Tan tentador como siempre en una confluencia privilegida del Eixample de Barcelona, el histórico Colmado Múrria lleva unos pocos meses de vida nueva pero ya ha calado fuerte con su propuesta gastronómica. De la fascinante tienda de embutidos, ahumados, quesos, aceites, vinos, conservas y ‘delicatessen’ varias de toda la vida, al restaurante donde disfrutar en un espacio con carisma de la magia del chef Jordi Vilà.
Joan Múrria, que sigue asomado al mostrador de la tienda a sus 73 años.El local de 1898 –que en 1943 adquirió Josep Múrria, el padre del que hasta el año pasado fue único titular, Joan Múrria– cerró unos meses en 2022 para preparar su nueva etapa. Hubo gran expectación porque el establecimiento modernista forma parte del Catálogo de protección arquitectónico, histórico y paisajístico de los establecimientos emblemáticos de la ciudad de Barcelona. Sus escaparates han sido siempre un icono local, archifotografiados.
Los quesos son imprescindibles, para llevar o degustar in situ.Para la nueva singladura el comerciante se asoció con Ernest Pérez-Mas (propietario también de la bodega Heretat Mascorrubí) y Vilà al timón de la cocina para reinventar el colmado. Ahora se puede hacer la compra, degustar algún platillo o cenar íntimamente. Incluso hay un pequeño reservado para grupos de hasta 10 personas en lo que antes fue un almacén de vinos.
Experiencias gastronómicas
En el Colmado Múrria prometen (y cumplen) “experiencias gastronómicas”. El mostrador incluso ha ampliado hasta las 200 referencias el apartado de quesos, por poner un ejemplo. Mientras que El Murri es una barra con mesas altas más informal y de tapeo, y La sala 1898 es la parte más noble, con capacidad solo para ocho comensales y posibilidad de menús degustación.
El bacalao con sanfaina.Inicialmente, estos dos espacios ofrecían propuestas distintas, la segunda más formal y elaborada, pero para facilitar el servicio y dar abasto a la demanda, en las últimas semanas están unificando la carta para los dos espacios e incorporando algunos cambios.
Para mojar pan
Jordi Vilà, con una estrella Michelin por su restaurante Alkimia, despliega su sello personal potenciando la identidad local y de proximidad, e inmortalizando muchos platos de chup chup para los que hay que echar mano de pan. Pero siempre con su punto de reinterpretación, y donde hay cabida a la sorpresa o el aplauso.
Tartar de lubina con caviar y crema agria.El repertorio abarca de bocados rápidos (como Matrimonio de salmón y papada ibérica, Eclaire de rillet de pollo…) a otros platos compartibles, entre los que destacan la tortilla Florentina de la Marga (homenaje a la que elaboraba el restaurante del mismo nombre en la calle de Saragossa, hasta su cierre por jubilación). Se elabora con el pan con tomate entre el huevo y coronado por jamón ibérico y el resultado hace justicia a la original. En cambio, la croqueta deconstruida sorprende, aunque no sería un plato para repetir en una nueva visita.
Embutidos, ahumados y foies para llevar a casa.También la ensaladilla Múrria (con brandada de bacalao, entre otras versiones, y que se suele agotar), la terrina casera de Campagne, el calamar encebollado, los canelones de tres carnes de asado con trufa fresca, el fricandó de ternera con ‘trompetes de la mort’, o el más original fricandó de atún (un intenso bocado de mar, meloso y extraordinariamente ejecutado) o el ‘cap i pota’ a la manteca negra y alcaparras… Platos poderosos que no dejan indiferente.
Quesos en el plato
Y aunque la solvencia de los postres está garantizada, resulta casi obligado hacer una incursión en los quesos (sean como plato principal o como guinda), a la vista del repertorio tanto de proximidad como internacional que llaman desde la zona de colmado. Se pueden elegir varias referencias y dejarse guiar por la casa, en función de la intensidad que uno demande.
Obviamente, si algo brillaba ya en la tienda de Múrria eran las bebidas, así que existe la oportunidad de maridar u optar por descubrir algún vino entre sus 250 referencias, o bien entre una treintena en el caso de espumosos.
Colmado Múrria
Roger de Llúria, 85 08009 Barcelona
T.932 15 57 89
Horario de tienda: de 10.00 a 20.00h
Restaurante: de13.00 a 15.30h y 20.00 a 22.30h
Wine bar y barra de quesos y embutidos: de 10.00 a 13.00h y de 16.00 a 20.00h.