Revista Arquitectura
Colaboraciones de Extremadura, caminos de cultura: Ciudad antigua de Lacimurga (términos municipales de Navalvillar de Pela y Puebla de Alcocer), en la Lista Roja del Patrimonio
Por WebsamuelrcEl conocido Embalse de Orellana, además de ofrecer a los habitantes y visitantes de las tierras nororientales de la provincia pacense un entorno ideal donde poder disfrutar de la naturaleza, convertido en enclave por el que discurren rutas interminables junto a sus orillas, lugar donde ejercer actividades deportivas y pesqueras, o sencillamente un rincón en la región donde escapar del calor gracias a un gratificante baño en sus playas de interior, guarda a los pies del Cerro del Cogolludo, que surge sobre la laguna artificial en el margen derecho del Guadiana, otro tesoro para muchos aún desconocido: la Ciudad antigua de Lacimurga. Descubierto, al parecer, a mediados del siglo XIX, y excavado a comienzos de los años 90 del pasado siglo, este yacimiento arqueológico, cuyos vestigios abarcan desde la época prerromana hasta el medievo, con predominio de las construcciones datadas bajo la dominación romana de la Península Ibérica, está considerado como uno de los más destacados de la región, relevante para el conocimiento del pasado de Extremadura. Sin embargo, el mismo se encuentra en pleno abandono. Es por este motivo que la Ciudad antigua de Lacimurga ha sido recientemente incluida dentro de la Lista Roja del Patrimonio, elaborada por la asociación Hispania Nostra en defensa del patrimonio cultural, así como natural, de nuestro país. Para ello, Extremadura: caminos de cultura ha tenido nuevamente el honor de colaborar en tal actuación. Esperemos que esta labor sirva, desde su voz de alarma, para afianzar la protección y salvaguarda de este valor cultural, así como para el conocimiento y promoción de este bien que nutre el rico legado histórico-artístico de nuestra región.
A continuación, os dejo con el enlace que conduce a la ficha que sobre este yacimiento figura en la Lista Roja del Patrimonio, tras el que publico además una breve descripción del monumento, así como unas sencillas reseñas para poder llegar al mismo.
http://www.hispanianostra.org/lista-roja/?q=node/696
Arriba y abajo: si bien las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en Lacimurga pusieron a la luz diversos sectores que conformaban la antigua ciudad a lo largo de la falda y pies del Cerro del Cogolludo, datados éstos entre la época prerromana y el medievo peninsular, los vestigios más abundantes y relevantes correspondían a los siglos de dominación romana, destacando entre todos ellos una casa con baños, posiblemente termas públicas, entre cuyos vestigios aún pueden visitarse estancias tales como el caldarium, con pequeña bañera para el disfrute del agua caliente (imagen superior), el tepidarium o habitación templada, con banco corrido junto a sus muros, así como una gran piscina sellada con opus signinum en el frigidarium, destinada al baño con agua fría (imágenes inferiores).
- Historia/descripción de bien:Existe controversia en cuanto a la identificación de las ruinas de la ciudad hallada en el Cerro del Cogolludo, dividido entre los términos municipales de las localidades pacenses de Navalvillar de Pela y Puebla de Alcocer, sobre la orilla derecha del río Guadiana. Mientras que algunos autores sitúan aquí la Lacimurga Constantia Iulia descrita por Plinio el Viejo y ubicada en la Bética, la mayoría de los estudios establecen en este yacimiento la Lacimurga o Lacinimurga de Ptolomeo, incluida dentro de la provincia lusitana. El oppidum prerromano, del que se han rescatado joyas orientalizantes datadas en los siglos VI-V a.C., daría paso a una ciudad romana convertida en municipio en época de Augusto, o según otros investigadores bajo la dinastía flavia. De esta manera se reaprovechaba un asentamiento desde el que se dominaba uno de los vados del Guadiana y zona de paso entre la Bética y la Lusitania, erigiéndose Lacimurga como la ciudad desde la cual controlar una extensa zona rural de desconocidos límites, cuyas villas y explotaciones se pudieron servir de las vegas del Guadiana y Zújar.
Apareciendo restos arqueológicos desde mediados del siglo XIX, sería durante los años 90 cuando se ejecutaran las primeras labores de excavación, resultando de las mismas cuatro sectores diferenciados en la zona más meridional del cerro. El sector sur, dominando el desfiladero, correspondería con los vestigios romanos más antiguos, datados entre los siglos II-I a.C. y consistentes en un edificio de carácter monumental, posiblemente público, para cuya construcción se aprovechó una plataforma natural del terreno rodeándose de un fuerte amurallamiento. En el sector oriental, se conservan ruinas de viviendas y edificios de almacenaje, mientras que en el sector occidental se enclavan los restos más destacados del lugar, fechados entre los siglos I a.C. y I d. C., identificados con una vivienda con baños o bien un edificio de termas públicas, elevado sobre mampostería, sillares graníticos y ladrillo, y donde destacan el pequeño caldarium, con labra u honda bañera, el tepidarium rodeado de banco corrido, y el frigidarium o gran piscina para el agua fría lucida con opus signinum. El sector noroccidental estaría presidido por un gran depósito de agua, bajo el cual se conservan grandes sillares que indicarían la posible presencia de un edificio público, mientras que en las inmediaciones del propio risco multitud de bancales y muros de aterrazamiento de mampostería, aún por excavar, podrían señalar la presencia de viviendas y sistemas de defensa prerromanos en la parte más elevada del yacimiento.
