee cake y tea sandwiches, voy a empezar a confeccionar una serie de pasteles y aperitivos para acompañar determinadas situaciones de la vida donde es importante que medie un bocado suculento y adecuado.
El primero va a ser un aperitivo para después de spinning, el spinning-bite, que así suena más molón que decir dame-comida-que-vengo-deslomada.
Voy a hacerme un pastel para mientras hablo con la vecina de sus plantas, algo grandecito y bien de azúcar para aguantar estoicamente la chapa, y un pastel megaenorme que voy a llamar pastel-vengo-del-dentista.
Algo blandito y rico que me haga olvidar.
Haré un sandwich que se maneje con una sóla mano para los ratos de mimos gatunos, y un aperitivo de domingo de limpieza general, algo que reconforte y haga olvidar el olor a desinfectante para baños.
¿No estamos hablando de una tarta para tomar con el café? Pues eso. Una situación, una comida.
A lo que vamos. Un coffee cake es una tarta de masa [es decir, una masa tipo bizcocho], pero extremadamente jugosa, por norma rellena de fruta, y con algún tipo de frosting ligero.
No es una tarta-tarta, con mil capas de cosas dentro y una montaña de frosting de mantequilla con una sirena de fondant saliendo de su interior. Las coffee cakes son tartas sencillas, más bien rústicas, altas y jugosas, y se terminan con un frosting muy ligero, algún tipo de streussel o fruta fresca.
Pero tampoco es un bizcocho. Es decir, no es un pound cake grasientamente delicioso ni nada parecido. Tiene más espíritu de tarta que de bizcocho.
Y esta de hoy, además es integral, endulzada con stevia y llena de deliciosas manzanas y nueces. Una cosa de lo más razonable.
Para tomarte un café, y un trozo de tarta, y sentirte a gusto con la vida.
Una de las razones por las que no suelo hacer tartas es porque no me gusta demasiado el azúcar. Pero eso no significa en absoluto que no me gusten las tartas, eso sí. Las tartas me chiflan. Pero sin mucho azúcar. Y sin lácteos. Ah, y que sean integrales. Y eso. Una cosa de lo más normalita.
Que vas tú a una pastelería y pides una tarta sin lácteos, integral y sin azúcar y te mandan a la frutería a por un manojo de apios.
O a tu casa a hacerte tu tarta.
Y aquí estoy. Con una coffee cake voluptuosa, rústica, adorable, de aspecto ligeramente tosco, con un interior húmedo y jugoso como para morirte del gusto aunque seas de esos que toman tartas de harina refinada con azúcar y nata. Es decir, una persona normal.
Lo que más me gusta es que además de que la combinación manzanas-nueces-canela es un caballo ganador, el frosting de sirope de sidra es absolutamente encantador, no resulta para nada excesivo, y da una sensación como de café de media tarde en la campiña inglesa justo antes de iniciar una partida de cricket, que es una cosa muy maleni y muy adorable.
Como de abuelita. Algo para quererlo.
INGREDIENTES [12 PORCIONES COMO POSTRE / 8 PORCIONES COMO DESAYUNO] Manzanas, 700 g [peso inicial, manzanas enteras] Sidra dulce, 150 g [la achampanada, aunque si tienes natural, úsala] Harina blanca de trigo, 50 g Harina integral de trigo, 225 g Levadura, 2 cucharaditas Bicarbonato, 1 cucharadita Canela, 1 cucharadita Sal, una pizca Mantequilla*, 100 g a temperatura ambiente Stevia líquida, 1 cucharadita [6 g]** [O 200 gramos de azúcar] Huevos, 3 uds [medianos, unos 150-170 g] Vainilla, ½ cucharadita Leche de avena, 200 g*** [o la leche que uses habitualmente]Nueces, 50 g
Glasa Sidra, 50 g Azúcar glas, 100 g * Nota para intolerantes. Esta receta es apta para intolerantes a la lactosa. Casi todos los intolerantes podemos tomar mantequilla normal, dado que la presencia de lactosa es residual, pero si tú no puedes, existen mantequillas especiales en el mercado. ** Tienes que calcular la cantidad de stevia según su concentración: cada gramo de extracto puro equivale a 300 gramos de azúcar. Yo he usado una que tiene una concentración del 0.10%, por lo tanto un gramo de producto equivale a 30 de azúcar. ***Si no eres intolerante a la lactosa, no hay ninguna razón para usar leche vegetalMODUS OPERANDI
Lo primero que vamos a hacer es preparar el sirope de sidra y el puré de manzana, para tenerlo listo cuando lo necesitemos.
