Bajos niveles de ácidos grasos omega-3 podrían estar detrás de la depresión posparto, de acuerdo con una revisión liderada por Gabriel Shapiro de la Universidad de Montreal y el Centro de Investigación Sainte-Justine.
Las mujeres están en mayor riesgo de depresión durante sus años fértiles, y el nacimiento de un niño puede desencadenar un episodio de depresión en las mujeres vulnerables. La depresión posparto se asocia con deterioro de la salud materna, así como problemas de desarrollo y de salud para su hijo.
La literatura muestra que podría haber un vínculo entre el embarazo, los ácidos grasos omega-3 y la reacción química que permite la serotonina, un regulador del estado de ánimo, que se libera en el cerebro.
Muchas mujeres deberían llevar su ingesta de ácidos grasos omega-3 a los niveles recomendados.
Debido a que los ácidos grasos omega-3 se transfieren de la madre al feto y más tarde al niño al ser amamantado, los niveles de omega-3 de las madres disminuyen durante el embarazo, y permanecen bajos por lo menos seis semanas después del parto. Además, en adición a las circunstancias biológicas específicas de las mujeres embarazadas, se ha encontrado que en los EE.UU. la mayoría de las personas no consumen las cantidades suficientes de ácidos grasos omega-3.
Estos hallazgos sugieren que las nuevas estrategias de detección y las prácticas de prevención podrían llegar a ser muy útiles, según la opinión de los profesionales, pero señalaron que el estudio es preliminar y es necesaria investigación adicional para aclarar el vínculo e identificar las razones del mismo.