Quizá no sea el pueblo con más hórreos gallegos, aunque sí es el que se ha ganado el título como la costa gallega de los hórreos. No es de extrañar, ya que este pequeño pueblo situado en la provincia de Pontevedra dispone ya de unos 30 hórreos, la mayoría de ellos al ras del mar. Esto es precisamente su mayor atractivo, ya que es de los pocos pueblos marineros que utilizaban estas construcciones típicas del noroeste como lugar de trabajo, hasta entonces servían para que los agricultores guardasen el maíz y sus legumbres.
Sin embargo, los pescadores empezaron a seguir su ejemplo utilizándolos para secar el pescado y como consecuencia dejaron toda la costa abarrotada de hórreos que, inconscientemente, se convirtieron en el principal atractivo del pueblo. Desde luego, la imagen que podemos captar de los hórreos cayéndose hacia la orilla es increíble.
Sin embargo, aunque esto es lo que más llama la atención de este pequeño pueblo marinero, Combarro tiene mucho más encanto. Para empezar, se dice que es uno de los mejores conservados de toda Galicia, ya que su arquitectura popular se conserva prácticamente intacta. La mayoría de sus casas son de piedra, igual que sus soportales y calles. Además, al ser levantado sobre tierra granítica, es curioso ver como la mayoría de las viviendas están apiñadas unas con otras al ras de mar. Como consecuencia de esto, es bastante frecuente que las calles se llenen de agua cuando sube la marea. El toque mágico y misterioso lo obtienen a través de los cruceiros (cruces de piedra de bastante altura muy típicas de Galicia y Portugal) que están por todo el casco antiguo.
Desde luego, Combarro es de los pueblos con más encanto de la costa gallega, ya que su peculiaridad no deja indiferente a aquel que lo visita. No es de extrañar que en 1972 fuera declarado como Conjunto de interés artístico y pintoresco.