Arriba y abajo: dominando el desfiladero, en la zona más meridional del Cerro del Cogolludo, se elevó durante los primeros siglos de dominación romana de la zona un posible edificio público de grandes dimensiones, aprovechando para ello una plataforma natural del terreno, rodeado de un fuerte amurallamiento y dotado de diversas estancias elaboradas con piezas graníticas, de las que aún quedan constancia (imágenes inferiores).
- Cómo llegar:
La Ciudad antigua de Lacimurga, enclavada a los pies del Cerro del Cogolludo, conforma una simbiosis con mencionado risco de tal manera que dar con él significa encontrar los restos de la antigua población. Este macizo rocoso, que domina, en la orilla derecha del Guadiana, la zona central del Embalse de Orellana, mantiene fácil acceso, tanto a pie como en vehículo, gracias a la conservación de la antigua vía que, antes de la construcción del pantano, unía la localidad de Puebla de Alcocer con las vecinas localidades ubicadas al norte del río, utilizándose para ello el conocido como Puente de Cogolludo convertido, hoy en día, en asiduo enclave pesquero.
La forma más fácil de alcanzar el Cerro del Cogolludo y, por ende, la Ciudad de Lacimurga, parte de la carretera autonómica bautizada como EX-115 que une, desde la carretera nacional N-430, la localidad de Navalvillar de Pela con Quintana de la Serena. Es entre el municipio peleño y el de Orellana de la Sierra, u Orellanita, donde encontraremos, a mano izquierda y en el kilómetro 9 de esta calzada, un desvío que nos conduce tanto al Cerro del Cogolludo como al Yacimiento de Lacimurga, ambos publicitados con cartelería. Esta antigua carretera, actual camino de tierra conocido como de Maribáñez, comunica esta vía autonómica con la EX-103, que nos conduce hasta Puebla de Alcocer, localidad que comparte titularidad con Navalvillar de Pela sobre las tierras sobre las que se asienta Lacimurga, y desde la cual, deshaciendo el camino, también es posible alcanzar el yacimiento.
Arriba: en la zona noroccidental del yacimiento fueron descubiertos, además de los restos de un gran depósito de agua, diversas hileras de grandes sillares graníticos que presuponen la antigua existencia en el lugar de un edificio destacado o de uso público.
Abajo: según nos alejamos de las zonas más llanas y cercanas al desfiladero, mientras subimos las laderas del cerro y nos aproximamoss al risco en sí, una infinidad de bancales nos acercan a los vestigios más antiguos de la ciudad de Lacimurga, posibles restos de los inmuebles y viviendas prerromanas que dieron origen al lugar, aún por excavar.
En caso de acercarnos al Embalse de Orellana desde las capitales autonómica o provincial pacense, es posible también alcanzar la carretera autonómica EX-115 sin necesidad de acudir hasta Navalvillar de Pela, tomando el desvío que, desde la carretera nacional N-430 nos conduce hasta Orellana la Vieja desviándonos a la altura de Acedera (BA-648). A la entrada del municipio que da nombre al embalse, sin necesidad de adentrarnos en el mismo, encontraremos el cruce que nos lleva hasta Navalvillar de Pela y Orellana de la Sierra. Alcanzada esta última localidad, el camino de Maribáñez partirá igualmente desde el kilómetro 9 de la vía, encontrándonos con el mismo esta vez a nuestra derecha. En caso de querer hacer la ruta a pie, un sendero trazado campo a través, contando con más de siete kilómetros de recorrido, parte poco después de sobrepasar Orellanita desde un tramo en desuso del antiguo trazado de la carretera autonómica, uniéndose al camino de Maribáñez tras más de dos kilómetros caminando por un bello paisaje de dehesas, riberas y campo extremeño.
Arriba: entre los cuatro sectores excavados de la antigua ciudad es fácil encontrar restos de inmuebles diseminados por los dominios del que fuese antiguo oppidum y municipio romano, hoy en día, y tras el abandono de las excavaciones arqueológicas, invadidos por la vegetación e indefensos ante la intemperie, el vandalismo y el expolio.
La Ciudad antigua de Lacimurga, cuyas excavaciones arqueológicas fueron polémicamente abandonadas sin que los vestigios hallados fueran nuevamente tapados y puestos a salvo para futuras intervenciones, se encuentra actualmente vallada por la Junta/Gobierno de Extremadura, que gestiona su prospección y salvaguarda. La visita libre al yacimiento no está permitida, si bien la alambrada no mantiene su integridad en diversas zonas de la misma. En caso de desear el acceso al interior del enclave arqueológico, se ruega el mayor respeto hacia el mismo, así como el mejor comportamiento y civismo ante los vestigios de semejante legado histórico, sin olvidar la obediencia ante los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, cuyos miembros pueden estar vigilando los contornos y que nos solicitarán en caso de vernos el fin de nuestra presencia en el yacimiento.
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