Que comer es mucho más que ingerir alimentos es algo que todas las personas tenemos claro: comemos en actividades sociales, para celebrar, para unir...Pero también comemos guiadas por emociones, como recompensa o como consuelo.
ES algo que, en mayor o menor medida nos pasa a todo el mundo (¿ quién no ha dicho alguna vez, "me lo he ganado" al disfrutar del algo rico?) pero puede convertirse en un hábito tóxico o incluso peligroso.
Te cuento más ahora mismo.
1. Alimentación y emociones.
Esto de relacionar la alimentación con los estados de ánimo no es nada nuevo, ya en los sesenta (Schachter, Goldman & Gordon, 1968) hablaron de "comedores emocionales" al referirse a personas que cambiaban sus pautas de alimentación en función de cómo se sentían. Y si lo piensas, es algo muy común: ¿quién no pierde el apetito ante un disgusto o alguna vez ha comido demasiado de pura ansiedad? Dentro de todo esto, que podríamos considerar una relación "normalizada" de tus emociones y tus pautas de alimentación, ha habido autores que han estudiado la presencia de ciertas pautas habituales en las personas:Otro aspecto sería hablar de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCAs), en estudios sobre esta problemática sí que destacan otro tipo de emociones de fuerte carga antes y después del consumo de alimento, como por ejemplo la culpa, el autodesprecio o el remordimiento.
2. Ojo con la cultura de la dieta.
Justo en el último párrafo hablaba de ciertas emociones que se asocian a la alimentación en el caso de enfermedades mentales como la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón. La cultura de la dieta hace referencia a todo un sistema de creencias, valores y actitudes acerca de la alimentación y el cuerpo. Es una forma de pensamiento que nos afecta principalmente a las mujeres y que revistas femeninas, entre otros medios culturales, se han dedicado a reproducir de manera machacona y abusiva. ¿Te suena exagerado? A ver cuántas de estas afirmaciones has oído/leído alguna vez:
3.El trastorno por atracón, un TCA menos conocido y muy extendido.
Otro aspecto que tiene mucha relación con la alimentación emocional es el trastorno por atracón. Es curioso como en nuestra cultura se han difundido mucho más conceptos como anorexia o bulimia y sin embargo, este TCA es menos conocido a pesar de que es igualmente doloroso y duro.
El trastorno por atracón se caracteriza por episodios de una ingesta mucho mayor de lo que una persona necesita, a menudo motivados por emociones que la persona sufre y no puede gestionar adecuadamente; tras el episodio de ingesta, además, se suscitan emociones de culpabilidad y vergüenza (además de malestar físico) lo cual ocasiona muchísimo sufrimiento a la persona que lo vive, que siente que es incapaz de controlar este tipo de comportamiento.
Tener conciencia de que a nuestra toma de decisiones con respecto a qué comer le afectan nuestras emociones y viceversa, así como tomar conciencia de que se promueven a veces enfoques muy poco saludables de la alimentación, es básico para nuestro bienestar y nuestra salud.