La droga, repudiada en el mundo entero, es el instrumento secreto que tienen en Brasil para acercarse a Dios. Ya no hace falta acudir cada domingo a la Iglesia con la esperanza de que el todopoderoso escuche tus ruegos; con ‘colocarte’ hasta las cejas es más que suficiente. El método secreto tiene nombre indígena- ayahuasca- y la utilizaban los indios de la amazonia en sus rituales religiosos para entrar en trance. Esa misma droga ha sido liberalizada por el gobierno brasileño.
El consumo de la Ayahuasca- un potente alucinógeno- es legal… Bien por los creyentes; pero sólo su uso- y no su comercialización… Mal por los narcos. El gobierno de Lula da Silva no pone restricciones al consumo de esta droga. La pueden tomar desde niños a mujeres embarazadas pasando por ancianos; siempre y cuando el fin último sea encontrarse con Dios en el más allá. Los rituales religiosos ya no serán los mismos en el gigante sudamericano de hoy en adelante. Los fieles podrán ponerse hasta las cejas pero tendrán prohibido abandonar los lugares del rito hasta que no se hayan pasado los efectos de la droga… El motivo es que esta droga provoca la perdida de la realidad a los que la consumen y puede inducir al suicidio ya que la realidad se distorsiona.
Además, el Gobierno delega cualquier responsabilidad sobre el consumo de esta droga a los fieles de la comunidad religiosa que desee utilizarla. El gobierno no exige ningún tipo de chequeo médico a los fieles que estén dispuestos a beber este ‘elixir’. La Ayahuasca puede causar graves daños físicos y psíquicos a aquellas personas que no estén preparadas para su consumo ya que es un potente alucinógeno y no todo el mundo está capacitado para someterse a un ‘viaje’ de esa magnitud.
Dos de las religiones más importantes de Brasil: Santo Daime- con 5.000 seguidores- y la Unión del Vegetal- con 15.000- hacen uso de este alucinógeno en forma de té durante sus rituales religiosas para lograr el trance de sus fieles; y han acogido con gozo la decisión del gobierno ya que de ahora en adelante lo podrán usar de forma legal y sin miedo a posibles consecuencias legales por consumo de narcóticos. Pero el problema viene en la legalización de esta droga puede provocar el nacimiento de nuevas ‘religiones’ que usarían la fe como único pretexto para ‘colocarse’. Además, ¿se debería prohibir el consumo de cocaína o marihuana en los ritos religiosos después de legalizar la ayahuasca?
Esta liberalización en Brasil puede traer consecuencias graves ya que es todo el que quiera fundar su religión sólo tendría que esperar un máximo de tres días- lo que tarda el papeleo y acudir a un notario para redactar unos estatutos - en montar su ‘chiringuito’ y colocarse con los amigos.