Revista Coaching

Comenzar de nuevo

Por Juansobejano

Comenzar de nuevo

Comenzar de nuevoEstamos en un momento clave de nuestra historia. Lo creo de veras. Posiblemente la crisis haya profundizado en este proceso de cambio, pero creo que no es la única causa. Noto un cierto hastío por seguir haciendo las cosas de la misma manera, noto la necesidad de cambiar y de buscar nuevas formas de hacer y de ser. Se habla de desaprender, de aprender a desaprender. Personas como Eduardo Punset o José Antonio Marina creo que han ayudado mucho en este sentido.

Creo sinceramente que hemos de cambiar la forma de hacer las cosas y comenzar de nuevo. No hablo ya sólo de innovación, sino de redefinición, de algo más profundo que nos ha de permitir cuestionarnos absolutamente todo. Y para eso no vale la administración pública. Esto es una obligación de la sociedad civil.

En el sector de la consultoría y de la empresa creo que es clave que seamos capaces de redefinir los modelos. Suelo hablar aquí bastante del pensamiento de diseño o design thinking. Creo que es una estrategia fundamental para mejorar nuestra capacidad de enfoque y de huir de lo obvio. Cada vez creo más en ello y trato de implicarme en proyectos que así lo reflejen, como la consultora de diseño estratégico 3vectores, de mi amiga Giselle Della Mea y otro que nacerá en breve. Desarrollar un modelo de trabajo en torno al design thinking supone sobre todo un riesgo por lo desconocido que es para el sector, pero es profundamente efectivo en cuanto a resultados.

Junto a éste otros proyectos ocupan mi tiempo, todos con este enfoque distinto, “alternativo” si se quiere e innovador. Unos verán la luz y otros no, pero es importante no perder el enfoque y conocer el objetivo.

Giselle siempre me ha dicho que hemos de olvidarnos de la consultoría y enfocarnos a la no-consultoría. No es sino un nuevo enfoque, una forma de desaprender y acceder al mercado desde otra visión, más cercana, más a pie de calle y menos formalista. No existen clientes, sino problemas que hay que resolver, y en muchas ocasiones ni el propio empresario sabe cuál es. Me recuerda en cierto modo a la consultoría artesana de mi amigo Julen Iturbe, que hace de las relaciones con el cliente algo casi personal (y sin el casi) y va más allá de la entrega de informes o consejos más o menos útiles.

Creo que el tema de la innovación es clave. Pero tengo mis dudas de que podamos mantener una innovación finalista, buscando el mero resultado y retorno monetario. Como comenté el otro día, la innovación ha de afectarnos no sólo en nuestro hacer, sino también en nuestro ser, y seguimos transmitiendo el mensaje pobre y confuso de que la innovación es un tema sencillo, accesible y en el que todos debemos estar. Estamos desvirtualizando todo el valor que tiene en sí la innovación y su semilla transformadora.

Pero se nota que hay una corriente de cambio profundo, se nota que a pesar de los mercaderes de la innovación y del cambio que viven de hacer negocio del mensaje y que no van más allá, hay una auténtica necesidad de desaprender y empezar de nuevo, de trabajar por un modelo de gestión empresarial en el que seamos capaces de dar nuevas respuestas a nuevas necesidades que en muchos casos no somos conscientes de su existencia. Hay magníficos profesionales que ya están manos a la obra.

Es cierto que los mercaderes gritan mucho y gritan alto, pero cuando callan nada permanece. Es necesario gritar menos y crear más, crear con bases sólidas y con voluntad de permanencia. Unas veces lo conseguiremos y otras veces no, pero no podemos quedarnos en el griterío. Nos va demasiado en ello.

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