Para el puré de manzana, pesamos unos 200 gramos de manzanas, las pelamos y troceamos muy menudas, y las cocemos en el microondas unos 8 o 10 minutos, hasta que estén blandas y se deshagan con el tenedor.
Se puede hacer al fuego, en este caso es conveniente añadir un par de cucharadas de zumo de limón porque en un cazo se evaporan más líquidos.
Lo trituramos, y reservamos. Nos quedarán aproximadamente 80-90 gramos de puré al final del proceso.
Para el sirope de sidra, lo único que tenemos que hacer es poner a hervir toda la sidra [200 gramos], hasta que evapore el alcohol y se reduzca un poco, unos 10 minutos a fuego bajo. Reservamos.
Y comenzamos a preparar nuestro cofeecake.
Pesamos la harina blanca, y le añadimos la levadura, el bicarbonato, la pizca de sal y la canela. Tamizamos y reservamos. En otro bol, pesamos la harina integral, tamizamos y reservamos.
En un bol hondo, ponemos la mantequilla en punto pomada y la batimos con varillas hasta que esponje ligeramente. Si usamos azúcar, la añadimos al comienzo, la mezcla se montará y doblará el volumen, pero con stevia no hay mucho que hacer a este respecto, así que nos limitaremos a batirla un poco para darle un mínimo de firmeza y que coja algo de aire.
A la mantequilla ya cremosa, le añadimos la stevia, recuerda lo que te dije de la cantidad en las instrucciones. Y finalmente incorporamos el puré de manzana, y lo batimos bien.
Sobre esta mezcla, añadimos los huevos de uno en uno, es decir, no añadimos el segundo hasta que se integre el primero, y lo mismo con el tercero. Lo hacemos con las varillas en potencia media.
Si los huevos están fríos, lo más probable es que la mezcla se corte un poco y se separe la grasa. No hay problema. Se unirá de nuevo al añadir la harina.
A esta mezcla añadimos la vainilla, y 3/4 partes de la sidra ya reducida, dejando un poco para preparar el frosting.
Incorporamos de una vez la harina blanca con la levadura, el bicarbonato, la pizca de sal y la canela, y mezclamos a velocidad baja.
Y por último, añadimos en este orden y mezclando bien tras cada adición, mejor a mano y con espátula en movimientos envolventes [o con las varillas al mínimo]: la mitad de la leche, la mitad de la harina integral, el resto de la leche y el resto de la harina integral.
Dejamos esta mezcla un momento, y nos pasamos a las manzanas. Las pelamos y laminamos, no lo hemos hecho antes para que no se oxiden, pero si las quieres preparar con antelación lo mejor es rociarlas con zumo de limón.
Yo tengo una mandolina muy rápida, y las hago láminas en un momentín, así que suelo dejarlo para último momento siempre.
Incorporamos la manzana y las nueces ligeramente partidas a la masa, y lo volcamos en un molde.
A mí personalmente me gustan los aros de hornear, porque así en función de la masa, abro el aro a ojo para que quede un bizcocho altito y jugoso.
Esta vez tendrá unos 18-20 cm de apertura, y ha quedado un cofeecake jugoso a más no poder. Es importante que estos cakes queden con una altura importante, si los hacemos muy bajos se pueden quedar secotes.
Lo horneamos en el horno precalentado a 250ºC, que bajaremos a 180ºC en el momento de meter el molde, y lo dejaremos a 180 durante 45-60 minutos [depende de la altura de la masa, lo mejor es ir pinchando y comprobando si está cocido en el centro]
Frosting
En un bol ponemos 100 gramos de azúcar glas [aquí no hay stevia que valga] y le añadimos sirope de sidra hasta tener una consistencia densa, dos o tres cucharadas más o menos, y lo volcamos sobre el coffeecake ya hecho.
Dejamos enfriar.